Cumbre Mundial de Medicina Tradicional de la OMS 2023. La Homeopatía de nuevo en la agenda de la OMS.

Los días 17 y 18 de agosto se ha celebrado en Gandhinagar, Gujarat, India, la Cumbre Mundial de Medicina Tradicional de la OMS (Organización Mundial de la Salud) bajo el lema  “Hacia la salud y el bienestar para todos”.

“Hacia la salud y el bienestar para todos” me parece un objetivo y un deseo que una organización como la OMS debe tener presente de manera permanente. Debe ser su esencia, su alma, su inspiración constante. Y, en este caso, las conclusiones a las que se han llegado en este encuentro creo que, si se llevasen a la práctica de manera decidida y profunda, supondrían un auténtico paso adelante en el cuidado de la salud de todas las personas de este planeta. En realidad, no solo de las personas sino de todos los seres que habitamos nuestra Madre Tierra.

La OMS, como queda constatado al principio de este documento-resumen de la cumbre, lleva décadas defendiendo una medicina integradora de los saberes médicos, tanto los más modernos como los más tradicionales, en el contexto siempre del mayor rigor científico y ético. Y es profundamente satisfactorio comprobar que sigue en ese empeño y que sus esfuerzos de integrar y de normalizar todas la terapéuticas útiles en el cuidado de la salud continuarán en la línea de su anterior estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023.

Aunque aquí tenéis el acceso al documento-resumen completo de esta cumbre, permitidme que comparta con vosotros algunas reflexiones de lo que, a mí entender, pueda ser lo más relevante.

Reconocimientos.

Al comienzo del documento se hace alusión a algunas de las realidades que la OMS admite como ciertas. Así, reconoce que  todas las personas que habitamos esta tierra pertenecemos a una única familia humana, que todos estamos vinculados entre nosotros y con nuestro hogar, el planeta Tierra, y que su salud y bienestar guarda una profunda relación con la salud y el bienestar de todos los seres que lo habitamos.

Afirma, además, que miles de millones de personas en todo el mundo utilizan la medicina tradicional, complementaria e integrativa (MTCI) como parte del cuidado de su salud y que, muchos de ellos, la utilizan como método principal.

Esta declaración me resulta especialmente interesante:

“Los diversos conocimientos indígenas y los sistemas MTCI de curación, bienestar y sostenibilidad son un recurso valioso para la humanidad. Tienen en cuenta las dimensiones holísticas de la salud y el bienestar de las personas y del planeta (individual, física, mental, social y espiritual) que se han utilizado durante siglos. Estos deben considerarse junto con otras formas científicas de conocimiento, para intercambiar aprendizajes y desarrollar la validación científica de diferentes enfoques para mejorar la salud y el bienestar”.

En este sentido, el documento afirma que la OMS, como principal organismo técnico de las Naciones Unidas (ONU) en materia de salud, debe velar e instar a los estados miembros a reconocer este valor y así garantizar la eficacia, la seguridad y la equidad en el uso de los conocimientos y recursos de los sistemas MTCI. Además, insiste en que se debe igualmente velar por el desarrollo científico de este tipo de abordajes de la salud.

De todo ello se desprende lo que siento que ha sido el espíritu central de esta cumbre: la necesidad de seguir avanzando hacia una medicina integradora de todos los métodos rigurosos, seguros y eficaces de los que la humanidad dispone. Todo ello entendiendo que los conocimientos tradicionales y la medicina más moderna pueden tener un encuentro natural en el marco de la ciencia médica. Y así queda patente cuando se afirma que “las contribuciones de los conocimientos indígenas y los sistemas MTCI han incluido avances científicos y médicos históricos”.

También reconoce ya al final de este primer apartado del documento-resumen que el “primer principio en medicina es no hacer daño” y que las MTCI siempre han tenido este principio como elemento central de su práctica médica.

Sobre salud y bienestar de las personas y del planeta.

“Priorizar el bienestar de las sociedades y las economías alineadas con la sabiduría y los valores probados por el tiempo de los conocimientos indígenas y los sistemas MTCI”.

Es evidente que la ciencia moderna tiene que tener un espacio muy destacado en el avance de la medicina pero no es menos cierto que reconocer y aprovechar las prácticas médicas y del cuidado de la salud que siglos de uso han avalado, debe ser también un pilar básico en el desarrollo de la medicina. Ya lo decía Hipócrates: Tonto el médico que desprecia el conocimiento adquirido por los antiguos.

Sobre el liderazgo sanitario mundial de la OMS en medicina tradicional, complementaria e integrativa.

En este sentido, se afirma que la OMS debe “abogar por mayores compromisos políticos y financieros a nivel mundial, regional, nacional y comunitario para traducir esa estrategia en políticas y prácticas para la salud y el bienestar de las personas”.

Así mismo, se insiste en la necesidad de fomentar foros internacionales e interregionales de colaboración para escuchar respetuosamente, compartir y validar toda la experiencia que la MTCI pueda aportar en el cuidado de la salud de las personas y de todo el planeta.

