En este post vamos a revisar qué es la cirrosis hepática, sus causas, sus diferentes síntomas y manifestaciones, qué podemos hacer para prevenirla, su diagnóstico y tratamiento convencional y cómo la Homeopatía puede ayudar en el tratamiento de estas personas.

¿Qué es la cirrosis?

La cirrosis hepática puede ser el resultado final de numerosas enfermedades hepáticas crónicas que acaban produciendo una alteración de la estructura normal del hígado, lo que conlleva una alteración de todas sus funciones. En casos muy avanzados, la cirrosis puede llevar incluso a la muerte.

Cada vez que el hígado sufre una agresión, este órgano formará una cicatriz en su tejido en su intento de reparar la lesión, de la misma manera que lo hace la piel o los músculos y ligamentos cuando son lesionados. Es decir, el tejido fibroso va sustituyendo al tejido sano. Este tejido cicatricial no podrá cumplir con las funciones del tejido normal del hígado, de manera que, si este tejido fibroso va aumentando, la función global del hígado se irá deteriorando paulatinamente.

¿Para qué sirve el hígado?

El hígado es, sin duda, uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo y se calcula que está implicado en unas 500 funciones básicas para la vida. Entre ellas podríamos destacar:

  • Desintoxica el organismo. El hígado es un auténtico laboratorio en donde se metabolizan y desactivan infinidad de sustancias tóxicas para el organismo. Medicamentos, contaminantes ambientales, desechos de la alimentación, medicamentos, sustancias tóxicas como el alcohol y otras drogas, son solo algunas de las sustancias que este órgano está encargado de neutralizar.
  • Metaboliza grasas y proteínas, estando especialmente implicado en el metabolismo del colesterol. También se encarga de transformar el amoniaco en urea y las purinas, provenientes del metabolismo de las proteínas, en ácido úrico para que luego sean eliminados.
  • Almacena energía en forma de glucógeno. Parte de la glucosa que obtenemos de los alimentos y que no vamos a usar en ese momento, el hígado lo transforma en glucógeno y lo almacena para poder utilizarlo cuando sea necesario.
  • Fabrica la bilis. Esta sustancia, que se fabrica en el hígado y se almacena en la vesícula biliar, hace posible que las grasas se digieran adecuadamente y que puedan absorberse vitaminas liposolubles, como son las vitaminas A,E y D.
  • Almacena vitaminas y minerales. Vitaminas como la A, E, D, K y B12 y minerales como el hierro, fundamentalmente, pero también otros como el potasio, el fósforo, el zinc o el selenio.
  • Fabrica proteínas y enzimas metabólicos relacionados con infinidad de procesos fisiológicos.

Así que, como vemos, el hígado es un órgano fundamental para mantener nuestro cuerpo limpio y lleno de energía. Además, su correcto funcionamiento también es fundamental para mantener un sistema inmunológico fuerte y la homeostasia de todo el organismo.

El hígado y las emociones.

Según la Medicina Tradicional China, el hígado está relacionado con emociones como la rabia, la ira y la cólera, y también con la melancolía y la tristeza. Cuando estas emociones están muy presentes en nuestra vida y no somos capaces de darles un sentido adecuado, pueden acabar dificultando la función de este órgano. Y de la misma manera pero en sentido contrario, un hígado fuerte y limpio será de gran ayuda para transitar momentos de nuestra vida en donde estas emociones estén especialmente presentes.

La templanza y la alegría fortalecerán y estimularán el buen funcionamiento de este órgano.

¿Qué síntomas produce la cirrosis?

Uno de los problemas de la cirrosis es que en sus fases iniciales la persona no suele presentar ningún tipo de síntoma.

Según la cirrosis avanza el paciente empieza a sentirse cansado, sin energía. Es frecuente que el apetito disminuya y aparezcan problemas digestivos a la vez que la persona pierde peso.

