Depresión posparto y Homeopatía

El nacimiento de un hijo es, sin duda, una de la experiencias más intensas de esta vida y es normal que pueda mover todo tipo de emociones; desde la ilusión y la alegría más profundas hasta el miedo y la ansiedad. Pero incluso, más allá de esto, algunas madres pueden sufrir lo que se conoce como depresión posparto y la Homeopatía puede resultar una opción de ayuda y tratamiento especialmente indicada en este momento de la vida.

Cambios del estado de ánimo, ganas de llorar, cierto grado de miedo e inseguridad es algo muy frecuente y natural en muchas de las madres tras dar a luz. Pero algunas madres pueden entrar en un verdadero estado depresivo e, incluso, en lo que se denomina psicosis posparto.

Las consecuencias de estos estados pueden llegar a afectar, además de a la propia madre como persona, a su relación con su hijo y con su entorno; pareja, familia y amigos. Y lo que es más importante, al desarrollo físico y emocional del bebé y a la calidad del vínculo entre ambos.

Comentar también que, lógicamente, estos estados de depresión posparto, con mucha menor incidencia que en las madres, también lógicamente, pueden manifestarse de igual manera en los padres.

¿Qué es la melancolía posparto?

La melancolía posparto es algo que tiene que ver con esos cambios del estado de ánimo con miedo, ganas de llorar, ansiedad…y que afectan a muchas mujeres tras el parto, con mayor motivo y frecuencia si se trata de su primer hijo.

Suele comenzar dentro de los dos o tres primeros días tras el parto y pueden llegar a durar hasta dos semanas. Lo habitual es que poco a poco se vaya recuperando la calma y la tranquilidad hasta conseguir un estado de ánimo que permita disfrutar de esa experiencia maravillosa que debe ser la maternidad.

Entre las sensaciones más habituales en estos estados de tristeza posparto están la ansiedad, falta de ánimo, irritabilidad, los cambios bruscos de humor, ganas de llorar, incapacidad para concentrarse, pérdida de apetito o todo lo contrario y las alteraciones del sueño.

¿Qué es y cómo se manifiesta la depresión posparto?

A veces la simple tristeza posparto puede ir más allá hasta convertirse en un auténtico cuadro depresivo. Los síntomas son básicamente los mismos, aumentados en intensidad y duración, hasta el punto en el que pueden llegar a interferir en el cuidado del bebé y en el desarrollo de las actividades cotidianas de la vida.

Los síntomas suelen aparecer a lo largo de las primeras semanas tras el parto pero, en ocasiones, pueden comenzar ya durante el periodo final del embarazo o desplazarse hasta seis meses después de dar a luz.

Sus síntomas más frecuentes son:

• Desánimo y falta ilusión. Profunda tristeza. Ganas permanentes o muy frecuentes de llorar.

• Cambios bruscos de humor. Ataques de pánico.

• Dificultad para establecer un vínculo con el bebé.

• Tendencia al aislamiento.

• Cansancio y falta de energía.

• Alteraciones del sueño.

• Pérdida de apetito o todo lo contrario.

• Sentimiento de no ser una buena madre. Vergüenza, culpa.

• Inseguridad; miedo o incapacidad para tomar decisiones.

• Disminución de la capacidad de concentración, disminución de la memoria. Sensación de “estar ida”.

En casos extremos pueden aparecer pensamientos de muerte, hacerse daño e, incluso, hacer daño al bebé. Evidentemente, estas son circunstancias de máxima urgencia.

La psicosis posparto.

Esta situación es muy excepcional pero, cuando se da, puede tener graves consecuencias pues sus síntomas pueden ser muy perturbadores:

• Alucinaciones y delirios. Paranoias.

• Intentos de lastimarse a sí misma o al bebé.

• Pensamientos obsesivos.

• Desorientación y sensación de confusión.

• Hiperexcitación y manía. Agitación e impulsividad.

Cualquiera de estos síntomas serán una señal de alarma y requerirá tratamiento inmediato, lo antes posible.

¿Qué causa la depresión posparto?

