¿Qué es la fobia social y el Síndrome de la cara vacía?
¿Está usted muy, demasiado, centrado en sí mismo y en las reacciones que provoca en los demás? ¿teme que le miren, que le juzguen? ¿evita conocer gente o asistir a eventos sociales? Quizá esté, entonces, padeciendo un trastorno de fobia social.
Vamos a conocer en este post un poco más sobre ello, sobre sus causas, sus síntomas y su tratamiento.
Y también sobre esta variante tan actual, el síndrome de la cara vacía, que están sufriendo algunas personas como consecuencia de retirarse la mascarilla.
Las enfermedades inventadas
Antes de entrar en el trastorno en sí mismo, creo que es interesante conocer lo que se ha venido llamando “mongering diseases”, “mercantilización de enfermedades” o enfermedades inventadas (por decirlo claramente). Se trata de diferentes estrategias de las compañías farmacéuticas para magnificar o crear determinadas enfermedades para las que ya dispone del correspondiente fármaco salvador.
O sea, primero se “crea” la enfermedad y, después, se ofrece el medicamento para tratarla.
Hago esta mención, aquí, porque la fobia social podría caer dentro de este epígrafe de enfermedades inventadas. Así que, no estamos hablando de la conocida “timidez” donde también la persona evita las interacciones sociales, quiere pasar desapercibido y se encuentra mas cómodo solo. Para hablar de fobia social debe ser un trastorno realmente incapacitante. Sería algo así como el extremo patológico de la timidez.
Fobia social
El trastorno de ansiedad social (TAS) o “fobia social” consiste en un miedo persistente a ser observados y juzgados por los demás y donde se evitan las relaciones sociales por miedo a que resulten incómodas o embarazosas.
La persona tiene miedo a ser humillada, rechazada o ridiculizada. Esto puede producirse en la escuela, en el trabajo o en cualquier otro ámbito. Son personas que pueden tener dificultades en una entrevista de trabajo, responder en clase o levantar la mano, ir a un centro comercial, etc. Asimismo también pueden tener problemas en situaciones donde sean el centro de atención como tocar un instrumento en un escenario, charlas en grupo, deporte, etc.
Según las guías clínicas, debería tener una duración mínima de seis meses y debe impedir realizar las tareas cotidianas normalmente.
Frecuencia
Este es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes y, aún más, uno de los trastornos psíquicos, en general, más comunes.
Suele manifestarse en la adolescencia aunque ya puede comenzar, como timidez, a los 7-8 años y puede durara toda la vida. Suele ser más frecuente en mujeres y en niveles socioeconómicos bajos aunque esto último también puede ser una consecuencia ya que al tener esta afección la persona se ve incapaz de desarrollar sus talentos y potencialidades.
Causas
En estos pacientes muchas veces ha habido un episodio de ansiedad previa en una situación social o de exposición pública. La persona desarrolla, entonces, una ansiedad anticipatoria que hace que evite, progresivamente, todo tipo de situaciones públicas y esté más cómoda sola, con lo cual va empeorando su afección.
Al evitar las interacciones sociales y restringir su libertad se va aislando progresivamente, siendo este el síntoma o consecuencia más grave.
Síntomas de la fobia social
Se trata de los conocidos síntomas de los miedos, como el de hablar en público (glosofobia), añadiendo algunos otros que pueden variar según los casos.
Estos serían los más habituales:
- Sudor
- Rubor
- Respiración agitada
- Taquicardia
- Temblores varios
- Mareos, visión borrosa
- Náuseas o vómitos
- Sensación de ahogo
- Voz entrecortada, con tono bajo o demasiado alto o tartamudeo
- Dificultades de concentración
- Bloqueos, quedarse “en blanco”
- Rigidez en los movimientos
- Evitar mirar al público
- Sentirse asustados al conocer a otras personas y tener dificultades para conversar con ellas
- Sentirse avergonzados o con miedo a que los juzguen
Evitar fiestas, reuniones sociales, comer o beber en público
Asociación con otros trastornos
En más de un 80% la ansiedad o fobia social suele ir acompañada de otros trastornos como la depresión, el estrés postraumático o la adicción a sustancias como el alcohol. En efecto, muchas personas utilizan el alcohol y otras drogas para reducir sus temores e inhibiciones en eventos sociales.
El síndrome de la cara vacía
Pos su actualidad, mencionamos aquí este problema. Se trata de la fobia experimentada en algunas personas al retirar la mascarilla y la sensación de ansiedad o inseguridad que les genera.
Afecta en con mayor frecuencia a adolescentes ya que es una época de cambios físicos (acné, vello facial, etc.) y algunos jóvenes se avergüenzan o temen que los vean después de más de dos años con la cara cubierta. Sin embargo, también pude afectar a adultos por la (falsa) seguridad que la mascarilla les proporcionaba.
