Medicamentos y conducción
Según la DGT, en España el año pasado se produjeron 102.233 accidentes de tráfico con víctimas, en los que perdieron la vida 1.830 personas y 139.162 resultaron heridas. Y hay que destacar que estos siniestros son la causa más frecuente de muerte entre las personas de entre 5 y 29 años.
Estos datos no tendrían mucho sentido en este blog si no fuera por un matiz importante; ya en el 2016 la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco reconocía que los medicamentos provocaban una de cada diez muertes en las carreteras vascas.
Garbiñe Sáez, la entonces directora de Tráfico del Gobierno Vasco, admitía que no se le había prestado la suficiente atención a uno de los mayores factores de riesgo al volante: el consumo de fármacos.
Afirmaba también que el consumo de fármacos había sido el responsable de uno de cada diez accidentes mortales en Euskadi, una cifra que duplicaba la media de años anteriores y que había alarmado en gran manera a los expertos y a la propia administración vasca.
Tras las causas más habituales y reconocidas de siniestrabilidad en la carretera, como son los despistes, el exceso de velocidad y el consumo de alcohol y drogas ilegales, parece que el consumo de medicamentos se ha hecho un hueco en esta fatídica estadística.
Garbiñe Sáez declaraba a un medio de comunicación: “La información que tienen los pacientes sobre los efectos secundarios de sus tratamientos es escasa, pero tampoco le dan ninguna importancia”.
Esta afirmación me hace pensar, además, qué medicina estamos creando y qué relación con nuestros pacientes. Personas poco informadas que consumen medicamentos como si no pasara nada. No voy a entrar hoy en este asunto porque no es el tema y porque el Dr. Torres ya ha escrito un inmenso post en relación con esto que invito a su lectura a todo aquel que piense que otra medicina es posible…y mejor.
Otro dato para hacer reflexionar a la luz de todo lo dicho: Osakidetza calcula que el 20% de los conductores siguen algún tratamiento médico. Muchos de estos tratamientos tiene que ver con patologías crónicas que la persona padece y han de ser declaradas ante la administración antes de conseguir o renovar el permiso de conducir. Pero qué pasa con todos esos medicamentos que tomamos para tratar situaciones puntuales.
Juan Pablo Arruebarrena, adjunto a la dirección de las Emergencias del Servicio Vasco de Salud, declaraba a ese mismo medio: “El error es pensar que a la hora de conducir solo afectan los psicofármacos. Cualquiera puede tener efectos secundarios, hasta el ventolin o el omeoprazol (…)”
Somnolencia, reducción de reflejos, alteraciones visuales y auditivas, fatiga, espasmos, movimientos involuntarios o ansiedad son solo algunos de los efectos no deseados que puede aparecer al consumir medicamentos. Pero lo más grave es que, según admitía el propio señor Arruebarrena, “el 75% de los consumidores desconocen los efectos secundarios de lo que toman”.
No voy a ser exhaustivo pero sí quiero dejar aquí una lista de medicamentos de uso habitual y de los potenciales efectos secundarios que pueden llegar a producir:
- Analgésicos y antiinflamatorios: sueño, euforia, mareo.
- Ansiolíticos e hipnóticos: sueño, descoordinación.
- Antidepresivos: sueño, mareo, hipotensión, visión borrosa, fatiga.
- Antipsicóticos: sueño, mareo, hipotensión, movimientos involuntarios.
- Psicoestimulantes: euforia, temblores
- Antidiabéticos: hipoglucemia.
- Antitusígenos: sueño.
- Antihistamínicos: sueño, visión borrosa, ansiedad, insomnio.
- Antibióticos: diarreas.
- Antihipertensivos: mareo, hipotensión.
Todo esto a mí me lleva hacia varias reflexiones. La primera es que vivimos en una sociedad en la que la tercera causa de muerte, después del cáncer y los problemas de corazón, son los efectos secundarios directos de los medicamentos que tomamos para cuidar, paradójicamente, de nuestra salud. Y ahora debemos añadir los problemas indirectos de estos efectos no deseados como son los accidentes de tráfico.
Una medicina excesivamente especializada en la que cada médico ponía (pone) “sus medicamentos para sus cosas” nos ha llevado a un escenario en el que parecía que cuantos más medicamentos tomásemos mejor cuidados íbamos a estar. Nada más lejos de la realidad.
La desprescripción de tantos fármacos innecesarios y superpuestos, en un entorno de decisiones compartidas entre pacientes y médicos, como bien explica el Dr Torres en el post al que anteriormente hacía alusión, ha de ser un objetivo claro en las estrategias del cuidado de la salud de las personas si no queremos seguir caminando hacia una población sobremedicada, que ya es la realidad que un porcentaje intolerable de la población sufre.
La comunicación entre los médicos y los pacientes falla. Y en el resultado de la ecuación de la salud de nuestros pacientes esta es la variable más importante. Es la única variable imprescindible para que nuestras prescripciones estén verdaderamente ajustadas a las necesidades de nuestros pacientes y no acabemos haciendo más daño que bien.
