Depresión: qué es, síntomas y cómo superarla con ayuda de la Homeopatía
Depresión:
[1] En un terreno u otra superficie, concavidad de alguna extensión.
[2] Síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos.
Cuando buscamos el término depresión en el diccionario de la RAE estas son dos de las definiciones que aparecen. Otras acepciones de la palabra depresión hacen mención a fenómenos económicos y también atmosféricos, siempre con un sentido de caída, de hundimiento.
Cuando nos sentimos tristes, sin ánimos ni esperanzas, cuando la vida pierde su color, sus aromas y la risa es una mueca, entonces decimos que hemos caído en una depresión.
Porque no decimos “he caído en un cáncer” o “he caído en una gripe”. Pero en la depresión sí, en la depresión se cae. La depresión es un estado que nos impulsa hacia abajo, nos aleja de la luz para sumirnos en la oscuridad.
En este post quiero hablaros de qué es la depresión y de cómo saber si estoy deprimido, cuáles son sus síntomas, cómo se manifiesta y cómo salir de la depresión con ayuda de la homeopatía.
¿Qué es una depresión?
La tristeza, la melancolía, incluso la ansiedad, son sentimientos normales en la vida de las personas, pero cuando estos sentimientos, u otros afines, se manifiestan con una intensidad tal que afectan a su capacidad de relacionarse con los demás, de trabajar, de afrontar el día a día y disfrutar de ello, entonces probablemente estemos pasando por un estado de depresión.
Como todo en la vida, la depresión también tiene grados y puede ir de estados leves y transitorios que pueden pasar espontáneamente a otros muy severos que lleven a la persona al suicidio.
Solo algunos datos sobre la incidencia del suicidio en nuestro país para entender la dimensión extrema que puede tener la depresión en nuestra sociedad:
- Cada año se suicidan entre 3.600 y 3.700 personas en nuestro país, unas 10 muertes al día.
- Las muertes por suicidio duplican a las producidas por accidentes de tráfico.
- Es la primera causa de muerte no natural entre la población general.
- Entre las personas de 15-29 años es la segunda causa de muerte, después de los tumores.
- El 70% de las personas que acaban suicidándose son varones.
Además, hay que entender también que la ira, la rabia, la irritabilidad o la ansiedad son sentimientos que muchas veces acompañan a estos estados de tristeza y abatimiento, haciendo de estos cuadros de depresión estados complejos que puede afectar a todo el mundo emocional de la persona que lo está sufriendo.
¿Cómo saber si una persona está deprimida? Síntomas de la depresión.
La depresión es un estado que puede durar más o menos tiempo y que se caracteriza por perturbar la capacidad habitual que tiene la persona para afrontar la cotidianidad de su vida y para encontrar placer y satisfacción en ella.
Así, los síntomas que nos pueden hacer pensar que estamos pasando un periodo de depresión son diversos, y también puede ser diversa la combinación de ellos y su intensidad.
- Un estado de ánimo decaído y/o irritable la mayoría del tiempo.
- Alteraciones del sueño con dificultad para dormir o exceso de sueño y deseo de permanecer en la cama.
- Cansancio y sensación de falta de energía.
- Apatía excesiva o agitación constante (pueden convivir y alternarse).
- Sentimientos de falta de ilusión y esperanza.
- Problemas de concentración y de memoria.
- Alteraciones del apetito en cualquier sentido con posibles cambios en el peso, también en cualquier sentido.
- Sentimientos de “no valer”, “no ser capaz”, de culpa, de desprecio hacia uno mismo.
- Falta de gusto y deseo por las cosas, relaciones y actividades que antes satisfacían.
- Deseo de soledad y aislamiento. A veces, demanda exagerada de consuelo y compañía. Dependencia emocional.
- Falta de asertividad y de confianza. Indecisión.
- Pensamientos frecuentes de muerte y suicidio.
La depresión es una situación que se diagnóstica con mayor frecuencia entre las mujeres pero que, curiosamente, lleva a situaciones extremas como el suicidio mucho más frecuentemente en los varones. Es razonable pensar que muchos hombres, parapetados en su clásico rol de “masculinidad sin fisuras”, escondan los síntomas más clásicos de esta dolencia y que, en cambio, se pueda manifestar a través de síntomas menos clásicos de la depresión como pueden ser los comportamientos antisociales, el alcoholismo u otro tipo de adicciones.
