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Seguro que habéis oído hablar de los mal llamados dolores “de crecimiento” en los niños y adolescentes.
Veremos en este artículo que pueden aportar los medicamentos homeopáticos para tratar este problema y cuáles serían los signos de alerta que nos deben dirigir a consultar con el pediatra.
Lo cierto es que aunque no se ha encontrado relación alguna con etapas de crecimiento, algunos niños y niñas los presentan, por lo que son motivo frecuente de consulta en pediatría y de preocupación para los padres y madres cuando se prolongan en el tiempo o tienden a repetirse sin motivo aparente.
Qué son los dolores de crecimiento
Son dolores más o menos intensos que aparecen en niños en edad escolar y que en la siesta o por la noche, cuando ya están en la cama, se quejan de dolor en las piernas. Se refiere como intenso o muy intenso en el 5-10% de los casos.
El dolor aparece típicamente durante la noche, en ocasiones durante la siesta y generalmente después de un período de descanso físico. En muchas ocasiones se relaciona con actividades a las que el niño o adolescente no está acostumbrado
El niño se despierta quejándose de dolor en una o ambas piernas. No es capaz de localizarlo en una zona concreta y señala de forma difusa, mal localizada, cambiante según los días, las pantorrillas o la zona anterior de los muslos o las espinillas. Afecta a ambas piernas, y algo significativo es que no duelen las articulaciones.
Los niños mayores que se expresan mejor pueden describirlo como “calambres“, o como un dolor “interno“.
Después de varios minutos –a veces dura una o dos horas– el dolor desaparece y a la mañana siguiente el niño se despierta sin ningún síntoma y realiza su actividad diaria con total normalidad.
Tanto en la exploración médica como en la observación por parte de los padres, no se encuentra ninguna alteración aparente en las extremidades, aunque en ocasiones se aprecia en el examen una hiperlaxitud de las articulaciones.
La gran mayoría de las veces es benigno, pero en ocasiones puede ser manifestación de alguna enfermedad por lo que de observar signos o síntomas como los que se describen más abajo se debe considerar hacer un diagnóstico que descarte problemas más serios.
Se estima que los presentan entre un 10 y un 20% de los niños en edad escolar, sin que haya predilección en razón del sexo. Suelen aparecer entre los 2 y los 12 años y son más frecuentes entre los 4 y 8 años.
Aunque se ha intentado relacionarlo con distintos factores, su causa es desconocida y probablemente esté localizada en la fascia (membrana) que recubre los músculos y por la que se desliza, aunque la sensación sea de dolor del hueso.
Estos episodios de dolor pueden repetirse de forma intermitente incluso durante meses.
Cómo podemos tratar estas molestias
En la mayoría de los niños/adolescentes las molestias son moderadas y pasajeras, no requieren un tratamiento especial y basta con un masaje suave en la zona con por ejemplo una crema de Árnica.
En otros, no basta con masajes suaves y se requiere la toma de paracetamol o ibuprofeno. La tendencia a repetirse puede hacer necesario utilizar con alguna frecuencia el tratamiento con fármacos en estos casos.
Los traumatólogos infantiles recomiendan la práctica de deporte habitual y también los estiramientos de las piernas antes de acostarse como medidas beneficiosas.
Os propongo la posibilidad de tratar estas molestias/dolores con medicamentos homeopáticos especialmente en esos casos en que tienden a repetirse con demasiada frecuencia.
Medicamentos como CALCAREA PHOSPHORICA. ARNICA, RHUS TOXICODENDRON, MAGNESIA PHOSPHORICA, SILICEA, LUESINUM ó COLOCYNTHIS son algunos de los medicamentos de los que podremos valernos.
Seguros, eficaces y para utilizarlos a cualquier edad. La posología en función de la frecuencia de los síntomas nos permite repetir la toma en función de la repetición de los accesos de molestias/dolor. Incluso en aquellos casos de molestias menores.
Todos ellos son útiles para mitigar dolores calambroideos, espasmódicos, con sensación de dolor interno, a modo de latigazo.
Signos que sugieren un dolor benigno
- Aparece a última hora del día y el dolor nocturno se alivia con analgésicos simples y masajes. Aunque presionemos el hueso no se produce dolor.
- Las articulaciones no están inflamadas ni caliente ni rojas.
- La fuerza y el crecimiento son normales.
Signos que debemos consultar con el pediatra
- Si los dolores son intensos y repetitivos, requiriendo medicación.
- Dolor que interfiere las actividades cotidianas.
- Mejoría del dolor con la actividad y presente en el reposo.
- Al presionar el hueso duele.
- Si les duele al levantarse por la mañana.
- Si hay de rigidez matutina o articular. Si aparece cojera.
- Presencia de inflamación, enrojecimiento o calor articular.
- Cansancio, pérdida de peso, febrícula o sudoración nocturna excesiva.
- Alteración del crecimiento.
En general, la mayoría de los niños o adolescentes que presentan dolores nocturnos en sus piernas no deben sus molestias a enfermedades de mayor importancia. Si observamos en nuestros hijos signos como los descritos es conveniente que al menos los comentemos con el pediatra. Cuanto más datos le aportemos mejor.
En resumen, se trata de unas molestias algo frecuentes en algunos niños. Que habitualmente cede con un masaje suave o algún analgésico y que salvo en contadas ocasiones, no suele indicar mayores problemas. La homeopatía puede ser una elección de gran interés a la hora de calmar los dolores de “crecimiento”.
#HomeopatíaSuma
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