No existe ninguna causa concreta a la que se pueda achacar esta situación. Los cambios hormonales  durante el embarazo y tras el parto, los cambios físicos (“no reconocerte en tu cuerpo” tras el parto) y la presión de dormir poco y mal, las responsabilidades o la sensación de que todo gira alrededor del bebé, pueden ser factores que hagan difícil la adaptación a esa nueva situación de una manera feliz y serena.

Lo que sí parece es que hay algunos factores de riesgo, circunstancias que cuando aparecen pueden favorecerla aparición de la depresión posparto:

• Antecedentes en la familia de depresión posparto.

• Antecedentes de depresión tras otro nacimiento o durante cualquier periodo de la vida.

• Sufrir alguna enfermedad mental u otros problemas de salud.

• Vivir en un entorno de soledad y falta de apoyo. Problemas de pareja o familiares. Dificultades económicas.

• Haber sufrido alguna situación especialmente dura y estresante en los últimos tiempos.

• Embarazo múltiple.

• Embarazo no deseado.

• Nacimiento prematuro.

• Experiencia de parto traumática.

• Ingreso del recién nacido en la unidad de cuidados intensivos.

• Dificultades para amamantar.

Es decir, cualquier situación que sume presión en este momento tan delicado y especial de la vida puede actuar como un predisponente y un desencadenante de la depresión posparto.

Tratamiento de la depresión posparto y Homeopatía.

Como en cualquier situación médica, la elección del tratamiento se ajustará a la gravedad y a las características del mismo. Así, los tratamientos farmacológicos convencionales, no siendo los más recomendables por sus potenciales efectos secundarios sobre la madre y sobre el bebé, pueden estar indicados si la gravedad del caso lo exige.

Hay que considerar que no hay un claro consenso acerca de cómo valorar la exposición del bebé a estos fármacos a través de la leche materna, ya que todos los antidepresivos se excretan, en mayor o menor proporción, por esa vía.

En este sentido, las ventajas de los medicamentos homeopáticos son evidentes:

• Son medicamentos inocuos para el bebé por lo que se puede mantener la lactancia en todos los casos que se tomen medicamentos homeopáticos.

• No producen somnolencia ni disminuyen la atención, algo que suele preocupar (con razón) a las madres a la hora del cuidado de sus bebés.

• Ausencia de dependencia y de síndrome de abstinencia en el momento en el que se retire el tratamiento.

• Se puede combinar con cualquier otro psicofármaco si fuera necesario. Incluso, en este caso, utilizar medicamentos homeopáticos dentro de la estrategia global de tratamiento de los casos más severos puede hacer posible minimizar el uso de otros fármacos con potenciales efectos no deseados.

Siempre que sea posible y razonable, la estrategia de acompañamiento a estas personas deberá basarse en técnicas de psicoterapia, en la implicación de su entorno afectivo y en el uso de medidas farmacológicas seguras, como son los medicamentos homeopáticos. El tratamiento con antidepresivos convencionales se tendrá en cuenta sobre todo en mujeres con depresión grave o que no responden a medidas no farmacológicas.

La Homeopatía obtiene sus mejores resultados cuando somos capaces de individualizar el tratamiento. No todas las mujeres con depresión posparto necesitarán el mismo medicamento, dependerá de cómo se esté expresando el proceso en cada una de ellas. Además habrá que tener en cuenta su carácter y su forma de ser antes de la depresión, cómo es su entorno social y familiar, su estado de salud, sus antecedentes personales y familiares, es decir, todo lo que concierna a ella como persona y a su entorno. La Homeopatía es una auténtica terapéutica biopsicisocial.

Así, podremos pensar en medicamentos como NATRUM MURIATICUM en mujeres que se aíslan y tienden a guardar sus sentimientos salvo con las personas con las que se sienten en auténtica intimidad. El consuelo les irrita salvo que lo sientan verdaderamente sincero.

SEPIA será un medicamento para las madres que también tiendan a buscar la soledad. Se sienten completamente desbordadas y lo ven todo muy negro, con ganas permanentes de llorar. Muy irritables y con grandes cambios de humor. Pueden llegar a sentir una gran indiferencia por el bebé.