También hay que tener en cuenta que los niños, aunque no sea frecuente, también pueden deprimirse y que no tendrán tendencia a mostrar los síntomas típicos, sino que se manifestará en forma de irritabilidad, agresividad o problemas en la escuela.
El suicidio entre los adolescentes se está convirtiendo en una de las principales causas de muerte y esto siempre está ligado a procesos depresivos y de desadaptación. Y como ocurre en los niños, hay que estar atentos porque las manifestaciones de la depresión en los adolescentes también serán, en general, atípicas. Cambios de humor, problemas escolares o irritabilidad estarán mucho más presentes que la tristeza como tal.
Por último, me parece interesante reflexionar sobre la tristeza en los ancianos que, muchas veces, se relaciona con el deterioro natural del envejecimiento y con la pérdida de vitalidad. Es como si diéramos por cierto que la alegría no es un estado natural de la última etapa de nuestra vida, que no es tan importante aspirar a ella. Es cierto que la pérdida de amigos y seres queridos, que ves cómo van muriendo, el deterioro físico, las enfermedades y todas esas cosas que uno muchas veces tiene que dejar de hacer porque ya “el cuerpo no te da” están ahí, pero la serenidad y la satisfacción de una vida bien vivida pueden ser fuentes de alegría que uno no puede ni imaginar en otros momentos más tempranos de la vida.
¿Cuáles son las causas de la depresión?
Todavía conocemos muy poco sobre cuáles son los mecanismos bioquímicos que están detrás de la depresión.
Neurotransmisores como el cortisol, la dopamina, serotonina o noradrenalina sabemos que se relacionan con nuestro mundo emocional pero aún no somos capaces de discernir si sus cambios son causa o consecuencia de nuestros trastornos afectivos.
Yo soy de los que piensan que la bioquímica de nuestro cerebro no es la que condiciona nuestros estados de ánimo, sino que es nuestra actitud y nuestra vida interior lo que provoca una realidad bioquímica particular en nuestro cerebro acorde con nuestro momento vital.
Lo que sí sabemos es que muchas personas cursan con cuadros depresivos o, incluso, viven deprimidas “de toda la vida” sin que ese estado anímico se relacione con ninguna circunstancia de su vida de forma consciente. Es frecuente que muchas personas refieran sentirse triste sin saber por qué, sin tener ninguna razón en su vida que puedan relacionar con su estado de tristeza.
Es lo que llamamos la depresión endógena, ese estado de tristeza que se instala en la persona sin que ella misma pueda relacionarlo con ninguna circunstancia de su vida. De hecho, esto en Homeopatía lo sabemos muy bien, hay personas con estructuras de carácter depresivo, tendentes al desánimo y a la melancolía, mientras que otras son de naturaleza alegre y positiva, con mucha mayor capacidad de afrontar la vida y sus circunstancias.
Es lógico entender que todas las situaciones tristes y duras de la vida, según su intensidad, el tiempo que se prolonguen y la capacidad de adaptación que tenga la persona a la que le toque vivirlas, pueden generar en cualquiera de nosotros un cuadro depresivo. La pérdida de seres queridos, enfermedades, la ruptura de cualquier relación afectiva, la pérdida del trabajo o de bienes materiales, sueños frustrados y expectativas vitales no cumplidas… Cualquier situación dolorosa puede desencadenar el comienzo de una depresión.
Pero también hay situaciones comunes en la vida que, en personas sensibles, pueden funcionar como desencadenantes de periodos de tristeza y ansiedad. El posparto (Depresión posparto) o los cambios hormonales relacionados con la regla (Trastorno disfórico premenstrual) pueden ser momentos emocionales muy delicados para algunas mujeres. Así también, el otoño y el invierno (Trastorno afectivo estacional) son momentos del año en donde algunas personas podrán sentirse más predispuestas a la tristeza y al desánimo.
Por último, comentar que podemos encontrarnos dos situaciones más relacionadas con la depresión: el trastorno bipolar y la depresión unida a características psicóticas.
En el trastorno bipolar, antes conocido como síndrome maniacodepresivo, la persona va a alternar estados de tristeza con momentos de euforia, de diferente intensidad y duración en el tiempo. Como veis, el trastorno bipolar no es propiamente una depresión, pero la depresión sí está presente en los estados emocionales que el paciente presenta en el tiempo.
