La resistencia a los antibióticos: un grave problema de salud pública.
En el mundo fallecen 700.000 personas cada año por culpa de la resistencia a los antibióticos, y en España unas 4.000 personas pierden la vida por infecciones debidas a bacterias multirresistentes. Además, el gasto relacionado con las resistencias bacterianas en Europa es de unos 1.500 millones de euros.
Los expertos señalan que, si no se toman medidas, en el año 2050 las resistencias a los antibióticos serán la primera causa de muerte por enfermedad por encima del cáncer y las enfermedades cardiovasculares y volveremos a la era pre antibiótica lo que supondrá que la cirugía pueda ser difícil y peligrosa y que la quimioterapia o los trasplantes vuelvan a ser imposibles de realizar. Incluso, que podamos morir de una infección ahora mismo fácilmente curable como les pasó a nuestros abuelos, bisabuelos o tatarabuelos.
¿Por qué hemos llegado a este punto?
Las bacterias, que son inteligentes, se defienden de las agresiones que les causamos con el uso de antibióticos, mutando. De modo que crean resistencias y de ese modo generan infecciones mucho más difíciles de tratar en las personas y los animales.
Esto ha sido provocado por un uso incorrecto e indiscriminado de antibióticos por parte de los médicos, veterinarios, farmacéuticos, ganaderos y población general durante décadas.
También ha contribuido la dificultad técnica o la falta de interés de la industria farmacéutica en el desarrollo e investigación de nuevos antibióticos.
Hemos olvidado los tiempos en los que no disponíamos de estos grandes medicamentos y podíamos morir por contraer tuberculosis, o una infección urinaria o respiratoria que actualmente se curan en su gran mayoría con el tratamiento adecuado.
¿Por qué tomamos tantos antibióticos?
España es uno de los países europeos con mayor consumo de antibióticos.
El 80% de los españoles toma antibióticos a lo largo del año.
Quizás, desde hace décadas, hemos interpretado mal, profesionales y usuarios, el uso correcto de los antibióticos pensando que todos los catarros se curaban necesariamente con su toma.
De hecho, aún recuerdo, como en mis primeras consultas, era frecuente que los pacientes hicieran una solicitud directa de la receta sin esperar una exploración o diagnóstico previo, ya que les habían acostumbrado los médicos a usar antibióticos cada vez que se acatarraban. Para qué preguntar y explorar, entonces, podría ser la cuestión.
Esto, ha sido así durante décadas, y, aunque tanto las organizaciones como las sociedades científicas realizaban intentos mediante protocolos centrados en el conocimiento en busca de una mejor prescripción, lo cierto es que la inercia clínica seguía otros caminos.
Un tercio de las consultas de atención primaria son por enfermedades infecciosas, de las que entre el 50-80% lo son de vías respiratorias.
Un tercio de los antibióticos que prescriben los médicos de atención primaria son por catarros, procesos gripales, infecciones de vías altas y bronquitis agudas en las que su beneficio es marginal, hasta el punto de que no hay diferencias en la aparición de complicaciones con respecto a los países en los que esta prescripción es más baja, o en consultas en las que se emplean otro tipo de terapias como mostró el estudio EPI3.
Llevo muchos años intentando en la consulta mejorar el uso de antibióticos en mis pacientes mediante el diálogo, la información y la educación sanitaria. No obstante, en algunas ocasiones, después de haber realizado una valoración clínica minuciosa y no prescribir un antibiótico por ser innecesario, la respuesta del paciente o de los padres era acudir a un servicio de urgencias en el que se lo recetaban dando la razón, que no tenía, al paciente y favoreciendo con esta cadena de errores las resistencias bacterianas. El paciente buscaba a toda costa el antibiótico, por considerarlo necesario.
De hecho, el 30-50% de las prescripciones de antibióticos en las consultas de atención primaria y el 50% en las urgencias hospitalarias se consideran innecesarias por su dudoso o nulo valor terapéutico.
También ha sido muy sencillo el acceso directo al antibiótico en las farmacias sin receta médica favoreciendo la automedicación que en general era equivocado.
El elevado incumplimiento terapéutico (el paciente no se termina el tratamiento o lo interrumpe o usa menos dosis), la creciente presión asistencial en las consultas médicas que favorece el error y la receta por complacencia, una fuerte presión por parte de los padres para que sus hijos reciban antibióticos, aunque no sea necesario, y un elevado grado de automedicación y almacenaje en el hogar han sido algunas de las razones por las que nos encontramos en esta situación.
Además, sigue existiendo una importante prescripción inadecuada por parte de los médicos y veterinarios, a pesar de la información científica, hasta hace poco tiempo seguía existiendo facilidad para comprar antibióticos en la farmacia, una baja información poblacional sobre las ventajas e inconveniente del uso de los antibióticos y durante años ha habido una promoción agresiva de la industria farmacéutica.
Consumo de antibióticos en la comunidad
El 50% del consumo total se realiza en humanos y la otra mitad para la producción de alimentos de origen animal lo que promueve las resistencias por empleo de dosis subterapéuticas.
El 70% del consumo mundial lo hacen los países desarrollados y hasta un 90% de su empleo es en la comunidad (Atención Primaria y urgencias hospitalarias), siendo la principal causa de prescripción las infecciones respiratorias (85%) y con un elevado porcentaje de uso inadecuado.
¿ Cuáles son las razones principales del uso inadecuado de antibióticos?
Se considera uso inadecuado de antibióticos cuando:
- Se utilizan de modo innecesario en infecciones que no lo precisan: infecciones virales, profilaxis antibióticas prolongadas no justificadas, especialmente del tracto urinario, infecciones bacterianas en las que el antibiótico aporta escaso beneficio clínico.