Cuantas veces me cuentan los pacientes en la consulta que otro médico les ha dicho que no sabe para que leen los prospectos de los medicamentos, que si uno leyera todos los prospectos acabaría no tomando nada. Primero, un paciente tiene derecho a conocer todo lo que quiera sobre lo que le proponemos que tome. Segundo, nuestros pacientes no necesitarían perderse en los farragosos prospectos de los medicamentos si salieran de nuestras consultas con una sensación de conexión y sana complicidad con su médico, con la convicción que van a tomar lo que necesitan y quieren tomar.
La medicina no acaba en la farmacología convencional. Hay medicina más allá del ibuprofeno.
Según el estudio EPI 3, el mayor estudio farmacoepidemiológico sobre la práctica médica en medicina general hecho en Francia realizado entre los años 2006-2010 a petición de las autoridades sanitarias francesas, los médicos franceses que cuentan entre sus opciones de tratamiento con los medicamentos homeopáticos necesitan prescribir tres veces menos psicofármacos y dos veces menos antiinflamatorios, analgésicos y antibióticos a sus pacientes para conseguir, por supuesto, los mismos o mejores resultados.
Así que a la hora de coger el coche, el autobús, el camión, la moto o la bici:
- Tengamos en cuenta que cualquier medicamento, en una persona sensible, puede tener efectos no deseados que afecten a la conducción.
- En muchas ocasiones hay diferentes opciones de tratamiento para un mismo problema. Consúltalo con tu médico.
- La Homeopatía es, sin duda, una de ellas.
- Los medicamentos homeopáticos son los más seguros de nuestras farmacias.
- Los medicamentos homeopáticos son compatibles con otro tipo de tratamientos y medicamentos.
- Cuanto mayor sea el porcentaje de medicamentos homeopáticos que utilices en el cuidado de tu salud estarás menos expuesto a sufrir efectos secundarios no deseados.
- La Homeopatía puede ser parte del tratamiento de multitud de enfermedades, tanto agudas como crónicas. Y, en muchas ocasiones, los medicamentos homeopáticos pueden ser suficientes para atender nuestras dolencias.
Mi experiencia es clara, irrebatible. Llevo casi veinte años utilizando en mi práctica diaria los medicamentos homeopáticos como parte de mis opciones de tratamiento y seguiré haciéndolo porque son mis pacientes los que me refieren que su salud mejora.
Y cuando pauto un tratamiento homeopático para un cuadro de ansiedad, un catarro, una alergia primaveral, un insomnio, para el asma, la ciática o para cualquier problema de salud en el que considere que mi paciente puede beneficiarse de él, desde luego me quedo muy tranquilo si en su cotidianidad tiene que coger el coche o dedicarse a cualquier actividad de riesgo.
Mi consejo: Al volante cuenta con la Homeopatía. Por ti y por todos.
#HomeopatíaSuma
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Muchas gracias, Guillermo, por el nuevo post, tan práctico y oportuno; sois verdaderos ángeles de bata blanca, siempre pendientes de las necesidades concretas, del momento presente sin perder el horizonte completo. Como hago con todos vuestros regalos generosos, lo acabo de colgar en el blogg.
Un abrazo bien grande ¡y adelante!, que HomeopatíaSuma, ya lo creo que suma…
Muchas gracias Guillermo, es un problema importante del que deben responsabilizarse tanto los pacientes como los médicos.
Dos apreciaciones:
1. también es importante tomar bien ciertos medicamentos antes de conducir si uno los necesita, por ejemplo conducir con el azúcar mal controlado es un gran riesgo. Y no solo medicamentos, conducir sin gafas (los miopes o astigmatas) o gotas para los ojos (ojo seco y otros problemas) también es un gran riesgo.
2. Lo mismo que se ha dicho de los accidentes de tráfico, podría decirse de los accidentes laborales: ojo con el trabajo que uno hace y los medicamentos que toma! Para no hacerse daño a si mismo ni tampoco a los demás.
Un abrazo y gracias por tus recomendaciones, particularmente necesarias en esta época. Nos ayudan a todos 🙂
Gualberto
¡¡¡ Oido cocina !!! jjj
Muchísimas gracias por tus sugerencias que ya sabes que tanto aprecio. Un abrazo muy fuerte.
Me mandaste tomar la ignatia amara y el l72 tarda mucho en hacer efecto??
Hola Esti.
Tendría que valorarlo en detalle para darte una respuesta y eso lo podremos hacer adecuadamente en la consulta cuando tú quieras. Hasta entonces te mando un saludo muy afectuoso.
Hola hay algun medico en USA o manera de tener una consulta en linea y que me envien un tratamiento?
Hola Esther.
Sin duda que los hay y no creo que te sea difícil contactar con algún médico experto en homeopatía aunque es posible, como ocurre en todos los paises, que haya zonas en donde la densidad de médicos expertos en homeopatía sea mayor que en otras.
Muchas gracias por leernos y espero que tengas suerte en tu búsqueda. Saludos y feliz día.
Hola Sol.
Muchas gracias a ti de todo corazón por tu incansable apoyo. Con personas como tú, todo es mucho más fácil.
Un saludo y te deseo un felz dia.