¿Está la sociedad de mal humor? ¿Qué podemos hacer?.

Desde antes de la pandemia mundial del Covid, muchos tenemos la impresión de que la sociedad se ha sumido en un estado habitual de mal humor, de enfado, de fácil irritabilidad. A que puede deberse esto. Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre esta situación y como la homeopatía, entre otros tratamientos, puede ayudarnos.

El mal humor, es claramente un estado de ánimo que normalmente se vive como negativo y que se compone fundamentalmente de enfado y frustración.

Estas sociedades avanzadas, con mayor índice de ingresos per cápita que nunca, que tiene las más altas cotas de confort, de seguridad sanitaria y privada, de justicia social y un largo etcétera del que presumen sus gobernantes, da la impresión de ser una sociedad desencantada, malhumorada, con un alto consumo de psicofármacos y una tendencia al suicidio en aumento.

Ese alto nivel de consumo habitual de psicofármacos no se corresponde con una sociedad que debería estar disfrutando de los avances sociales del mundo actual. Muy al contrario, los niveles de ansiedad, depresión y tendencia al suicidio ya desde la adolescencia, se sitúan en cotas nunca alcanzadas con más 4000 suicidios anuales en España.

Cuáles podrían ser las causas del mal humor

El mal humor puede desencadenarse por una multitud de circunstancias que cada individuo vive de manera distinta. Si sabemos manejarlo nuestra calidad de vida siempre será mejor que si nos dejamos arrastrar por él.

Uno de los puntos primordiales al hablar del mal humor es LA FRUSTRACIÓN.

Cuando algo no cumple las expectativas- unas veces fundadas y otras no- que esperábamos, nos frustramos y si no sabemos sobreponernos a ello, es muy posible que sintamos impotencia y enfado. Estas emociones, que pueden llegar a acompañarnos de manera habitual, pueden generarnos una sensación de injusticia y descontento crónico.

La educación, tanto en el colegio como por parte de la familia, basada en conocimientos técnicos, culturales y en ocasiones sociales, no se plantea en ningún momento el buen aprendizaje psicológico del niño o niña, para dotarlo de habilidades con las que afrontar las múltiples situaciones que el mundo actual plantea.

Al contrario, llegamos a la edad adulta expuestos a una vida cada vez más compleja en todas sus facetas y que puede hacernos sentirnos malhumorados , insatisfechos, si no tenemos esto o lo otro, si no somos guapos/guapas, musculosos, interesantes, especiales o diferentes, etcétera. Ese mal humor crónico, nos aísla progresivamente de los que nos rodean.

SABER DECIR QUE NO. Algo que es primordial para cualquier ser humano y no se cansan de repetirnos los psicólogos. ¿Por qué no se nos enseña desde la infancia a ser los primeros en respetar nuestras necesidades y deseos para poner límites a aquello que nos va producir disgusto o enfado?

No sentar una buna estructura psicológica desde la infancia tiene consecuencias siempre negativas en la edad adulta.  

El saber decir “no” cuando creamos que es necesario, el autocontrol o la fuerza de voluntad, son algunos de los pilares básicos de una mente adulta sana. 

Como afirman los psicólogos del gabinete Alcea de psicología, “cuando acumulamos palabras que no decimos y emociones que no expresamos, acabamos teniendo una mochila emocional que no solo es cada vez más difícil de llevar, sino que se incrementa con el paso del tiempo”.

Factores tales como un defectuoso aprendizaje emocional y afectivo, las perspectivas vitales o laborales no resueltas, dudosas o claramente negativas, producen un pesimismo crónico también de gran valor a la hora de cronificar el mal humor abandonando progresivamente la proactividad.

La capacidad de adaptación de los individuos la encontramos en que algunas personas viven en ese estado constante de mal humor, mientras que a otras da la impresión de que nada les molesta nunca.

Un motivo frecuente que facilita la aparición del mal humor, son las EXPECTATIVAS NO CUMPLIDAS. Hay personas que toleran mal cualquier cambio o diferencia de acuerdo a su creencia o esquema personal y lo manifiestan en forma de explosiones de mal humor. La flexibilidad personal, dota a otras personas de un nivel de resistencia más alto, lo que disminuye la intensidad de los enfados.