- Selección inapropiada del antibiótico con prescripción de antibióticos de amplio espectro: amoxicilina con ácido clavulánico, cefalosporinas de tercera generación, quinolonas.
- Pautas de antibiótico inadecuadas: dosis supra o infraterapéuticas, duración excesiva, omisión de dosis.
- No ajustar la prescripción del antibiótico al resultado microbiológico.
- Uso incorrecto por los pacientes: incumplimiento de pauta y duración, almacenamiento de envases sobrantes, automedicación.
Actualmente, a pesar de los programas de uso racional de antibióticos siguen siendo frecuentes estos errores. Nos encontramos con prescripciones para problemas de salud que no requieren antibióticos y es habitual el uso de antibióticos de amplio espectro, especialmente amoxicilina con ácido clavulánico y quinolonas, que deberían reservarse para infecciones severas, para procesos virales o infecciones que podrían tratarse con otros antibióticos.
Recibo solicitud de estas recetas, que yo no he prescrito, de consultas y hospitales privados a los que han acudido mis pacientes, de médicos de residencias de ancianos y también de las urgencias hospitalarias de hospitales públicos.
Las causas del uso inadecuado de antibióticos hay que buscarlas en:
- Profesionales de la salud: por desconocimiento de la patología infecciosa, efectividad de los antibióticos y las resistencias, incertidumbre sobre la etiología infecciosa, temor a una mala evolución de la enfermedad, sobre todo, en niños y ancianos, incumplimiento de las guías clínicas, sobrecarga asistencial y escaso tiempo de consulta, mala comunicación con los pacientes y actitud complaciente, falta de implicación en el uso racional de los antibióticos.
- Pacientes: automedicación, falta de cumplimiento del tratamiento, almacenamiento, desconocimiento de los riesgos de su empleo inadecuado.
- Oficinas de farmacia: venta sin recetas, falta de implicación en el uso racional de antibióticos.
- Industria farmacéutica: escaso interés por la innovación e investigación de nuevas moléculas, presión comercial excesiva a médicos y veterinarios, elevado número de presentaciones en el vademécum español.
- Administración sanitaria: ausencia de iniciativas globales, insuficientes sistemas de vigilancia y control del uso de antibióticos, ausencia de consensos científicos y déficit en recursos para la formación continuada de los profesionales.
¿Cómo podemos mejorar la situación?
Conscientes del problema, desde hace años, varias organizaciones internacionales (OMS, Unión Europea y los Centros de Control de las Enfermedades europeo y estadounidense) se han unido en la estrategia One Health con el objetivo de frenar el desarrollo y la diseminación de las resistencias bacterianas.
En España el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) es un plan estratégico y de acción cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos y, consecuentemente, reducir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos existentes. El programa PRAN está en marcha desde 2014 y trabaja en 6 líneas estratégicas en salud humana, salud animal y medioambiente.
Desde que se han puesto en marcha programas regionales, nacionales e internacionales de vigilancia y uso adecuado de estos medicamentos la situación ha mejorado un poco, pero todavía encontramos a diario a pacientes que se toman por su cuenta el antibiótico, padres que insisten a los pediatras de sus hijos hasta que consiguen una prescripción innecesaria, médicos con limitaciones en su formación o en la comunicación con los pacientes que prescriben antibióticos cuando no son necesarios o emplean los de amplio espectro para problemas que pueden resolverse con otros antibióticos, veterinarios que utilizan de forma preventiva antibióticos en las ganaderías o que prescriben antibióticos innecesarios en grandes o pequeños animales, farmacéuticos que dispensan el medicamento sin receta y un largo etcétera….
Por ello, es fundamental formar a los sanitarios e informar a la población general para que entre todos consigamos afrontar el problema con éxito.
¿ Cuál puede ser el papel de la homeopatía en la reducción de las resistencias bacterianas?
Si consideramos que una gran parte del problema está relacionado con el uso y abuso de antibióticos en problemas de salud para los que no están indicados tanto en humanos como en animales y que la mayoría de prescripciones se hacen en el contexto de la comunidad para el tratamiento de las infecciones respiratorias, la formación por parte de los veterinarios, farmacéuticos y médicos, sobre todo los que trabajan en el ámbito de la atención primaria, podría ser de gran ayuda en la reducción de las resistencias bacterianas a los antibióticos.
Es fundamental hacer un uso responsable de estos fármacos por parte de los sanitarios, en las indicaciones precisas y durante el tiempo adecuado.
El empleo de tratamiento sintomático con medicamentos homeopáticos de forma individualizada en los casos en los que no sea preciso ni aconsejable su empleo por tratarse de un proceso de origen viral reduce de forma importante el uso inadecuado de antibióticos, como se ha mostrado en el estudio EPI3.
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Gracias Dr. por este maravilloso y esclarecedor artículo.
Tengo 57 años, intolerante al glutem, lactosa y alérgica al marisco. Llevo con un cuadro de rinitis alérgica inusual de más de dos meses sin descanso, sin dormir bien por las noches y con un cuadro de estress e irritabilidad que no me aguanto ni yo.
Le comenté a mi homeópata su artículo y que quería probar Silice, porque estaba con Nux Vomica y apenas notaba mejoría.
Sólo llevo tomando un sólo día silicea, y he mejorado tanto en un sólo día que estoy alucinada, y he dormido, dormido y plácidamente.
Gracias
Muchas gracias María Reina.
Confío en que siga mejorando.
Saludos