¿Puede dejar de ser peligroso ir a visitar al médico?
En los tiempos que corren invadidos por la tecnología y sin tiempo ni ganas para escucharnos y mirarnos a los ojos parece al menos razonable la argumentación de algunas personas de guardar la mayor distancia posible con los servicios sanitarios para proteger su salud.
Probablemente esta cautela sería aún mayor si conocieran que la iatrogenia está entre las 5 causas principales de mortalidad en los países desarrollados y que en los últimos 40 años se han descrito nuevos síndromes en los que el paciente padece una odisea innecesaria de procedimientos diagnósticos y terapéuticos como resultado de una bien intencionada, pero excesiva investigación diagnóstica. Es decir, la experiencia nos enseña que la máxima de muchos pacientes e incluso algunos médicos de “cuántas más pruebas, mejor” es un grave error.
Y es que, si consideramos la información de los medios de comunicación, los anuncios de productos alimenticios y farmacéuticos e incluso la información médica divulgativa uno se pregunta: ¿dónde están los sanos?
Afortunadamente los médicos disponemos de estrategias y habilidades técnicas que nos permiten en gran medida proteger a los pacientes de estos peligros. Pero es necesario su conocimiento y el empleo del tiempo suficiente con cada persona que solicita ayuda para ponerlo en práctica.
Cuatro importantes ejemplos de estas estrategias son: la prevención cuaternaria, la medicina basada en pruebas, la toma de decisiones compartidas y la medicina mínimamente impertinente.
Todas tienen en común el empleo razonado de la mejor información científica para dar respuesta en cada momento a la consulta que nos hacen y la consideración del paciente como responsable en la toma de decisiones en lo que respecta a su salud.
Partiendo del hipocrático primum non nocere y sabiendo establecer un equilibrio entre los conocimientos de la investigación, las preocupaciones del paciente, nuestra propia experiencia y sus valores se pueden tomar decisiones compartidas que redunden en un mayor beneficio y menor riesgo a la hora de buscar alternativas preventivas, diagnósticas o terapéuticas.
Y si disponemos de medicamentos seguros y eficaces todavía la estrategia tendrá más posibilidades de llegar a buen puerto. Pero, ya hablaremos despacio de cada uno de estos asuntos si resultan de interés.
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Completamente de acuerdo. Hace unos días me entró un escalofrío al escuchar en las Jornadas que organizaba la OCU “Pastillas las Justas” que la tasa de mortalidad por efectos adversos a medicamentos en España, es de 3500 personas al año… casi el DOBLE que por accidentes de tráfico!!! (1807 según el INE). Así que eso del primum no nocere, dónde lo hemos dejado??
Muchas gracias por tu comentario, Camino.
Ese es el quid de la cuestión, el asunto, y debe generar preocupación, tiempo y estrategias de trabajo por parte de los sanitarios y la organización.
No se los motivos de este desinterés pero hay que tenerlo presente en el día a día, con los pacientes, los compañeros y los que toman decisiones.
Hola doctor yo le tenía de médico en el ambulatorio de la calle Montesa, ahora de repente me entero que ya no está, me gustaría saber donde está ahora. Un saludo enorme. Gracias
Hola Pilar,
Estoy en el CS Dr. Castroviejo en el barrio del Pilar.
Un cordial saludo y espero que te sea de ayuda el blog.
José Ignacio