El AUTOCONTROL en situaciones de tensión, es también otro fácil desencadenante del mal humor y el enfado. Todos conocemos personas que están dejando de fumar, sujetas a una dieta o que en general tienen que privarse o limitarse en algo para ellos importante en su día a día y los vemos malhumorados.   

Hay personas a las que la progresión de la edad o los cambios sociales, por poner 2 ejemplos, les producen una desadaptación que esconde una NEGACIÓN DE LA REALIDAD, los descoloca, no lo asumen y los hace sentirse más limitados, más incómodos y esto crea un cierto grado de enfado o frustración que de no enfrentarlo conduce al mal humor crónico.

Otros individuos, están poseídos por un EGOCENTRISMO que los lleva a tener con frecuencia que confrontar sus ideas o intereses con los demás, creando una tensión más o menos crónica que les conduce al mal humor. Son personas peleadas con la vida permanentemente.

Qué podemos hacer para reconducir el mal humor

Como es poco probable que este mundo actual tome otro camino más sensato, deberemos ocuparnos en intentar mitigar y minimizar las consecuencias de nuestros pensamientos.

Cualquier intento personal, por mínimo que sea, de saber porque estamos de mal humor de modo puntual o habitual siempre es un buen comienzo. En ocasiones, por nuestro bien y el de los que nos rodea. deberemos recurrir a un profesional de la psicología para intentar discernir porqué nos sentimos así y saber cómo podemos evitar la frustración y el mal humor.

El psicólogo, puede ayudarnos mucho, pero como digo en el video, no esperemos que nos toque con una varita mágica. Todo cambio implica un trabajo personal que con lleva mayor o menor esfuerzo, pero que siempre será beneficioso para el que lo realiza.

Es conocido que el mal humor tiene una traducción biológica, en el que se ven involucradas sustancias de nuestro cerebro como las endorfinas, la dopamina o la serotonina entre otros neurotransmisores y en que se debe mantener un equilibrio entre ellas para no encontrarnos mal.

Fármacos convencionales del tipo de los de ansiolíticos o antidepresivos pueden ser necesarios -si es que no los tomamos ya- al no identificar la causa de nuestro mal humor o al enmascararse como ansiedad o bajo ánimo.

Los posibles efectos secundarios y la posibilidad de una dependencia de ellos disuaden a muchos pacientes de tomarlos.

¿Puede ayudar la homeopatía a tratar el mal humor?

En la consulta homeopática, el médico profundiza sobre posibles desencadenantes de los estados de ánimo, sobre la forma particular de manifestarse en su paciente, sobre aquello que lo hace mejorar o empeorar. A partir de esa información, se plantea un tratamiento individualizado que mejorará la irritabilidad, el miedo, la cólera o la ansiedad por poner algunos ejemplos.

La seguridad de los medicamentos homeopáticos (los más seguros de la farmacia), su práctica ausencia de efectos secundarios, la posibilidad de administrarlos a cualquier edad e incluso en embarazadas y polimedicados, los sitúan en un primer nivel de indicación a la hora de afrontar el estado de mal humor y su manera de expresarse en cada persona.

Por último, el mal humor como todo en la vida, tiene su parte positiva, nos sirve como una especie de válvula para aliviar la presión interna. que debemos manejar y gestionar bien para ese estado dure lo menos posible y hacerlo siempre nos reportará beneficios a corto, medio y largo plazo. 

Pensemos que a diario tenemos que enfrentarnos a múltiples situaciones en todos los ámbitos de nuestra vida, si constantemente nos bloqueamos, nos enfadamos y nos sentimos malhumorados nunca podremos avanzar y gestionar mejor nuestro carácter y estado de ánimo.

El niño que no aprende a gestionar sus emociones y no se le dota de habilidades para ser un adulto mentalmente más o menos equilibrado, será un adulto con problemas de carácter y humor.

Recordad siempre

El mal humor es una opción de vida