Talibanes en medicina, talibanes en homeopatía
Vamos a reflexionar en este post sobre un tema que quizás se sale un poco de lo habitual pero que en su vertiente general ha estado de nuevo de actualidad en los años recientes.
Se trata del talibanismo en sus diversas formas, del científico, médico y, en lo que a nosotros respecta, el homeopático. De cómo se forma y de cómo poder reconocerlo y abordarlo.
Etimología
Siempre me gusta saber de dónde vienen las palabras, su significado, su procedencia. Y, en este caso, tengo que confesaros una primera gran sorpresa con el origen de la palabra talibán.
Talibán viene del persa de ṭālib ‘estudiante’, y este del árabe ṭālib ‘buscador de conocimiento’.
Así que talibán es el estudiante, el que siempre está aprendiendo, el que busca el conocimiento.
No está mal para empezar.
Por otro lado, como ya es sabido, los talibanes son un movimiento integrista musulmán fundado por el mulá Omar en Kandahar (Afganistán). Son partidarios de aplicar la ley islámica. Una vez en el poder, emprendieron reformas dictatoriales, sobre todo para las mujeres, suspendiendo la educación femenina, relegándolas al ámbito doméstico, imponiendo el burka en público, prohibiendo libertades, etc. Todo aquello por lo que se supone que Occidente emprendió una guerra contra ellos y que, al final, quedó en nada o, mejor aún, en algo peor.
Pero ese es otro tema.
A lo que íbamos, que con esos antecedentes no es de extrañar que el significado de la palabra talibán haya cambiado y venga a ser sinónimo de fanático, intransigente, intolerante, inflexible, obstinado, rígido, dogmático…
Fanático intransigente resume la RAE o, en otra acepción, miembro de una secta, subrayo, talibana.
Talibanes en medicina
Talibanes, intransigentes, por supuesto que hay en ciencia y en medicina. En todos los ámbitos, diría yo. También en economía, política, religión.
Refiriéndonos a nuestro campo, todos conocemos actitudes médicas que van más allá de lo razonable en cualquier procedimiento. Ya sea en cuidados previos a la muerte (encarnizamiento terapéutico) o en cualquier otra especialidad, desde las hospitalarias hasta la atención primaria. Porque, en realidad, el talibanismo es una cuestión de actitud, de talante. Es una actitud del médico más que del procedimiento o especialidad.
Ya lo sabíamos, pero estos últimos años hemos podido comprobar, una vez más, ese talibanismo científico censurando, prohibiendo (incluso con graves perjuicios para los disidentes) todo aquello que se saliese de la ortodoxia. Y no estoy hablando de opiniones o teorías raras o extravagantes, sino prudentes y muy razonables y emitidas por científicos respetables que automáticamente dejaron de serlo. Fue igual. El peso del talibanismo cayó sobre ellos.
Así parece que funcionan las cosas. En este sentido, la MBE (Medicina Basada en la Evidencia) está mostrando cómo una buena, noble y útil idea ha sido cooptada por los laboratorios y el sistema y se ha convertido en una estrategia más del marketing farmacéutico empezando a perder el crédito que un día tuvo.
Recordemos, también, algo que tiende a relegarse sistemáticamente y que haría que cualquier médico seguidor, incluso incondicional, de la MBE no tuviese una actitud intransigente o talibana. Uno de los pilares de la MBE (Sackett1), además de la mejor evidencia disponible en cada momento y la experiencia del clínico, son los valores y preferencias del paciente adecuadamente informado. Mi amigo, el Dr. Gualberto Díaz, ya utilizaba este término, talibanismo, en este post.
Así pues, ¿cómo vas a querer imponer algo a alguien si en tu propia teoría te dice que has de tener siempre en cuenta esos valores y preferencias de tu paciente?
Talibanes en homeopatía
Siendo grave la existencia de talibanismo en ciencia y medicina lo es más aún, en mi opinión, en homeopatía.
Sí, porque haberlo, haylo. Disfrazado, por supuesto, como pasa siempre, de ese “yo soy el único portador de las esencias inamovibles” o de un piadoso “yo sí sé lo que necesita el paciente” (y no él).
Sin embargo, mal que nos pese, son los pacientes los mayores expertos, los que más saben sobre sí mismos, sobre lo que quieren y anhelan, con todas sus humanos errores, sus circunstancias y sus contradicciones.
¿Vamos pues a culparlos o, incluso, abandonarlos, porque en medio de nuestro excelso tratamiento homeopático ha cometido el sacrilegio de tomar este o aquel otro fármaco o cualquier otra conducta que se salga del supuesto recto camino?
¡Qué poca empatía y humanismo hay en las conductas talibanas!
Yo creo los médicos tenemos que tratar a los pacientes con lo que nos traigan, con sus decisiones, errores y contradicciones, como decía. Nosotros estamos para tratarlos, informarlos y acompañarlos, con respeto y delicadeza, sea lo que sea que ellos decidan o hagan.
Y si la relación de confianza se rompiese no los culpen, por favor, háganse un favor como médicos y reconozcan su dificultad o imposibilidad en seguir adelante y denles la seguridad de que otro colega lo hará mejor.
Y en cuanto a las supuestas esencias, cada cual tendrá su opinión y, en conciencia, su mejor manera de hacer, pero seamos humildes y tolerantes y no permitamos entre nosotros las mismas actitudes que deploramos cuando nos llegan desde otros ámbitos.
La moral talibán
Hace tiempo que escribí2 que había demasiada moral incrustada en textos homeopáticos. Más que moral, moralina, diría yo. Y no de Hahnemann precisamente.
El Dr. Hahnemann, fundador de la homeopatía, como tantos científicos y médicos extraordinarios, tuvo el gran mérito de señalar con el dedo. Señaló hacia un lugar donde la medicina estaba (y está) coja y renqueante. Trajo un candil y alumbró ese lugar. Experimentó, construyó conceptos, pulió el método y lo fue variando con naturalidad tal como los años y la experiencia le iba dictando. No había nada inamovible, nada que no fuese susceptible de cambiarse.
Y es nuestra tarea, también con nuestro errores y contradicciones, seguir ese camino. Dejemos, pues, de morder el dedo y sigamos mirando y avanzando hacia donde señala.
Al final, todos nos morimos, todos nos enfermamos, a veces, incluso, de la manera más aparentemente cruda y menos comprensible por muy rectos que hayamos creído ser en tal o cual práctica o teoría.
Porque la vida es más que cualquier teoría. Porque la tolerancia, el respeto, vale más que cualquier teoría. Así que, puestos a ser talibanes, seámoslo de forma radical, como la etimología de esa palabra.
Los que siempre son aprendices, los estudiantes, los que humildemente siguen buscando y compartiendo, con flexibilidad y comprensión, un trocito de conocimiento.
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Referencias
- Sackett DL, Rosenberg WM, Gray JA, Haynes RB, Richardson WS. Evidence based medicine: what it is and what it isn´t. BMJ. 1996 Jan 13;312(7023):71-2)
- Fernández G., ¿Que la Fuerza nos acompañe?, Revista Homeopática de la AMHB, 2004, 51, 3-10
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Qué maravilla de post, querido Gonzalo. Gracias, una vez más, por esa pedagogía constante, que también forma parte de la salud y el equilibrio de la familia humana.
Un gran abrazo!
Gracias, Sol, por seguirnos!
Un abrazo
Querido amigo; imprescindible post en estos tiempos que vivimos. Lo comparto desde la primera hasta la última sílaba.
Te mando un gran abrazo.
Me alegra mucho coincidir, Guillermo!
otro abrazo para ti!