Y en el caso de la depresión con rasgos psicóticos lo que veremos será a un paciente deprimido con rasgos de falta de contacto con la realidad.
Una curiosidad para reflexionar: las personas que viven en las ciudades se deprimen más que las que viven en los pueblos, sobre todo con relación a las depresiones más severas.
¿Cuántos tipos de depresiones existen?
Ya hemos hablado de algunas de ellas en relación con las causas que pueden producir un estado depresivo en las personas: la depresión posparto, el trastorno disfórico menstrual y el trastorno afectivo estacional.
El trastorno bipolar y la depresión con características psicóticas también son dos cuadros relacionados con la depresión, como ya veíamos.
Pero yo quisiera enmarcar dos situaciones que, posiblemente, sean las que más comúnmente vivimos en relación con la tristeza, la melancolía, el desánimo y la ansiedad; lo que se conoce como depresión mayor y lo que se conoce como distimia.
La depresión mayor es esa situación de tristeza en la que la persona no puede hacer frente de manera satisfactoria a su vida cotidiana. Deja de disfrutar de las cosas que antes le gustaban y le producían felicidad, pierde la motivación por el trabajo, comienza con problemas de sueño, de apetito, tiende a aislarse y, en definitiva, pierde la apetencia por la vida y la capacidad de vivirla con normalidad.
La distimia es un estado “menor” de depresión, de hecho, no todo el mundo la considera una depresión como tal. Es un estado de tristeza y desánimo que empaña la vida de la persona pero que no evita que siga atendiendo todas sus responsabilidades cotidianas con normalidad. Podríamos decir que son esos momentos “bajos” que muchos pasamos en la vida, que pueden alargarse más o menos en el tiempo y que es frecuente que se repitan varias veces a lo largo de la vida.
¿Cómo se diagnostica la depresión?
No hay ninguna prueba objetiva que nos dé el diagnóstico. No hay análisis de sangre, ni determinación de ningún marcador, ni ninguna prueba de imagen tipo resonancias o escáneres, aunque sí es cierto que, en algunos casos, puede resultar interesante valorar niveles de determinados aminoácidos en sangre.
El diagnóstico se lleva a cabo valorando en la historia clínica todos los aspectos de la vida de la persona, sus sentimientos, pensamientos y emociones, todo lo que nos ayuda a llegar a la conclusión de que, efectivamente, esa persona está deprimida.
Aquí el abordaje homeopático brilla de manera especial. Lo digo por la manera en la que los médicos que nos hemos formado y hemos integrado la homeopatía en nuestra práctica diaria nos acercamos a los pacientes que sufren esta enfermedad.
Hay tres aspectos que son fundamentales a la hora de entender a nuestros pacientes para buscar el mejor tratamiento:
- Qué posibles causas pueden estar detrás de esa depresión.
- Quién es la persona deprimida. Cuál es su estructura de carácter, su naturaleza mental y emocional. Qué tipo de persona está viviendo la depresión.
- Cómo le afecta esa tristeza a la persona. Cuál es la forma particular que tiene de expresar su pena.
Qué le ha pasado, quién es y dónde está (cómo se manifiesta ahora su tristeza), son las tres preguntas claves que siempre hemos de hacernos.
¿Qué podemos hacer cuando estamos deprimidos?
Nadie tiene la varita mágica que nos saque a las personas de la depresión o, al menos, yo no la conozco. Lo que sí os diré es que “existe medicina más allá de los antidepresivos”.
Yo estoy convencido de que, en el tratamiento de la depresión, como en el de tantas otras dolencias, hay un excesivo protagonismo de los psicofármacos frente a otras opciones de tratamiento que sabemos que son más seguras y, además, más eficaces. Y no os digo ya si nos referimos al tratamiento de la depresión en niños, adolescentes, mujeres embarazadas o pacientes polimedicados.
Del uso de los antidepresivos solo diré que creo que no hay malos medicamentos, solo hay medicamentos que usamos mal, y que el caso de los antidepresivos en el tratamiento de la depresión es uno de esos casos en los que, en la mayoría de ellos, no los estamos usando bien.
