Por el Dr. Alberto Sacristán

En medicina, no siempre encontramos la causa de la enfermedad y esto es un problema para la resolución del problema, pero incluso para llegar a comprender la situación personal del enfermo. En estas situaciones añadimos que la causa es “idiopática”. En los últimos años hemos visto cómo investigadores han dado luz a esta situación de desconocimiento en la génesis de la enfermedad y precisamente la toxicidad medioambiental ha tomado especial relevancia. En la actualidad hay una formación postgrado sobre “Medicina Ambiental” que cada día cobra más importancia y que debería formar parte de la formación pregrado de los médicos actuales de todo el mundo.

Continuado con la formación en medicina ambiental, o de tóxicos ambientales, todavía queda mucho por aprender a todos los médicos y en general a todos los sanitarios. Hay una publicación reciente en una revista de medicina de familia, que hace referencia a que no hay mucho conocimiento en esta área. Hay términos que todavía no están instaurados en los foros médicos, en los grupos de trabajo de las enfermedades crónicas… términos como xenobióticos, disruptores endocrinos, son algunos de estos términos, pero además hay desconocimiento sobre los elementos o sustancias químicas concretas que causan daño en la salud de las personas, como los bifosfonatos, dioxinas, compuestos perfluorados, ftalatos, …

Cada vez existe una mayor concienciación de cuidado del planeta y debemos añadir que debemos cuidar también nuestro cuerpo, y seguramente como efecto secundario de ese “cuidado de mi cuerpo” tendremos un mejor planeta.

Cada vez hay más medios de comunicación que publican noticias sobre contaminación ambiental, sobre tóxicos medioambientales… Os dejo este artículo pudio escrito en el 2003 y que me parece muy esclarecedor sobre la importancia de tóxicos medioambientales. (pincha aquí). También hemos asistido recientemente a eventos en los que el cuidado del medioambiente era el protagonista y siendo la salud una de las áreas a trabajar. La mesa en la que pude participar era “Consumo y alimentación sostenible, hacia el consumidor “ecofriendly” organizado por OKI-diario (pincha aquí)

También los organismos oficiales comienzan a tomarse algo más en serio las investigaciones de los científicos, pero en momentos en los que he podido hablar con uno de los científicos más relevantes en esta área (Nicolás Oleas), reflexionamos de lo mucho que queda por recorrer a nivel legislativo, y en el conocimiento de los médicos. La OMS en el 2013 publicó “El estado de la ciencia sobre los disruptores endocrinos” donde refería como prioritario el control de tóxicos tanto en humanos como en el medioambiente. También encontramos cada vez más marcas concienciadas con los tóxicos y que en la etiqueta de su producto cosmético aparece “no parabenos”, “no Ftalatos”, …

¿Qué son los tóxicos medioambientales?

«Vivimos en un mundo químico», La cantidad de sustancias químicas producidas por el hombre y emitidas a la atmósfera ha crecido desde los 1.000 kilos en 1930 a más de 400 millones de toneladas en los albores del siglo XXI. Según la Agencia para la Protección de la Salud del Reino Unido, cada mes aparecen más de 600 sustancias químicas nuevas que se añaden a las 80.000 ya existentes. Por el momento, sólo se han demostrado los efectos en el ser humano de un 7% de estos agentes.

Los tóxicos más peligrosos para nuestra salud suelen dividirse en dos grupos bien diferentes. Por un lado, las sustancias bioacumulativas, que son aquellas que tienen la capacidad de persistir durante largo tiempo, sin que se sepa muy bien cuáles pueden ser sus efectos a largo plazo porque, una vez emitidos a la atmósfera, no se destruyen. Son los Compuestos Orgánicos Persistentes (COP). Por otro lado, están los disruptores endocrinos (los llamados EDCs), que pueden interferir en el funcionamiento de determinados sistemas hormonales del ser humano como estrógenos, andrógenos, tiroides… provocando importantes daños neuronales o reproductivos.

Cuesta creerlo, pero nuestro organismo se está convirtiendo en una especie de central de residuos. Nada menos que 300 sustancias químicas contaminantes se concentran a lo largo y ancho de nuestra anatomía. Las rutinas de cada día están repletas de sustancias peligrosas para la salud en las que ni siquiera reparamos. No se trata solamente de la polución ambiental, sino que limpiar la casa, maquillarse o ingerir ciertos alimentos se convierten en auténticos atentados contra la salud si no se eligen los productos adecuados. Las sustancias que plantean más riesgos para la salud son las toxinas naturales y los contaminantes ambientales.

• Las toxinas naturales abarcan las micotoxinas, las biotoxinas marinas, los glucósidos cianogénicos y las toxinas presentes en las setas venenosas. Los alimentos básicos como el maíz o los cereales pueden contener elevados niveles de micotoxinas, como la aflatoxina y la ocratoxina. Una exposición prolongada a esas toxinas puede afectar al sistema inmunitario y al desarrollo normal, o causar cáncer.

• Los contaminantes orgánicos persistentes son compuestos que se acumulan en el medio ambiente y en el organismo humano. Los ejemplos más conocidos son las dioxinas y los bifenilos policlorados, que son subproductos indeseados de los procesos industriales y de la incineración de desechos. Se hallan en el medio ambiente en todo el mundo y se acumulan en la cadena alimentaria animal. Las dioxinas son compuestos muy tóxicos que pueden causar problemas reproductivos y de desarrollo, dañar el sistema inmunitario, interferir en el funcionamiento hormonal y causar cáncer.

• Los metales pesados como el plomo, el cadmio y el mercurio causan daños neurológicos y renales. La presencia de metales pesados en los alimentos se debe principalmente a la contaminación del aire, del agua y del suelo.

