¿Por qué me forme en homeopatía?
Por el Dr. Jorge Manresa
Supongo que como en todas las profesiones existe una gran discrepancia entre lo que se estudia o aprende en la universidad o escuela profesional y la realidad del trabajo tras terminar los estudios. En medicina, esa realidad produce en ocasiones frustración y desanimo.
Desde el principio de mi ejercicio profesional tuve especial interés en incorporar terapias que complementaran el vacío terapéutico que encontraba en los tratamientos clásicos.
Necesitaba por tanto encontrar un método terapéutico científico, seguro y eficaz que me permitiera obviar las limitaciones de la farmacología convencional, y lo encontré en la terapéutica homeopática.
La farmacología clásica o convencional, como queramos llamarla, dista mucho en no pocas ocasiones de conseguir los resultados que esperamos, especialmente en Atención Primaria. Otras veces, los médicos y sobre todos los pediatras, debemos ser muy parcos a la hora de prescribir ciertos fármacos por una relación riesgo/beneficio poco clara.
El principio atribuido a Hipócrates “primum non nocere” resulta especialmente aplicable a la homeopatía. Es muy tranquilizador el poder realizar una prescripción homeopática a cualquier edad con la seguridad de que es muy muy poco probable que se produzca un efecto indeseado, algo que no ocurre en la farmacología convencional (solo hay que ver el tamaño de los actuales prospectos) en la que parece que la mejoría clínica justifica cualquier efecto secundario que se pueda producir.
No es infrecuente a la hora de indicar un tratamiento, el vernos limitados en determinadas prescripciones por el estado de salud previo del enfermo, por enfermedades crónicas en tratamiento y presentes en el momento de la consulta o por situaciones tales como el embarazo, lactancia o la corta edad del paciente. Estas limitaciones me estimularon aún más a formarme en terapéutica homeopática, dado que puedo prescribirla en todas ellas.
Uno de los aspectos más importantes que tengo que agradecer a la homeopatía es abrirme los ojos sobre la gran variabilidad que puede haber entre un paciente y otro para un mismo síntoma.
Recuerdo que al estudiar los medicamentos homeopáticos me sorprendió la gran variedad de medicamentos homeopáticos disponibles para tratar la rinitis alérgica en función de la forma de manifestarse en cada paciente. Reparé entonces en que había pacientes con estornudos u obstrucción nasal, con irritación o no de las fosas nasales o los ojos, con picor de paladar, oídos, etcétera.
En mi opinión, a medida que la medicina ha avanzado extraordinariamente en los últimos 100 años, paralelamente la aproximación cercana al paciente, la comprensión más íntima del porqué de su padecimiento y la justificación e individualización del mismo por parte del enfermo, se ha ido diluyendo en una automatización de la terapéutica que ha obviado cada vez más la individualidad de cada ser humano y su enfermedad en pos de una estandarización de los tratamientos en ocasiones perjudicial.
La existencia de un medicamento específico para cada situación clínica, me ha permitido individualizar el tratamiento y obtener así un mejor resultado que cuando tratamos la enfermedad de manera estandarizada sin tener en cuenta las particulares manifestaciones en nuestro paciente.
Con frecuencia se acusa a la homeopatía de obtener buenos resultados por tratarse de consultas más prolongadas, en las que el paciente expone ampliamente de manera espontánea y complementado con un interrogatorio dirigido por el médico, todo aquello que siente y cree interviene en su padecimiento actual. ¿Es eso negativo? Por el contrario, para cualquier médico debería ser una herramienta primordial en terapéutica.
Otro de los argumentos más utilizados por los detractores del método homeopático, es lo que denominan “perdida de oportunidad” y que se produciría cuando el médico obvia el instaurar un tratamiento convencional necesario en una determinada patología por prescribir medicamentos homeopáticos. El comentario es ofensivo para cualquier médico.
Un ejercicio basado en la coherencia clínica que aplica el tratamiento más conveniente en cada momento, sea homeopático, convencional o ambos es la base de cualquier acto médico con la adecuada formación en terapéutica homeopática. Lo demás es pura palabrería y desconocimiento de lo que se critica.
El no entender al enfermo como un todo en el que lo mental, lo físico y lo ambiental no puede separarse de manera artificiosa, solo conduce a entender parcialmente el problema de salud y en consecuencia a tratarlo de manera limitada.
Después de 40 años de ejercer la pediatría y más de 30 utilizando medicamentos homeopáticos solo puedo concluir que mi práctica médica no habría sido la misma de no haber incluido la homeopatía en mis tratamientos. Me ha permitido ser más eficaz, más comprensivo y menos agresivo en mis prescripciones y es que, aunque se intente plantear de otra manera
La HOMEOPATIA siempre SUMA.
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