Sol, niños y homeopatía. Preguntas frecuentes
Tener hijos y disfrutar de los placeres del verano no es incompatible, pero debemos tener en cuenta ciertas precauciones si no queremos que una actividad tan lúdica y gratificante pase factura a nuestro retoño. Veamos las claves para disfrutar con los niños de un verano seguro y protegidos bajo el sol.
Los rayos ultravioleta (UVA) son los responsables del daño en la piel. Son los que incrementan el riesgo de cáncer cutáneo aunque no producen quemaduras solares. Los UVA tienen capacidad de penetrar en la piel en profundidad y provocan igualmente las arrugas y el envejecimiento cutáneo. Además, son los que provocan los errores en el ADN con las consecuencias que esto conlleva. El daño provocado por estos rayos se acumula en la piel con el tiempo, sobre todo desde el nacimiento hasta la adolescencia.
Por su edad, los lactantes no disponen de mecanismos de termorregulación lo suficientemente maduros, por lo que se pueden sofocar si la temperatura ambiental es elevada (más aun en la playa). El bebé, al no hablar, no nos podrá expresar si tiene frío, calor o sed, por lo que conviene vigilar la temperatura de su piel, si está irritable o si le da fiebre, y ofrecerle líquidos con frecuencia para evitar la deshidratación o el golpe de calor que muchas veces apreciamos cuando ya es tarde. Recordemos que la prevención consiste en adelantarse a las situaciones antes de que éstas ocurran.
¿A qué edad puede un bebé ir a la playa o piscina?
En primer lugar, deberíamos aclarar que los niños menores de 6 meses no deberían exponerse al sol en ninguna ocasión, es más, no hay ningún protector solar recomendado para bebés menores de 6 meses. Si lo hacen, antes que usar un filtro solar es preferible permanecer a cubierto, debajo de una sombrilla y vestido con ropita ligera de tejidos naturales como el algodón. No obstante, en caso de acudir a la playa o piscina, hacerlo en las horas de más baja insolación como las primeras horas del día o últimas de la tarde.
A la hora del baño, deberemos tener el cuenta que el peso y la escasa actividad del niño son decisivos a la hora de enfriar su cuerpo. Evitemos los baños prolongados, sobre todo si el niño no está cómodo, y no esperemos a verlo morado para sacarlo del agua.
Dada la cantidad de productos químicos con que se trata el agua de las piscinas, no suelo recomendar el baño para los bebés de menos de 2 años. En estos casos, optaría por ponerle agua en un barreño o piscina de plástico pequeña para evitar el contacto con esos productos y el agua se mantendrá más caliente.
Cremas solares ¿Sí o no?
La edad es un factor primordial a la hora de plantearnos una más que necesaria protección frente al sol.
La piel de los niños, al poseer menos melanina (el pigmento que da color a la piel, el cabello y los ojos) es mucho más sensible que la piel de los adultos a los rayos ultravioleta y tiene menos mecanismos de defensa. De ahí la importancia de utilizar para los más pequeños una crema solar con elevado índice de protección. Concretamente, hablamos de cremas de amplio espectro (se llaman así porque bloquean tanto los rayos UVA, como los UVB) y con un factor de protección alto de (+50) para evitar que se quemen y, al mismo tiempo también, para mantenerles hidratados.
En primer lugar, y de manera general en los niños, deberíamos evitar en lo posible los filtros químicos, ya que pueden ser absorbidos por la piel del niño e irritarla o producirle alergia. Es preferible usar filtros físicos como el oxido zinc o el dióxido de titanio.
En bebés son más adecuados los filtros físicos (camisetas, gorros, pañuelos, gafas, sombrillas, toldos…) y toda aquella barrera que se interponga eficazmente entre los rayos ultravioleta y su delicada piel.
¿Qué protector solar usar en niños y bebés?
Aunque en el mercado existen gran variedad de marcas y presentaciones de cremas solares, no todas son adecuadas para los niños. En la práctica, aunque nos fijemos en la composición de las mismas, lo más prudente es dejarnos aconsejar por el farmacéutico o nuestro pediatra.