No solo es el miedo a mostrar la cara, sino que a veces se suma también el miedo al contagio una vez pierden la supuesta protección que ejercía la mascarilla. En estos casos, los menos graves, se trata de no forzar e ir dejando que progresivamente, se vayan adaptando a la nueva situación.
Tratamiento farmacológico
Los tratamientos farmacológicos suelen ser a base de ansiolíticos, antidepresivos o betabloqueantes (como el propanolol). Todos ellos para bloquear algunos de los síntomas citados así como la depresión, tan frecuente, que lleva aparejado.
En muchos otros posts ya hemos comentado los efectos secundarios de estos fármacos y la necesidad de reservarlos para cuando sean estrictamente indicados ya que, en no pocas ocasiones, son prescritos de por vida.
Antes de medicar, la psicoterapia es una buena opción (también en este trastorno). Hay muchos tipos de psicoterapia y seguro que una de ellas es la adecuada para un paciente concreto en una situación dada.
Yo he expresado en varios posts mi preferencia por la Terapia Breve Estratégica porque me parece una terapia profunda que en pocas sesiones, primero, contribuye al cambio de manera radical de la sintomatología del paciente y, después, tanto su percepción de la realidad como los patrones disfuncionales que conformaban su relación con el mundo y consigo mismo.
Así, tanto para la fobia social como para los síntomas del síndrome de la cara vacía hay técnicas específicas, siempre adaptadas al paciente concreto, que van a ayudar, decisivamente, a superar el problema.
Homeopatía para la Fobia social
¿Y qué decir de la homeopatía? Pues, como repetimos tantas veces, que tenemos buenos medicamentos homeopáticos seguros, bien tolerados y compatibles con otros tratamientos (psicoterapia incluida) que los hacen muy adecuados para tratar esta afección.
Por mencionar algunos:
- Ambra Grisea: impresionable, excitable. No puede hacer según qué cosas en presencia de gente. Desean estar solos por miedo. Tímido, vergonzosos, se ruboriza con facilidad.
- Barium Carbonicum: se siente pequeños, sin autoestima. Muy tímidos, sentimiento de inferioridad, piensan que los demás los ridiculizan y que se ríen de ellos. Lentitud, como “infantiles”. Desarrollo retardado.
- Graphites: inestables, no encuentran su centro, se afectan por cualquier minucia, muy emocionales y sentimentales. Irresolutos, quejosos. Excoriaciones o fisuras en mucosas o márgenes con secreciones húmedas y pegajosas…
- Pulsatilla: suave, amable, tímida, complaciente, emocional, llora, desea simpatía, fácilmente ofendida, gran variabilidad, sensación de abandono
- Silicea: imperfecta asimilación, sienten frágiles y que los demás pueden aprovecharse de ello. Tímidos, sobre todo de entrada, influenciables, complacientes, aunque también muy obstinados. Se ruborizan con facilidad, muy sensibles a las críticas.
Estos son algunos pequeños rasgos de algunos de los medicamentos homeopáticos que podemos utilizar en este trastorno de la fobia social y la variante de la “cara vacía”. Es una afección que puede ser muy incapacitante pero que, primero, debemos asegurarnos bien que no se trata de un caso de “enfermedad inventada” para evitar sobreprescribir medicamentos innecesarios.
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Gracias
Hola Montse, nuestros datos de consulta puedes encontrarlos en el apartado “Encuentra a un médico homeópata cerca de ti” en este mismo blog
Un cordial saludo y gracias por seguirnos!
Muchas gracias, Gonzalo, como siempre, por este post completísimo sobre un tema tan candente y necesario como las secuelas de un aislamiento y unas distancias forzosas durante dos años, cuyo resultado es el miedo asumido como “normalidad” a los posibles contagios, que puede llegar a convertirse en rechazo a la proximidad, a la compañía y a la misma convivencia entre seres humanos., un estado anímico y mental en el que frecuentemente pueden desaparecer las fronteras entre la prudencia y el pánico a la cercanía y al contacto con nuestros semejantes. Creo que la homeopatía, en efecto, es un elemento básico reparador,precisamente, por la sutileza y la capacidad integrativa entre los planos físico, emocional y mental que las diluciones nos aportan. La mejor ciencia es la experiencia y comprobar para creer. En mi caso, al menos, lleva siendo así desde que me recomendaron probar la homeopatía hace la tira de años. Y desde entonces solo tengo hacia ella y sus médic@s, una gratitud infinita.
Un abrazo grande, querido amigo, médico y maestro!
Muy de acuerdo contigo, Sol. La secuelas que han dejado las medidas anticovid solo ahora comenzamos a vislumbrarlas y este síndrome de la cara vacía no es de los más graves. Hay otros peores, sin lugar a dudas. Sin embargo, este es muy simbólico: distancia, esconderse, depresión.
Un abrazo!