Sobre la investigación en MTCI.

“Abogar y movilizar fondos de investigación acordes con la demanda y el uso de MTCI […] haciendo un uso apropiado de la investigación existente y nueva, las síntesis de evidencia y la traducción de conocimientos”.

En relación a la investigación, la OMS insiste en que es necesario tanto valorar la actual investigación científica con la que ya contamos en MTCI como seguir potenciándola creando incluso “cátedras y programas de investigación para MTCI en las universidades e instituciones académicas pertinentes”.

Es más,  en el documento se insta a “acelerar la producción, la reglamentación y la utilización formal de productos y prácticas de MTCI, científicamente probados, incluso para su consideración en las directrices de la OMS y las políticas y sistemas nacionales de salud, apoyando, cuando proceda, su integración en la lista nacional de medicamentos esenciales sobre la base de criterios científicos rigurosos y asegurando la participación de expertos en MTCI en las decisiones y la aplicación conexas”.

Me parece especialmente relevante destacar la mención explícita que hace la OMS a la necesidad de la presencia de expertos en MTCI siempre que se tengan que tomar decisiones sobre temas relacionados con estas prácticas médicas. Lo digo porque en nuestro país (y creo que en otros países ha ocurrido un tanto de lo mismo) estamos tristemente acostumbrados a ver cómo muchas personas hablan y deciden sobre estos temas sin tener la más mínima formación ni experiencia al respecto y despreciando e ignorando totalmente la participación en estos espacios de decisión de los profesionales cualificados en estas materias.

También se habla de otro tema muy importante en relación a la investigación en MTCI y es la necesidad de “desarrollar métodos de investigación inclusivos y multidisciplinarios para capturar la investigación, no solo  sobre ingredientes activos específicos para aplicaciones farmacéuticas, sino también sobre conocimientos y enfoques de estilo de vida complejos, holísticos e individualizados de MTCI, creando así una base de evidencia multidimensional, multidisciplinaria, inclusiva y culturalmente apropiada, manteniendo el más alto nivel de rigor científico y estándares éticos”.

Es decir, que la investigación debe adaptarse a la naturaleza de lo que se estudia ya que el método científico no es una realidad objetiva y absoluta, sino que debe comprender primero la esencia de lo que desea estudiar para poder así aplicar el método que pueda aportar el mayor conocimiento sobre el objeto de su investigación.

Además, me resulta especialmente gratificante ver cómo en el documento se pone en valor el enfoque holístico e individualizado que la MTCI siempre ha tenido. En esta época en la que cada vez se habla más de la medicina biopsicosocial, es decir, de la necesidad de entender la salud y la enfermedad desde las dimensiones biológicas, emocionales, sociales e, incluso, espirituales de cada una de las personas, resulta muy satisfactorio el reconocimiento por parte de la propia OMS de estas cualidades en la MTCI.

Frente a la medicina moderna que lleva décadas desconectando y desmantelando la realidad holística de la existencia, la Homeopatía, la Medicina Tradicional China, la Medicina Naturista, la Medicina Ayurvédica o la Osteopatía, entre otras, siempre han mantenido en lo más profundo de su concepción de la vida y de su práctica médica la convicción de que no se puede comprender nada si no se observa desde la globalidad de la realidad de cada ser. Así, Hipócrates también afirmaba que era mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona. 

Sobre la cobertura sanitaria universal, atención primaria de salud y sistemas de salud.

“Facilitar la integración adecuada y basada en la evidencia de las MTCI en los sistemas nacionales de salud utilizando un enfoque de atención primaria de salud y de acuerdo con los contextos y prioridades de los países […]”.

No creo que se puede decir más claro: Todas las personas debieran tener el derecho y la posibilidad de cuidar de su salud con el método que más se adecue a sus preferencias, dentro de los estándares de rigor, eficacia y seguridad que cualquier sistema de salud debe garantizar a todas las personas.

Y, como no podría ser de otra manera, la OMS invita a todos los países miembros a “apoyar y promover el desarrollo de estándares curriculares para la educación de los profesionales de MTCI de acuerdo con los contextos y prioridades del país. Incorporar componentes de MTCI basados en la evidencia  en la educación del personal de salud”.

Esperemos que más pronto que tarde los responsables de la formación médica en este país se hagan eco de lo que ya ocurre en muchos otros países y que, con tanto sentido común, la OMS promueve para que sea una realidad universal lo antes posible.

Sobre el manejo de información médica y datos.

“Promover políticas que promuevan la documentación estandarizada de MTCI, […] para permitir la integración de la evidencia y la recopilación de datos sobre MTCI de manera estandarizada, dentro de los sistemas de información de salud de rutina”.

Sería realmente enriquecedor que en los protocolos habituales en los que se mueve la medicina convencional pudieran contemplarse también actos médicos relacionados con la MTCI. Para ello la OMS invita a “establecer una red global de centros clínicos de referencia de MTCI que puedan realizar de forma rutinaria recopilación y seguimiento de datos estandarizados basados en la codificación de la implementación de la CIE-11 de la OMS y el impacto de las intervenciones de MTCI, tanto para pacientes individuales como para enfermedades, con información estandarizada sobre seguridad y eficacia (clínica y económica), así como demanda y utilización de la comunidad”.