Según la enfermedad avanza comenzarán a aparecer diferentes signos y síntomas, reflejo del progresivo deterioro del hígado y de sus funciones:

  • Ictericia. Así se denomina a la coloración amarillenta que toma la piel y la conjuntiva de los ojos por la incapacidad del hígado de eliminar la bilirrubina de la sangre. 
  • Cambios en la piel. Comienzan a aparecer las “arañas vasculares” (capilares sanguíneos dilatados) sobre todo en la cara y en el tronco, palmas enrojecidas y alteraciones en las uñas. Acompañando o precediendo a estos signos es muy frecuente que los pacientes refieran picores generales y erráticos.
  • Acumulación de líquidos. Se manifestará en forma de hinchazón en piernas, tobillos y pies (edemas). En los estadios más avanzados de la cirrosis es muy característico la acumulación de líquido en la cavidad abdominal, lo que se conoce como ascitis.
  • Tendencia a los sangrados. Comienzan a parecer sangrados espontáneos o por pequeños traumatismos. Son característicos a nivel de las encías, la nariz y también la aparición de hematomas con golpes suaves. Incluso, algunos pacientes llegan a presentar hemorragias internas graves, sobre todo del aparato digestivo como consecuencia de la rotura de varices que pueden llegara aparecer en el esófago y en el estómago.
  • Cambios en el comportamiento. Al dejar el hígado de detoxicar adecuadamente la sangre, algunas de estas sustancias, que son tóxicas para el sistema nervioso, llegan al cerebro a través de la sangre produciendo una intoxicación cerebral que se manifiesta con problemas para dormir por la noche y somnolencia durante el día, cambios de humor, irritabilidad y desorientación. En último término, se llega a producir una progresiva disminución de la conciencia que puede acabar en un estado de coma.
  • Cambios en la función sexual. Debido a cambios hormonales y a la desnutrición, es frecuente la pérdida del deseo y la potencia sexual en los varones, el encogimiento de los testículos y el agrandamiento de los pechos, lo que se conoce como ginecomastia. En las mujeres pueden alterarse o desaparecer las reglas y llegar a verse afectada su fertilidad.
  • Dedos en palillo de tambor. Es un signo característico de la cirrosis y consiste en la deformación de los dedos; las puntas de los dedos se ensanchan y se vuelven más redondas de lo normal asemejándose a unas baquetas.
  • Desnutrición. Como ya hemos visto, el hígado juega un papel fundamental en la digestión, absorción y almacenamiento de muchos de los nutrientes que ingerimos con los alimentos. Cuando estas funciones fallan se produce un estado de desnutrición con cansancio crónico y pérdida de peso, muy especialmente de masa muscular. 

Además, la cirrosis puede acompañarse de otras complicaciones como la mayor tendencia a sufrir infecciones, problemas de desmineralización de los huesos (osteoporosis). Y sin olvidar que la cirrosis hepática es uno de los factores de riesgo más importantes para sufrir un cáncer de hígado.

¿Qué causa la cirrosis hepática?

Cualquier enfermedad que produzca una inflamación crónica del hígado puede, con el tiempo, llegar a producir cirrosis.

Algunas de las causas más frecuentes implicadas en la cirrosis serían:

  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Hepatitis víricas y hepatitis autoinmunes.
  • Hígado graso.
  • Hemocromatosis (acumulación de hierro en el hígado).
  • Fibrosis quística.
  • Enfermedad de Wilson (acumulación de cobre en el hígado).
  • Sobrepeso.
  • Consumo de determinados medicamentos.

¿Cómo podemos prevenir la cirrosis hepática? 10 consejos básicos para cuidar del hígado.

  1. Evitar los alimentos procesados, refinados y ricos en azúcar.
  1. Mucho cuidado con los medicamentos. La mayoría de los medicamentos tienen un metabolismo hepático por lo que es muy importante tener esto muy en cuenta, sobre todo en las personas polimedicadas, en los niños y en las personas más mayores.
  1. Consumir grasas y proteínas de origen animal con moderación. 
  1. Evitar los alimentos que contengan pesticidas, plaguicidas y todo tipo de productos químicos. Consumir, en la medida de lo posible, alimentos producidos de forma natural. Tener muy en cuenta la posible presencia de disruptores endocrinos.
  1. Procurar una alimentación rica en productos de origen vegetal. Verduras, legumbres, cereales integrales, frutas, frutos secos como las nueces o las almendras y semillas como el girasol, el lino o el sésamo, son la base de la alimentación para tener un hígado fuerte y limpio.
  1. Hacer ejercicio habitualmente. Pero cuidado con la actividad física extenuante; puede ser más perjudicial que beneficiosa. El ejercicio moderado y habitual es el más adecuado para cuidar del hígado. Y algo muy importante; caminar no basta, es muy importante combinarlo con ejercicios de fuerza.
  1. Evitar el estreñimiento. La función del intestino y la del hígado están directamente relacionadas.
  1. Evitar el consumo de alcohol. Tener en cuenta que el único alcohol que no afecta al hígado es que no se toma. Cuanto menos, mejor.
  1. Vigilar el sobrepeso. La obesidad puede dañar el tejido hepático y contribuir a la aparición de un hígado graso.
  1. Cuidar de nuestro mundo emocional. Como decíamos, la rabia, la cólera, el enfado, la frustración, la tristeza, son emociones que, si se instalan en nuestra vida, pueden afectar a la función del hígado.

