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Como cada año, mañana 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión.
Según la Encuesta europea de salud, cuyos datos difundió el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado mes de abril, en España 2,1 millones de personas sufren un cuadro depresivo, esto es el 5,25% de la población mayor de 15 años de todo el país. La prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de hombres (7,1% frente a 3,5%) y en los casos más grave la diferencia es aún mayor. Si analizamos por territorios, Castilla y León y la Comunidad Valenciana son los lugares donde más casos de depresión encontramos.
Además, una de las principales consecuencias de las medidas desarrolladas para combatir la Covid-19 ha sido el aumento de los casos de depresión y ansiedad, que han crecido más de un 25% en todo el mundo.
Un estudio internacional publicado en la revista The Lancet confirma el fuerte impacto de estas medidas en la salud mental de la población, con 53 millones de casos de depresión severa y 76 millones de episodios de ansiedad durante el pasado 2020, cifras que tienen en cuenta únicamente los casos diagnosticados. Y aunque se trata de un problema que afecta a toda la sociedad, los jóvenes y las mujeres han sido y son los más damnificados.
La importancia de la salud mental
No es de extrañar que desde hace unos meses la importancia de la salud mental haya acaparado multitud de titulares en los medios de comunicación. Y es que, como ya hemos visto, los cuadros de ansiedad y depresión están a la orden del día.
El 20% de las consultas de atención primaria son por cuadros depresivos y, aunque el tratamiento más indicado para estos pacientes sería un abordaje integrativo en el que se contemplaran otras opciones de tratamiento aparte de la farmacológica convencional, lo cierto es que la inmensa mayoría de ellos acaban siguiendo una estrategia de tratamiento centrada en los psicofármacos.
Según la OMS, durante la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2021, los gobiernos de todo el mundo reconocieron la necesidad de ampliar la calidad de los servicios de salud mental a todos los niveles. Para alcanzar estos objetivos, cada país debiera comprometerse a desarrollar sus propios planes de acción que permitieran a las personas con trastornos mentales acceder más fácilmente a los servicios de salud mental y bienestar social, pudiendo así recibir el tratamiento más adecuado en cada caso. La realidad aún se encuentra muy lejos de este escenario.
Depresión: qué es, causas y síntomas
En nuestra vida experimentamos multitud de sentimientos, no siempre agradables. Tristeza, rabia, enfado, melancolía, desconfianza, desilusión; todos estos sentimientos y estados de ánimo son normales, son parte de nuestra forma de reaccionar ante las circunstancias de la vida.
Entonces ¿Cuándo podemos saber si tenemos depresión? Pues bien, cuando sentimientos como la tristeza, la melancolía o incluso la ansiedad, se manifiesten con una intensidad más fuerte de lo normal, afecten a la capacidad de relacionarse con los demás, de trabajar y afrontar el día a día con normalidad y poder disfrutar de los buenos momentos, es probable que estemos ante un cuadro depresivo.
También hay que tener en cuenta que, dependiendo de la sintomatología de cada paciente, podemos diferenciar distintos niveles de severidad de la depresión. Así, algunos pacientes podrán desarrollar un cuadro depresivo leve y transitorio que superarán espontáneamente. Otros, en cambio, pueden llegar a caer en cuadros de extrema gravedad que les conduzcan, incluso, al suicidio.
No podemos hablar de una causa concreta que provoque ansiedad o depresión, más teniendo en cuenta que la mayoría de las depresiones son de tipo endógeno, en donde la persona no relaciona su tristeza con ninguna circunstancia en concreto.
Pero sí que es cierto que experimentar situaciones difíciles o duras, por su intensidad o porque se prolonguen demasiado en el tiempo, puede superar la capacidad de adaptación que tenga una persona ante tales episodios y generar así el comienzo de un cuadro depresivo.
Normalmente la pérdida de seres queridos, rupturas, enfermedades, momentos de estrés en el trabajo, suelen ser situaciones que provocan mucha ansiedad y miedo y pueden ser el comienzo de una depresión.
Son muchos los síntomas que pueden tener personas que están pasando por un momento depresivo. Los más frecuentes suelen ser:
- Sentirse decaído, triste y/o irritable la mayoría del tiempo
- Cansancio y sensación de fatiga, acompañado de alteraciones del sueño y deseo de permanecer en la cama todo el tiempo.
