El método homeopático. Una herramienta de ayuda en Atención Primaria
Sassall nunca separa una enfermedad de la personalidad general del paciente que la sufre; en ese sentido es lo opuesto a un especialista.
John Berger
Introducción
Llevo casi 40 años siendo médico de familia. Una profesión, que a mi modo de ver es la más hermosa del mundo porque te permite ser guardián y testigo de la vida de los demás, establecer una relación centrada en el paciente y un fuerte vínculo cimentado en la empatía, la escucha, la asertividad y el afecto sincero en ese contexto que hemos dado en llamar longitudinalidad y que ha demostrado salvar más vidas2 que cualquier tipo de terapia empleada en los últimos siglos.
Hace más de veinte años, y gracias a mi vinculación al Grupo-Programa Comunicación y Salud de semFYC y a mis conocimientos de otras terapias, muy especialmente la homeopatía, siento que mi capacidad de escucha, comprensión y ayuda es mayor que en el pasado.
Me gusta la práctica de una medicina centrada en el paciente en la que entren en juego el arte de la improvisación, las metáforas, el conocimiento literario, la poesía, el cine, la música y todo aquello que facilite una comprensión intensa de cada naturaleza humana, sus valores, prioridades, y forma de vivir para conseguir que en la consulta se produzcan el milagro de la comunicación profunda, de la sorpresa, la perplejidad, el humor como valor terapéutico y el regalo de compartir.
La medicina es una tarea que representa el ser y estar con y por y para el paciente. Porque estar en la misma sintonía con el paciente es el único modo de comprender y ayudar. No hay terapia sin silencio, sin palabras y sin música callada. Si la medicina no es arte, no es belleza, no es verdadera.
Razones para la búsqueda de una medicina segura y humana
Vivimos y trabajamos en un contexto clínico y social en el que emergen cada vez con mayor fuerza la preocupación por la medicalización de la vida, el sobrediagnóstico y el sobretratamiento posiblemente relacionados con dos de los pecados universales del hombre; la ignorancia y la codicia.
Los efectos secundarios de la asistencia médica por el uso de fármacos en los hospitales y en atención primaria, la prescripción inadecuada especialmente frecuente en pacientes ancianos, el sobrediagnóstico y sobrecribado y las prácticas claramente demostradas inútiles que se siguen llevando a cabo a diario en las consultas, especialmente en las mujeres deben ser motivo de reflexión para la práctica de una medicina segura.
Es necesario limpiarse a diario de informaciones erróneas, estereotipos y prejuicios que dificultan nuestra hermosa labor. Hay que llegar a la consulta con mente de principiante, y en este sentido el autoconocimiento es la mejor estrategia. Y el objetivo de contagiar emociones positivas a los demás, porque vendrán a verme con angustia, depresión, ansiedad, dolor, miedo, soledad,incomprensión. Y una mirada, una sonrisa y palabras cálidas y sinceras son a menudo lo mejor que podemos ofertar.
Quisiera ser un médico con las 6 H-alma: honestidad, humanidad, humildad, habilidad, humor y heroísmo. Aspiro a tener un hueco en el corazón de mis pacientes, a dejar una pequeña huella de amor, interés y acompañamiento y no olvidar que en cada consulta el único momento es el ahora.
¿Cómo puedo ayudar si solo veo y escucho síntomas?
Quisiera ser ese tipo de médico que en cada encuentro se sienta al lado de la persona que necesita ayuda. A veces, sencilla como puede ser la prescripción de un antibiótico por una infección urinaria. Pero a menudo compleja, porque solo hallamos lo que estamos dispuestosa encontrar. Y entrar en los sentimientos de los demás, supone compromiso. Compromiso personal, profesional y ético.
El encuentro clínico es una relación humana. La medicina debe basarse en pruebas, experiencia, pero también en el afecto.
Es difícil ser médico, terapeuta si no comprendemos que la empatía y la compasión son herramientas poderosas para acompañar, aliviar y a veces curar.