¿Qué alimentos pueden ser los más adecuados para cuidar del hígado?

Los sabores ácidos y amargos, con moderación, estimulan y protegen la función hepática. Y digo con moderación porque, en exceso, pueden tener el efecto contrario.

Si bien lo realmente importante es llevar una alimentación saludable en su conjunto, es también cierto que hay algunos alimentos que pueden ayudar de forma especial al funcionamiento hepático, recordando siempre que no existen “alimentos milagro”.

Algunos de estos alimentos especialmente recomendados para nuestro hígado podrían ser el limón, las alcachofas, la cebolla, el rábano, la col fermentada, el brócoli, los puerros, las legumbres (especialmente, los garbanzos), los espárragos, la escarola, las nueces, aguacates, aceite de oliva, cereales integrales, vegetales de hoja verde (espinacas, acelgas…), todos ellos entre los más habituales. El ajo y la cúrcuma también podrán estar en esta lista.

Diagnóstico y tratamiento convencional.

El interrogatorio y la exploración en la consulta, los análisis de sangre y determinadas pruebas de imagen (ecografías, resonancias magnéticas, tomografías, elastografías) suelen llevar al diagnóstico. La biopsia del órgano no suele ser necesaria pero puede ayudar a conocer la gravedad del daño hepático y la causa. 

Por lo general, el daño hepático causado por la cirrosis no se puede revertir, aunque hay algunos casos en los que podemos ver cierto grado de reestructuración del tejido hepático. Sin embargo, con un diagnóstico y un tratamiento temprano, es posible limitar el daño adicional, frenar la evolución del proceso y evitar las posibles complicaciones.

Evitar y tratar el sobrepeso, abandonar el consumo del alcohol y tratar cualquier enfermedad de base que esté contribuyendo a desarrollar la cirrosis, como puede ser una hepatitis o un hígado graso, son los pilares básicos del tratamiento.

El tratamiento también se orientará a aliviar algunos síntomas, como el picor, el cansancio o el dolor. También será muy importante atender el estado nutricional de la persona. 

En caso de que el hígado se encuentre ya muy deteriorado, la solución final será el trasplante hepático.

10 medicamentos homeopáticos que ayudan al hígado.

La Homeopatía puede ser una gran aliada a la hora de mejorar la función del hígado y de contribuir muy positivamente en la evolución de estos pacientes.

Lo primero que hay que destacar de los medicamentos homeopáticos es que no necesitan ser metabolizados en el hígado, pues carecen de toxicidad, con lo que liberan al hígado de ese trabajo. De esta manera, son ideales para cualquier terapia de limpieza y drenaje hepático y muy especialmente en las personas con un hígado cirrótico al que tendremos que liberar, en la medida de lo posible, de todo aquello que lo sobrecargue.

Además, podremos usarlos tranquilamente en cualquier paciente, como, por ejemplo, personas mayores con otras patologías y otros tratamientos o mujeres embarazadas.

En mi experiencia, estos son 10 de los medicamentos homeopáticos más útiles para cuidar del hígado y también para el abordaje de los problemas y enfermedades hepáticas:

  1. SULFUR.

El azufre, mineral del que se obtiene este medicamento homeopático, interviene en numerosos procesos enzimáticos indispensables para el correcto funcionamiento de nuestro organismo y, entre muchas de sus funciones, se encuentra la de favorecer la desintoxicaión hepática. Estará especialmente indicado cuando queramos drenar a personas congestivas, calurosas, con inclinación a comer y beber en exceso y con tendencia a sufrir procesos en la piel de forma periódica.

  1. NUX VOMICA.

La nuez vómica  es otro de los frutos que nos da la naturaleza con un potente tropismo hepático y a partir del cual se elabora este medicamento homeopático. 