De manera general debemos tener en cuenta lo siguiente:
- El factor real de protección debe ser lo más alto posible. Los niños no deben llegar a estar moreno-mulato.
- Es muy importante tener en cuenta que la catalogan del factor de protección solar de un producto – SPF Sun Protección Factor – se ha realizado con arreglo a los test realizados en laboratorio, por lo que no necesariamente tienen por qué coincidir con nuestro lugar de baño, cantidad de producto aplicado y su reposición, clima, etc.
- Deben ser el máximo de resistentes al agua o perfumes y no contener alcohol o bien que su porcentaje sea mínimo para evitar la sequedad de la piel.
- Usar la cantidad necesaria que cubra toda la piel correctamente. Es preferible no escatimar en producto ya que, si la capa no es lo suficientemente gruesa, no protegerá y perderá eficacia.
- Contendrán mayor porcentaje de filtros físicos que químicos, y nunca contener sustancias como el Paba (ácido para-amino—benzoico) y la Oxibenzona, que dejo sólo como referencia y que deberían estar totalmente prohibidas.
- Deben ser hipoalergénicos. Pensemos en el fácil contacto al llevarse las manos a la boca.
- Las nubes dejan pasar los rayos UV, por lo que aunque este nublado hay que usar fotoprotector.
- La mayoría de los protectores solares que podemos encontrar en el mercado son para niños mayores de 3 años, y algunos para bebés de más de 6 meses.
En cualquier caso –y sabemos que no lo hacemos- hay que aplicar el fotoprotector una media hora antes de acudir al lugar soleado y renovar después de cada baño y/o cada 2-3 horas. Las zonas que especialmente no debemos olvidar de cubrir, son las orejas, el cuello, la nariz y el empeine de los pies, ya que su piel es más sensible y fina, también en el adulto.
Cuidado con la fecha de caducidad, ya que una vez abierto el envase, el producto se oxida y el filtro va perdiendo eficacia, de manera que, sobrepasada la fecha de caducidad, puede que la protección no sea tan eficaz. Por esta razón es conveniente tirar los fotoprotectores de un año para otro.
Comentar también que existen en el mercado muchas marcas que ofrecen ropa de baño con protección solar específicas para proteger del sol la piel del bebé y que pueden usarse durante el baño ya que secan rápidamente. Estas prendas son especialmente útiles en niños mayores que pasan mucho tiempo jugando en el agua.
Otra consideración a tener en cuenta es que recientemente se ha creado una app gratuita, UV-Derma, auspiciada por la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venerología, que, además de fomentar hábitos dermosaludables, nos permite consultar los valores meteorológicos y el índice de radiación UV en su localización, tanto en tiempo real como la previsión del máximo previsto para la jornada.
Si aun tomando estas precauciones tenemos la mala suerte de sufrir una quemadura solar, una urticaria solar o la picadura de una medusa, podremos recurrir a medicamentos homeopáticos como Apis mellífica, Belladona o Hypericum perforatum para tratar a cualquier miembro de la familia ante estos percances. Siempre, por supuesto, consultando a nuestro médico si creemos que la intensidad del problema lo requiere.
Feliz verano y protéjase del sol.
Para conocer más sobre homeopatía:
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Pueden encontrar una gran variedad de productos homeopáticos en Granada y consultar cualquier duda.
se puede confiar en la homeopática como una alternativa a las vacunas convencionales? Me refiero a las vacunas de la cartilla ( tétanos, hepatitis, poliomielitis ).
Gracias
Buenos días Diana
Como podras leer en un post sobre las vacunas que escribí hace unos meses en este blog, y que los médicos homeópatas no nos cansamos de repetir
NO EXISTEN VACUNAS HOMEOPÁTICAS Y NUNCA PUEDEN SUSTITUIR A LAS VACUNAS CONVENCIONALES.
Si puedes utilizar medicamentos como Thuya o Silicea para evitar los efectos secundarios de las mismas o su eventual repercusión a corto plazo.
Un saludo y muchas gracias por tu consulta