¿Cómo afectan los tóxicos medioambientales a nuestra salud?

“El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando, pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”. Dra. Marisa López-Teijón (Instituto Marquès, Barcelona) El sistema endocrino es crucial e indispensable para regular muchas de las funciones del organismo. Los disruptores endocrinos afectan al organismo a múltiples niveles y esto causa una serie de problemas. Otro de los sistemas más afectados es el sistema inmunitario.

La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluye:

Salud reproductiva femenina (Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad).

Salud reproductiva masculina (Malformaciones en genitales de bebés, disminución de la calidad del semen, cáncer de testículo y próstata).

Trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes).

Problemas cardiovasculares.

Alteraciones y enfermedades neurológicas (Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson).

Un aspecto muy importante es la dosis segura de exposición o umbrales de exposición seguros. No existe un umbral de concentración exacto para el desarrollo del efecto toxicológico, o al menos ese nivel de concentración es diferente al conocido como límite de seguridad para otros aspectos toxicológicos distintos de la disrupción endocrina. Aunque hipotéticamente pudiese establecerse un umbral de exposición segura para una sustancia determinada en un individuo determinado, no es posible establecer umbrales de exposición seguros para una población, dada la diferente sensibilidad individual a los EDC y el papel que juegan las diferencias de exposición de fondo y endógenas en los procesos de las enfermedades. Por otro lado, está como bien me explico la Dra. Pilar Muñoz Calero el llamado “efecto cocktail” que no es más que la suma de pequeñas dosis de distintos tóxicos, lo cual no está medido y que parece tener un efecto sumatorio en perjuicio de nuestra salud.

¿Qué podemos hacer?

Seguro que, si este tema lo trato con Guillermo Basauri y le hago esta pregunta, me respondería: “Alberto, lo que tenemos que hacer es Querernos” y además con toda la razón. Si nos quisiéramos un poco más, nos cuidaríamos mucho más.

De forma práctica cómo podemos mejorar nuestra salud frente a esta esta contaminación ambiental. Para ello me baso en la publicación de Jesús Alberto Sabando en FMC, ya que lo describe muy bien y sencillo.

1.Consejos para evitar tóxicos en la alimentación

a. Evitar el consumo de carnes rojas y procesadas (en la grasa animal se acumulan los pesticidas)

b. Mejor los pescados criados en libertad y de pequeño tamaño.

c. No usar cartón reciclado para llevar comida caliente (pizzas)

d. Disminuir el consumo de alimentos enlatados.

e. Lavar bien y pelar las frutas.

f. Evitar envases de plástico, mejor cristal o cerámica.

g. Evitar cocinar con temperaturas muy elevadas (no usar el horno a más de 180º)

h. Evitar las sartenes antiadherentes (contienen teflón) mejor que sean de cerámica, libres de PFOA.

i. Usar utensilios de cocina de acero, cerámica o madera.

j. Tomar alimentos ecológicos.

2. Consejos para evitar tóxicos en el domicilio:

a. Elegir muebles macizos en vez de aglomerados (contienen formaldehído)

b. Usar pinturas de base vegetal o mineral.

c. Usar productos ecológicos certificados para la limpieza.

d. No usar insecticidas.

e. Evitar ambientadores y fragancias.

f. Ventilar la casa a diario.

3. Consejos para evitar tóxicos en la ropa

a. Utilizar ropa de materiales naturales. Lavar la ropa antes del primer uso evitando suavizantes y productos con aromas.

b. Evitar cosméticos que contengan Ftalatos, parabenos.

c. Elegir desodorante sin aluminio y sin perfume sintético (preferiblemente roll-on).

d. Usar mejores filtros solares físicos o biológicos.

e. Cambiar los tampones por copa menstrual.

¿Puede la homeopatía ayudarnos a mejorar nuestra salud frente a tóxicos medioambientales?

Dos compañeros médicos homeópatas (Dra. Camino Díaz y Dr. Antonio Ortega) de la Sociedad Española de Medicina Homeopática realizaron una publicación muy interesante sobre el Drenaje con Medicamentos Homeopáticos. La homeopatía clásica usa el medicamento homeopático entendiendo al paciente como un todo, identificando los perfiles los pacientes según sus patologías y su constitución, pero en muchas ocasiones usamos el medicamento homeopático de forma sintomática, donde busquemos un efecto drenador, o regulador emocional, o equilibrador intestinal, etc.

El efecto de los medicamentos homeopáticos puede ser muy rápido, pero se adapta a la necesidad y capacidad del paciente. El medicamento homeopático provoca la respuesta interna del organismo hacia la mejora de la salud. La utilización de las diluciones homeopáticas tiene grandes ventajas, evitando la agravación que a veces sucede con la fitoterapia a dosis ponderal (por ejemplo, la alcachofa,) y por otro lado no interacciona con la medicación que toma el paciente, además de que podemos usar medicamentos con cierto tropismo por algún órgano o sistema.

A modo de ejemplo podemos usar:

• En drenaje de la sangre y sistema linfático: Scrofularia o ferrum phosphoricum.
• A nivel de la piel: caléndula
• Drenaje del hígado: Chelidonium, cardus manianus
• Drenaje del riñón: Berberis, sarsaparrilla

Por último, pero casi lo más importante a la hora de hablar de tóxicos y salud. Debemos evitar directamente tóxicos que están ya institucionalizado en la sociedad como es el consumo de tabaco, alcohol e incluso drogas. Disminuir el estrés, mejorar el descanso, y evitar los hábitos emocionales negativos (quejas, críticas,). Realicemos ejercicio moderado de forma regular.

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