PHOSPHORICUM ACIDUM será otro de los medicamentos homeopáticos usados con mayor frecuencia. En este caso el sentimiento que domina es el desánimo y la falta de voluntad. Este estado de tristeza se acompaña, además, de un gran cansancio lo que hace que lo único que desee hacer es quedarse en la cama.

GELSEMIUM puede ayudar en gran manera cuando lo que domina es el miedo que paraliza.

Cuando la madre se siente angustiada, con crisis de ansiedad que la ahogan, con cambios de humor constantes, con explosiones histeriformes de las que luego se arrepiente y que, además, tiende a sentirse mejor con la compañía y la distracción, en este caso será IGNATIA el medicamento más indicado.

LYCOPODIUM, con su sentimiento de “no ser capaz”, de “no valer”, también puede ser un gran medicamento, en mi experiencia, especialmente indicado en los padres que puedan llegar a pasar por un estado similar al de las mujeres.

Son solo unos ejemplos para mostrar que la Homeopatía no trata “diagnósticos” sino que trata personas que sufren y lo hace desde la sensibilidad y la situación particular de cada una de ellas.

Solo dos reflexiones.

Tener un hijo es una experiencia inmensa y nadie nos enseña ni nos prepara para vivirla. Cada uno hace lo que puede desde lo que es y lo que ha vivido. Es razonable sentirse desbordado.

Yo he aprendido que cuando te invaden sentimientos o pensamientos oscuros lo mejor es observarlos, sentirlos, aceptarlos y tomar un poco de distancia de ellos, casi como si fueran unos extraños que vienen a visitarte. A mí me ayuda mucho a reírme un poco de ese pequeño tirano que llevamos dentro y que vive juzgándolo todo, empezando por juzgarnos a nosotros mismos en todo momento.

Otra cosa que me ayuda mucho en las “noches oscuras” es compartir. Yo sé que en muchas ocasiones nos sentimos solos; a veces, incluso, será verdad. Pero la mayoría de ellas es más nuestro estado interior de desolación que la verdadera ausencia de personas que nos quieran.

Esta sociedad, esta mátrix en la que andamos metidos, parece que nos quiere fríos y distantes, asustados y en guardia permanente. Vivir así es lo que mata nuestra Humanidad y lo que hace que cada vez consumamos más antidepresivos y ansiolíticos. Cuando aparezca una “noche oscura”, que aparecerán, compartámosla con nuestros seres queridos, a corazón abierto, con confianza, cariño y humildad. Y no esperemos grandes cosas de los demás, todos hacemos lo que podemos. Tan solo tenemos que mirarnos con el Alma y ver en el otro a un hermano transitando esta experiencia humana, como cualquiera de nosotros.

Los hijos vienen a este mundo a aprender de nosotros y también a enseñarnos. A veces, de hecho, es mucho más lo que ellos nos enseñan a nosotros. No hay una sola forma correcta de vivir ni de criar a un hijo. A veces escucho: “¡Es que es muy difícil ser buenos padres!”. Entonces pienso: “¡Que va! Tan solo hay que ser una buena persona. Y eso todos sabemos lo que es”.

Mi buen amigo el Dr. Jorge Manresa ya escribió en este mismo blog un artículo sobre este tema hace algunos años y quiero pedirle prestado, para compartir con todos, este pensamiento de una madre con el que terminaba su post:

“Antes quería ser una mujer modelo, una mamá modelo. Ahora espero nunca serlo, al menos no a propósito. Quiero ser mamá de mis niños, quiero escuchar más a mi corazón, a mi sentido común, menos a los informados y bien intencionados consejos del mundo. Quiero reconocer cada vez más ese odioso sentimiento de no ser lo suficientemente buena porque, para mis hijos, solo existe una madre, y es perfecta. Aunque esa madre sea yo. A emprender pues batalla campal contra la culpabilidad: fuera de aquí «la madre perfecta», bienvenida la madre feliz.” Pilar Ochoa.

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