- Sentimientos de culpa y pensamientos destructivos con uno mismo.
- Problemas de concentración, de memoria y sentimientos de falta de ilusión.
- Alteraciones del apetito, que suelen acarrear cambios en el peso.
- Deseo de soledad y aislamiento o, a veces, todo lo contrario; demanda exagerada de compañía, lo que produce una dependencia emocional.
- Falta de deseo por las cosas, de ilusión en las relaciones y/o en actividades que antes satisfacían.
Las mujeres suelen ser más propensas a tener cuadros depresivos, aunque bien es cierto que en el caso del suicidio es mucho más frecuente en los hombres. Actualmente, sobre todo después de la difícil situación de la pandemia, los niños y jóvenes se han visto más afectados. Sus vidas han cambiado de una forma radical y, emocional y psicológicamente, ha resultado muy difícil para ellos, creciendo exponencialmente la ansiedad y depresión e, incluso, el suicidio entre los 15 y los 25 años.
Homeopatía y salud mental
Por norma general, en las consultas de atención primaria y de psiquiatría, se suelen recetar los conocidos antidepresivos pero, en muchas ocasiones, no son el mejor tratamiento ni especialmente eficaces en la mayoría de las depresiones, por no hablar de los potenciales efectos secundarios de todos estos psicofármacos.
El estudio EPI 3, el mayor estudio farmacoepidemiológico sobre la práctica médica en medicina general hecho en Francia entre los años 2006-2010 a petición de las autoridades sanitarias francesas, demostró que los médicos que utilizaban la homeopatía como parte de sus opciones de tratamiento necesitaban usar tres veces menos antidepresivos y ansiolíticos para tratar a sus pacientes. Solo por esto, los medicamentos homeopáticos debieran considerarse en todos los casos de depresión dentro de la estrategia global de tratamiento.
Como ya hemos visto siempre que hablamos del abordaje homeopático de cualquier dolencia, el tratamiento óptimo para cada paciente va a depender de distintos factores relacionados con su individualidad, tanto en el plano físico como en el emocional, mental y comportamental.
Cuál es la causa, si la hay, a partir de la que se desarrolla todo el cuadro depresivo. Cómo es el paciente o cómo era antes de sumirse en ese estado de tristeza. Qué otras enfermedades sufre o ha sufrido. ¿Hay algo que mejore su tristeza? Prefiere la soledad o la compañía, busca la distracción o tiende a aislarse y ensimismarse. ¿Le ha cambiado el apetito? ¿Se siente más friolero desde que esta triste? ¿Más irritable?
Todos estos aspectos, y muchos otros, recogidos en una historia clínica detenida y profunda nos van a llevar a comprender que medicamentos homeopáticos serán los más indicados en cada paciente, siempre teniendo en cuenta quién es la persona y cómo está viviendo su depresión.
En resumen:
- La homeopatía entiende que no hay dos depresiones iguales como no hay dos personas iguales.
- Los medicamentos homeopáticos se ajustan a la manera particular que cada paciente tiene de vivir y expresar su depresión, teniendo en cuenta “quién es” y “dónde está”.
- Los medicamentos homeopáticos son los más seguros de nuestras oficinas de farmacia. Sus efectos secundarios son escasos, leves y transitorios y, normalmente, no es necesario suspender el tratamiento. Tanto es así que podremos usarlos en niños, embarazadas y pacientes polimedicados.
- La homeopatía podrá combinarse con cualquier otro tipo de medicamento si fuera necesario.
- La sinergia entre psicoterapia y medicamentos homeopáticos pueden ser una opción de gran valor en el tratamiento de estas personas.
Así; Sepia, Natrum muriaticum, Natrum sulphuricum, Ambra grisea, Phosphorus, Phosphoricum acidum, Aurum metallicum, Bismutum metallicum o Lycopodium, son solo algunos de los medicamentos homeopáticos que tendremos a nuestra disposición para intentar ayudar a estas personas.
Y algo muy importante que no debe olvidar ningún médico es que nosotros, con nuestra empatía, escucha activa y acompañamiento, podemos ser la medicina más importante para nuestros pacientes.
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