El tratamiento de cada caso se pautará entre el médico y el paciente y a veces serán necesarios, por un periodo de tiempo lo más corto posible, los psicofármacos. Pero lo que yo quiero es abriros las posibilidades de abordaje de estos estados de tristeza sabiendo que, como os decía, no existe la “fórmula maravillosa” pero que sí que podemos plantear un tratamiento multidisciplinar e integrativo en el que, incluso, muchas de las cosas que podamos hacer para mejorar tan solo dependan de nuestra propia voluntad y capacidad de cambiar.
Así que aquí van algunos pilares sobre los que podemos apoyar nuestra salida de la depresión.
Cuida lo que comes
Queremos salir de la oscuridad, de la tristeza, del desánimo.
Queremos conectar con la alegría y con la vida.
¡¡¡ Pues comamos alimentos vivos!!!
Pensad que cuando ponéis en agua una alubia, un garbanzo, un grano de arroz integral, una semilla de girasol… ¡¡¡ Germinan!!! ¡¡¡ Crecen!!!
Y pueden hacerlo porque están vivos. Igual que una fruta, aunque la cojamos verde del árbol, sigue madurando en el frutero porque está viva.
La carne, los alimentos procesados y refinados… no maduran, solo se estropean porque ya están muertos.
Así que, mi consejo, llena tu plato de legumbres, cereales integrales (arroz, mijo, quinoa, trigo sarraceno), frutos secos, semillas (girasol, sésamo, calabaza), frutas y verduras.
No quiero decir que no puedas comer otras cosas, lo que digo es que hagas de todo esto el pilar de tu nutrición.
El pescado y los huevos (ecológicos) pueden ser un buen complemento proteico y, además, los huevos están llenos de fosfolípidos muy recomendables para nuestro cerebro.
Y, sobre todo, disfruta. Piensa que esos alimentos que van a entrar en tu cuerpo se transformarán en parte de ti, no solo de tu cuerpo, sino que serán también parte de la energía con la que construyas tus pensamientos, tus sentimientos y tus actos. Puedes darles las gracias y pedirles que se transformen en lo mejor que sea posible. Puedes probarlo y observar si cambia algo.
Cuida lo que ves y lo que oyes
Todo lo que entra en nuestro organismo tiene un efecto en él. Todos lo damos por sentado con los alimentos, pero muy a menudo se nos olvida que lo que oímos y vemos también nos nutre o nos intoxica. Así que elijámoslo bien.
Busquemos películas, libros, música, compañía… que sintamos que nos iluminan, que nos reconfortan, que nos inspiran y huyamos de todo lo que ensombrezca más nuestro ánimo.
Yo, para empezar, suelo aconsejar encarecidamente una dieta de “fuera telediarios”.
A lo mejor os hace gracia, pero a mí me encantan las pelis de superhéroes de Marvel porque, al margen de todos los mamporros que dan, a mí me conectan con valores que me inspiran como la lealtad, el sacrificio, la integridad, el valor, la compasión, el compañerismo. Y todo en unos personajes llenos de conflictos personales y en constante evolución, como en la vida misma. Hasta los semidioses tiene problemas de familia.
Ya veis, yo que de crío siempre he sido de El Capitán trueno y de El Jabato a estas alturas me engancho con Marvel.
Muévete
Corre, anda en bici, baila, levanta pesas, practica judo, yoga, pilates, lo que te apetezca, pero haz algo de ejercicio. Y si es en contacto con la naturaleza, pues muchísimo mejor.
El ejercicio es una de las actividades que más estimulan la producción de endorfinas en nuestro organismo, eso que llaman las hormonas de la felicidad.
No siempre te va a apetecer, pero hazlo, aunque sea sin ganas, y observa cómo te sientes después.
La psicoterapia
En general, nos cuesta mucho pedir ayudar a un psicoterapeuta. Parece que eso de hacer terapia es para locos y en cambio no tenemos mucho problema en tomar psicofármacos cada vez que sufrimos emocionalmente o no podemos dormir bien. Y no lo digo yo, lo dicen los datos de consumo de estos fármacos en nuestro país.
A mí la terapia me cambió la vida, me hizo entender desde dónde sufría y, sobre todo, me ayudó a conectar con todo mi potencial emocional. Sigo sufriendo cuando la vida me lo pone un poco difícil, como todo el mundo, pero ahora soy mucho más consciente de mi poder y de mis recursos emocionales para superar las situaciones y para que ese dolor se transforme en crecimiento. Bueno, al menos lo intento.
