En la consulta cotidiana del Médico de Familia el empleo de cualquier tipo de terapias con un valor añadido a los tratamientos convencionales y muy especialmente si vienen avaladas por su seguridad, personalización y eficacia deberían ser bienvenidas.

Por eso, después de más de 25 años de práctica homeopática en los diversos Centros de Salud en los que he trabajado y de una excelente experiencia tanto de su aceptación por parte de los pacientes como de su utilidad, creo que las principales fortalezas de los medicamentos homeopáticos y de la homeopatía en mi consulta son:

• Un método que me ayuda tanto al diagnóstico del paciente después de haber realizado el diagnóstico de la enfermedad desde la perspectiva osleriana que enuncia que es más importante conocer al paciente que tiene la enfermedad que la enfermedad que tiene el paciente.

• Una práctica que favorece la comprensión del problema de salud del paciente de un modo global, desde una perspectiva física, psíquica y social. Algo que desde siempre los Médicos de Familia hemos buscado con ahínco.

• Una manera de observar y compartir el problema con humildad y respeto hacia el otro como premisas para la búsqueda de soluciones.

• Un vademécum adicional con un nutrido grupo de fármacos legales, eficaces y seguros.

• Una de las mejoras estrategias que conozco para prevenir la enfermedad y mejorar la salud de un modo personalizado y compartido. O lo que es lo mismo, llevar a cabo un trabajo clínico buscando más la hechura a medida (una terapia de sastre) en vez de la habitual de Prêt-à-porter o de grandes almacenes, igual para todos en función de la enfermedad.

Por todo ello, y por otras muchas cosas más, pienso que la incorporación a mi práctica de los medicamentos homeopáticos me ha hecho ser un médico más comprensivo, reflexivo, humilde y eficaz para mis pacientes.

Y siento que la homeopatía es y será una terapia necesaria y cargada de futuro.

Si te ha gustado ¡compártelo!