Antifragilidad

Cada día son más las voces que piden limitar el exceso de intervencionismo de la medicina actual en los problemas de salud cuando ello lo permita. También cada vez se hace más necesaria la individualización de los tratamientos médicos en contra de la estandarización sanitaria que valora al individuo como poco más que una enfermedad y no como un conjunto de interrelaciones, cuerpo, mente, epigenética, que lo hacen único y variable respecto de otros individuos con el mismo padecimiento.

José S. Carrión, Catedrático de Evolución Vegetal de la Universidad de Murcia y Asesor de Política Universitaria escribía éstas navidades pasadas, un interesante artículo en el periódico La Verdad en el que abogaba por limitar la intervención médica excesiva. Hacía referencia a Nassim Thaleb que acuñó el término “ANTIFRAGILIDAD” para significar cualquier condición que progrese bajo condiciones de estrés. “Muchas enfermedades de la civilización occidental se deben a la debilidad que produce el exceso de confort y puede que sea incluso un error tratar a los pacientes leves”. Me gustaría compartir con vosotros sus reflexiones.

Para el profesor Carrión, “en la práctica la enfermedad se manifiesta como una dualidad polarizada (causa-efecto) y se asume que científicamente se puede estudiar por correlación de variables. Pero en un sistema complejo como el cuerpo humano, importan mucho más el contexto y la interdependencia. Una enfermedad que se perpetua deriva de una << historia contingente >> de circunstancias particulares, no de un cuadro general de síntomas, ni necesariamente de un suceso reciente”.

“Recuperar la salud pasa por reconquistar la armonía general del individuo, incluyendo su antifragilidad heredada y adquirida, respetando su complejidad y atendiendo al psiquismo y al propósito filosófico, a su sentido de la vida”.

Como bien dice el profesor Carrión, millones de años de evolución  se han encargado de que el cuerpo comporte dosis importantes de tenacidad sanadora y por lo tanto la medicina debería facilitar esta propiedad y mostrarse más cautelosa con los  tratamientos limitando los fármacos, dada su cada vez más evidente potencialidad tóxica.

“El cambio deseable implicaría una medicina más proclive a introducir antifragilidad, bien por estresores que induzcan inmunidad curativa, o estilos de vida que introduzcan competencia para absorber impactos sin modificación de la capacidad reguladora. Mas aleatoriedad e irregularidad en nuestra existencia; el cuerpo humano lo necesita”.

A diario compruebo en la consulta como cada vez más, los padres de los niños que trato sufren –y lo digo en el sentido literal de la palabra- , sufren por pequeños padecimientos de sus hijos a los que sus padres no daban mayor importancia. La actitud de los padres ante enfermedades banales de los niños es en ocasiones tan excesiva, que traduce un auténtico miedo a complicaciones terribles e inimaginables.

¡¡¡ Acuden a la consulta niños porque han vomitado una sola vez y los han llamado del colegio !!!

Creo sinceramente que mientras el ciudadano medio siga siendo receptor de una información tendenciosa, léase modelos de belleza, publicitación de estadísticas de visitas a hospitales y de “epidemias” de enfermedades, necesidad de una prevención de lo que podamos padecer y de lo que no también, por si acaso, determinados accesorios que se hacen imprescindibles para un correcto desarrollo físico y mental del niño, y un largo etcétera, difícilmente ese ciudadano podrá tomar las riendas reales de su estado de salud.

Hay que tener una salud óptima, y eso se ha convertido en una preocupación más.

Hace ya mucho tiempo que coloque un cartel en la sala de espera de mi consulta, se trata de un pensamiento de Confucio que creo resume muy bien lo que he querido expresar en este post.

      “EDUCA A TU HIJO CON UN POCO DE HAMBRE, UN POCO DE SED Y UN POCO DE SUEÑO “

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