Y también resulta complicado ayudar si no disponemos de un corazón y mente abiertos, dispuestos a estudiar todo aquello que facilite el diagnóstico de la enfermedad y aún más, la comprensión del paciente que tiene la enfermedad.
La homeopatía y el método homeopático
A nadie se le escapa pensar que conjugar saberes y habilidades puede ser de utilidad para una mejor práctica profesional.
A principios de los noventa era un médico de familia joven con plaza en propiedad en mi Centro de Salud que impartía docencia para residentes y profesionales habitualmente.Por eso, mis compañeros y amigos no entendían por qué estaba estudiando homeopatía. Esfuerzo personal, familiar, económico y mucho, mucho estudio.
Las razones para mí eran obvias: curiosidad como valor inculcado por mis maestros, deseo de conocimiento e insatisfacción con mis resultados clínicos.
Mi encuentro con la medicina integrativa, con la homeopatía, me proporcionó grandes dosis de sensatez y humildad y,sobre todo, un método.
Un método holístico para atender mejor y de modo más individualizado a mis pacientes.
No utilizar medicamentos efectivos y seguros como los homeopáticos en mi práctica sería como renunciar al compromiso, la ética, la escucha, la belleza, la paciencia, la humildad, la presencia, la humanidad, el afecto y la efectividad.
A mi preocupación por actualizar mis conocimientos y habilidades en un contexto de independencia,y a la práctica de una medicina segura.
Renunciar a la armonía, conociendo las limitaciones del conocimiento científico y la necesidad de prescribir lo innecesario y perjudicial, y de abandonar lo ineficaz.
Porque sin duda, la incertidumbre es el terreno en el que se mueve el médico de familia. Y la homeopatía y su método clínico son de gran ayuda a la hora de comprender mejor la enfermedad que tiene el paciente y al paciente que tiene la enfermedad, tal y como William Osler o Gregorio Marañón lo entendieron.
Cuando hace unas semanas, una mujer de 45 años acudió a mi consulta con síntomas de ansiedad, dificultades para seguir trabajando e insomnio utilicé el método homeopático, lo que me sirvió para llegar al núcleo del problema en un entorno sagrado y personalizado.
Fue una consulta breve, no más de quince minutos, pero profunda, de modo que pudimos compartir las herramientas terapéuticas a emplear: biblioterapia, descanso laboral y homeopatía.
Una semana después, gracias a la prescripción de medicamentos sintomáticos (para el insomnio y la somatización de la ansiedad) y el medicamento de fondo, la paciente confirmó su franca mejoría. Y, además, llegó a la comprensión de la utilidad del medicamento de su tipo sensible, la necesidad del trabajo personal dirigido a su autoexigencia y a la mejora de su autoestima que la lectura le había facilitado poniéndose por fin frente al espejo, recuperando el deseo de volver a trabajar.
Yo pensé en ese momento en la capacidad terapéutica de la escucha y la comprensión como una forma de recuperar la luz, como caminos abiertos a la prescripción de un medicamento capaz de equilibrar la salud física y mental de una persona,y la creación del vínculo inquebrantable que esta relación de ayuda supondrá para siempre para ella.
Nos volvimos a ver, constatando su mejoría progresiva y concertamos nuevas citas para caminar juntos hacia la salud. El poder curativo estaba en sus manos. Había tomado los mandos de su nave. En su amplia y franca sonrisa lo pude ver.
Este es para mí el método homeopático y su interés en el contexto de la consulta de Atención Primaria. Una estrategia en la que es necesario escuchar, comprender, compartir, y a través de ese puzle que somos cada uno de nosotros sin juicios ni prejuicios encontrar el remedio apropiado siempre que sea capaz.
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El informe muy bueno, pero para mí, muy difícil de leer, al estar escrito “tan pequeñita”.
Soy homeópata diplomada desde 1993 y he tenido ya mucho éxito en mi consulta privada en Castelldefels, sobre todo pacientes alemanes, que conocían ya la Hp desde nuestro país natal.
Saludos Heidi Schuler
Muchas gracias Heidi
En el ordenador se lee muy bien
Saludos