Es interesante ver cómo se hace referencia explícita a la demanda y utilización de la población de los distintos enfoques terapéuticos a la hora de cuidar de su salud. Y lo deseable es que todas estas terapéuticas puedan enmarcarse en el paradigma de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE), que se fundamenta en tres pilares de importancia equiparable: la investigación médica, la experiencia propia de los profesionales y las preferencias de las personas. Cuando no tenemos en cuenta alguno de estos aspectos o cuando hipertrofiamos y sobredimensionamos alguno de ellos en detrimento de los otros, nos estamos moviendo en algo a lo que ya no podemos llamar MBE.

Sobre salud digital e inteligencia artificial (IA).

En estos momentos en los que vivimos era imprescindible hacer alusión a esta realidad.

Quizás de todos los temas tratados este sea en el que las conclusiones son más vagas, menos concretas. Simplemente se refieren al riesgo que podría suponer todas estas nuevas tecnologías sin un marco ético y legislativo adecuado.

Sobre la biodiversidad y la sostenibilidad.

Aquí también las conclusiones son algo vagas. En mi opinión, lo más significativo es el convencimiento que muestra la OMS en relación a la necesidad de que los habitantes de las diferentes regiones en donde el equilibrio de sus ecosistemas y su biodiversidad esté comprometida y en peligro, estén implicados, se les consulte de forma directa y activa, a la hora de buscar soluciones a sus problemas.

Sobre derechos humanos, equidad y ética.

Y, por fin, en este último apartado se habla de la necesidad de respetar la realidad social y cultural de todas las comunidades y pueblos que habitan en el planeta, “respetando plenamente la diversidad de todo tipo”.

Se vuelve a insistir en la importancia de “incorporar métodos y procesos éticos en la investigación y práctica de las MTCI a través del desarrollo e implementación de marcos éticos que sean culturalmente apropiados y socialmente relevantes e inclusivos”. Es decir, que la ciencia no puede comportarse como “un elefante en una cacharrería”, imponiendo criterios y metodologías completamente alejados de la realidad y de la naturaleza del objeto de su estudio.

Y no menos relevante la alusión que hace a la necesidad de desarrollar estrategias de relación entre todas las partes comprometidas en la salud, basadas en el consentimiento libre e informado, la confidencialidad de la información médica de las personas, el respeto mutuo, la comunicación abierta y la participación activa y significativa en la toma de decisiones de todas las partes implicadas en cada situación concreta.

Algunas reflexiones.

La mejor medicina siempre será la que recoja e integre todo el conocimiento útil, tradicional y moderno, en el cuidado de la salud global del planeta y de todos los que lo habitamos, pues todo y todos estamos conectados y somos interdependientes. Como decía el gran Marco Aurelio: “Lo que no es bueno para la colmena, no es bueno para la abeja”.

La Homeopatía, al igual que otras MTCI, ha demostrado, a lo largo de más de dos siglos, su utilidad y su seguridad a la hora de ayudar a las personas en el cuidado de su salud. Y así, hoy en día esta terapéutica médica puede considerarse perfectamente encajada en el contexto de la MBE; investigación científica que la avala, experiencia acreditada de los profesionales que la conocen y utilizan y amplia satisfacción de las personas que recurren a ella.

Miles de millones de personas recurren a las MTCI para tratar sus enfermedades de forma habitual y, en muchas ocasiones, siendo estas terapéuticas utilizadas de forma exclusiva. Digo esto porque en occidente tenemos la egocéntrica costumbre de pensar que solo la terapéutica farmacológica que usamos aquí es relevante para tratar los problemas de salud y olvidamos que muchas sociedades que gozan de estándares de salud y longevidad mucho mejores que los nuestros no usan habitualmente “nuestros medicamentos”. Y ¿a lo mejor por eso viven más y mejor?

Creo que estamos viviendo un momento en la historia de la humanidad en el que los viejos paradigmas se están desmoronando porque algo nuevo está ya a las puertas. Siento profundamente que la Consciencia colectiva de esta humanidad está preparada para dar paso a una nueva humanidad en la que la ternura, la fraternidad, la cooperación y la conexión con la Madre Tierra sustituyan a la competitividad, la lucha, el saqueo y la depredación que nos han gobernado hasta ahora.

Siento que, como en un parto, estamos viviendo las últimas contracciones (no olvidemos que son las más fuertes) que anteceden al nacimiento. Son duras, son dolorosas, pero hay que vivirlas con serenidad y alegría porque lo que espera es grandioso.

Terminar esperando de todo corazón que todos esos políticos y responsables de todo tipo de instituciones relacionadas con la sanidad y el cuidado de la salud de todo el planeta, sigan las recomendaciones de la OMS en materia de integración de las MTCI en los sistemas de salud públicos con el mismo entusiasmo y empeño que lo hacen con el resto de sus recomendaciones.