La Homeopatía
Como siempre suelo hacer dejo mi amada homeopatía para el final y quiero explicaros el papel que puede ocupar en el tratamiento de la depresión con un ejemplo, con un estudio publicado[1] muy interesante.
Se trataba de valorar el efecto sobre la depresión en mujeres perimenopáusicas comparando la homeopatía con un antidepresivo convencional.
Se hicieron tres grupos y a las mujeres de uno de ellos se les dio el antidepresivo, a las de otro grupo se les dio un placebo y a las del tercero se les prescribió un medicamento homeopático.
Lo más interesante del ensayo clínico fue que a las mujeres a las que se les dio el medicamento homeopático se les hizo una historia clínica profunda para ver cuál era el medicamento que necesitaba cada una de ellas. No se dio un medicamento homeopático para la depresión, sino que se individualizó el tratamiento buscando qué medicamento homeopático necesitaba cada mujer en virtud de cómo vivía su tristeza, qué le mejoraba y qué le empeoraba, cómo dormía, cuál era su biografía, si había alguna circunstancia relacionada con su depresión y todos esos aspectos que hacen que el enfermo sea mucho más importante que la enfermedad.
Lo que se vio fue que tanto la fluoxetina como el medicamento homeopático tenían un efecto significativamente mayor que el placebo en la mejoría de la depresión. Eso era algo esperable, lo curioso fue comprobar que, mientras que el psicofármaco solo actuaba sobre el estado de ánimo, muchas de las pacientes que habían recibido su medicamento homeopático individualizado referían también mejoría de otros síntomas asociados a su menopausia como los sofocos, el insomnio, el cansancio, la irritabilidad o los dolores de cabeza y musculares.
Es decir, al actuar estimulando los propios mecanismos de reequilibrio del organismo, el medicamento homeopático individualizado conseguía mejorar el estado general de las mujeres tanto a nivel físico como emocional, actuando sobre la globalidad de la persona.
Mi conclusión final es que el tratamiento actual de la depresión está excesivamente focalizado en el abordaje psicofarmacológico convencional, con muy pocas evidencias de su eficacia y demasiados efectos no deseados, y que una visión más global, personalizada e integrativa sería, sin duda, una alternativa mucho más esperanzadora.
#HomeopatíaSuma
[1] ‘Individualized Homeopathic Treatment and Fluoxetine for Moderate to Severe Depression in Peri- and Postmenopausal Women’. 2015.
8 Comments
Deja un comentario
También te puede interesar
Oportunidad de doctorado con financiación completa en Brasil.
Ha surgido una oportunidad para una beca de doctorado Cotutelle totalmente financiada para explorar el uso de la homeopatía en...
5ª Conferencia HRI: “Investigación de vanguardia en homeopatía” Del 16 al 18 de junio – Londres
Los días 16, 17 y 18 de junio tendrá lugar la 5ª Conferencia Internacional de Investigación del Instituto de Investigación...
A todos mis estimados colega Homeópatas y Alópatas que visitan esta educativa página les deseo un FELIZ AÑO NUEVO 2020.
Nelson, yo también te deseo en mi nombre y en el de todo el equipo de hablandodehomeopatía lo mejor para este nuevo año y que este mundo encuentre la paz que tanto necesita. Un abrazo.
Esta mañana desde un pueblo,de argentina me encontre con este señor que es medico y con una excelente explicacion me lleno el alma gracias x hacer mas natural la atencion al paciente veo que alli toman con interes en medicina la integeidad de la persona abrazo de argentina angelica
Hola Angélica, encantado de saludarte.
Recibo con mucha alegría y gratitud tu comentario y te mando un saludo con mis mejores deseos.
Busco un buen homeópata en Palma de Mallorca, por si me pueden orientar
Mi correo : amsabaterm@gmail.com
Gracias
Hola Antónia.
En los buscadores de médicos homeópatas de esta págian aparecen algunos compañeros de Mallorca. También podrás encontar un directorio de médicos homeópatas en http://www.homeopatiasuma.com
Muchas gracias por tu confianza y espero que te sea de utilidad. Un saludo y feliz día.
Hola Guillermo, ¿Cómo estás?
Gracias por tus posteos: Son muy educativos y se nota que realmente te apasiona lo que hacés, creo que transmitís mucho cariño. ¡Saludos!
Muchas gracias Antonella por tu amable comentario. Lo recibo con emoción.
Un saludo muy afectuoso con mis mejores deseos.