Más sobre homeopatía y quemaduras

Si por algo me gusta la homeopatía es porque a mi entender es mucho más que prescribir gránulos y glóbulos. Es otra forma de ver las cosas. Y el ejemplo del post de las quemaduras de Gualberto tiene mucho valor porque incluso homeópatas con cierta experiencia, como fue su caso en su momento (y el mío) no caen de entrada en esta perspectiva.

Por ejemplo, nuestro colega y buen amigo  el Dr. Manuel Mateu, especialista en medicina interna y homeópata, lo reconoce también en su libro “Primeros auxilios con homeopatía” ¹. Fue después de unos cuantos años y por invitación de otro colega (el Dr. I. Lara) que empezó a tratar las quemaduras con agua caliente (más medicamentos homeopáticos)  y no con agua fría (más medicamentos homeopáticos) como venía haciendo hasta entonces.

Y eso que Hahnemann lo dice muy claro  ya hace más dos siglos, después de muchas experimentaciones (también en sí mismo). Copio del citado libro del Dr. Mateu:

“Si el frío y el calor son útiles en ciertas afecciones del cuerpo, tales como las congelaciones y las quemaduras, es solamente por razón de su grado, de la misma forma que cuando llegan a un grado extremo afectan a la salud del cuerpo.»[…] no es la aplicación prolongada del mismo grado de frío que ha congelado un miembro la que lo restablece de manera isopática, pues resultaría completamente inanimado y amortiguado, sino la aplicación de un grado de frío de forma aproximada (homeopática), disminuyendo lentamente en su aplicación hasta llegar a una temperatura soportable… Así pues, una quemadura en la mano hecha con agua hirviendo no se cura volviendo a aplicar agua hirviendo, sino por medio de una temperatura un poco menos viva, sumergiéndola en un líquido calentado a 60°C, la temperatura del cual disminuye a cada instante hasta nivelarse con la temperatura ambiente de la estancia, con lo cual la parte quemada se restablece con homeopatía”.

Y no sólo él sino otros médicos de la época como John Hunter o Sydenham que creo tienen un lugar en la historia de la medicina. Además del saber popular de los cocineros, etc. que, como comenta Gualberto, cuando se quemaban los dedos por ejemplo los acercaban al calor. Del mismo libro citando autores de la época:

“Así también Fernelius ya considera la aproximación de la parte quemada al fuego como el medicamento más apropiado de todos, con el que cesa el dolor. John Hunter (On the blood, inflammatio, pág.218) aduce los grandes perjuicios del tratamiento de las quemaduras con agua fría y prefiere mucho más la aproximación al fuego, no según las doctrinas médicas tradicionales, las cuales (contraria contrariis) exigen cosas refrigerantes para una inflamación, sino instruido por la experiencia de que un calentamiento similar (similia similibus) es el más saludable”

Así que, en efecto, tratar las quemaduras con calor tiene muchos menos efectos secundarios y mejor evolución que con frío.

Dicho así hasta parece gracioso y entiendo que se preste a todo tipo de chascarrillos a los que por ejemplo nuestros buenos amigos pseudoescépticos nos tienen acostumbrados… Pero yo los invitaría a que simplemente lo probasen. Espíritu científico ¿no?. Así que si alguien tiene la desgracia de sufrir una quemadura (dios no lo quiera) prueben tratarla con  agua caliente y con fría. Es sencillo. No hacen falta ni metaanálisis. Eso sí, siempre con prudencia y atendiendo con exactitud las indicaciones prescritas.

Y es que el fenómeno de la similitud y sus bondades no se limita sólo al campo médico (como Hipócrates, el padre de la medicina occidental, estableció hace más de dos mil años) sino que se da en la mayoría de campos del saber humano: psicología, mitología, religión, filosofía…

Espero poder irlo mostrando en otros posts.

Mientras nos quedamos con el humilde, y poderoso a la vez, ejemplo de las quemaduras.

1.- Primeros auxilios con homeopatía, Dr. Manuel Mateu Ratera, Ed. Narayana Verlag, Kandern 2014

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