Las personas sensibles a Nux vomica tienen una debilidad hepática constitucional que les hace sufrir frecuentemente de problemas digestivos, estreñimiento y hemorroides. Esa misma debilidad hepática hace que los peores momentos del día para ellos sean la mañana al despertar y tras la comida, cuando suelen necesitar de un corto sueño para reponerse y volver a su frenética actividad. También son muy dados abusar de todo tipo de excitantes para poder sobrellevar su intensísima actividad diaria.

Nux vomica es, además, uno de los mejores medicamentos para ayudar al hígado a metabolizar el alcohol. Gran compañero de las “resacas” después de celebraciones.

  1. PHOSPHORUS.

El fósforo es otro de los minerales íntimamente ligados al hígado. Phosphorus estará especialmente indicado en los procesos degenerativos e inflamatorios de este órgano, tanto agudos como crónicos. Así, podrá ser de utilidad en el tratamiento de las hepatitis víricas y en las repercusiones hepáticas del alcoholismo crónico, como pueden ser la esteatosis hepática (hígado graso) y la cirrosis.

  1. LYCOPODIUM.

Este medicamento homeopático tiene una marcada acción en la función del hígado y de todo el aparato digestivo, así como en el metabolismo del ácido úrico, de la urea y del colesterol. Suelen ser personas que enseguida se hinchan tras comer, incluso habiendo comido poco. De hecho, suelen preferir hacer pequeñas comidas porque sienten que enseguida se llenan. Tienen también tendencia a hacer cálculos en la vesícula biliar y en los riñones.

  1. SEPIA.

Este medicamento homeopático, obtenido a partir de la tinta del calamar, está indicado en personas con una marcada debilidad hepática junto con una debilidad de sus tejidos conjuntivos, lo que les predispone a sufrir prolapsos y “caídas” de algunos órganos (vejiga, útero, estómago, vesícula biliar…) así como distensión de otros, sobre todo a nivel circulatorio (varices y hemorroides). Suelen ser personas estreñidas y con muy poco o ningún apetito al levantarse por la mañana. Son típicas las náuseas matinales que se agravan con el olor de los alimentos (gran medicamento de náuseas del embarazo). También es frecuente que sientan a lo largo del día una sensación de vacío en el estómago que les lleva a estar “picando” todo el tiempo sin que esa sensación se alivie. 

  1. TARAXACUM DENS LEONIS.

Los flavonoides y las lactonas del diente de león, estas últimas responsables de su sabor amargo tan beneficioso para el hígado, son las principales responsables de la acción sobre el hígado de esta planta, una de las grandes drenadoras hepáticas.

  1. CARDUUS MARIANUS.

El cardo mariano tiene un marcado efecto protector de las células hepáticas y una también importante acción drenadora hepato-vesicular.

  1. CHELIDONIUM.

Su acción colagoga (que estimula la secreción de la bilis desde la vesícula) y colerética (que estimula la producción de bilis a nivel del hígado) hacen también de esta planta otro excelente drenador hepático. Igualmente útil en casos de hepatitis aguda con ictericia.

  1. BERBERIS.

Esta planta cuenta también con una importante acción colagoga y colerética gracias a la berberina, uno de los alcaloides que posee. Gran medicamento de pacientes con disfunciones hepatobiliares que se manifiestan con malas digestiones con náuseas, saliva espesa, somnolencia después de comer y deposiciones decoloradas con alternancia de estreñimiento y diarreas. Además, tiene una marcada acción a nivel renal.

  1. SOLIDAGO.

La vara de oro es una planta herbácea muy extendida por los bosques de toda Europa y, al igual que el berberis, tiene acción tanto a nivel del hígado como del riñón, lo que las convierte en dos grandes depuradoras del organismo.

Los usaremos siempre teniendo en cuenta las características de cada caso y de cada paciente y podremos utilizarlos de forma individual o asociar varios de ellos, todo según la situación particular de cada paciente.

Además, también contamos con buenos medicamentos homeopáticos para tratar algunos síntomas asociados como el cansancio (KALIUM PHOSPHORICUM, ACIDUM PHOSPHORICUM), los picores (DOLICHOS, FAGOPYRUM, STAPHYSAGRIA, MEZ EREUM) o la desnutrición (ABROTANUM).

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