La profesión va por dentro
Un juez argumenta que los sanitarios debían sacrificar su derecho a la vida en beneficio del resto en la pandemia.
Por el Dr. José Ignacio Torres
Leo esta noticia y las contra noticias de profesionales y sindicatos indignados contra el juez y me pregunto de quién es la razón.
Reflexiones introductorias
Pienso en el juramento hipocrático1 del siglo V antes de Cristo que comienza con las siguientes palabras: consagraré mi vida al servicio de la humanidad lo que me lleva a recordar a tantos profesionales que a través de la historia de la medicina han sido portadores de conocimientos y pasión en su misión de ayudar a los demás.
Me acuerdo del gran maestro de vida que es Marco Aurelio, tan actual después de los siglos, y de sus enseñanzas para una acción ética y estética cuando leo en sus Meditaciones2 que Lo bello, para serlo, no necesita de elogios: se basta a sí mismo.
Releo la oración de Maimónides3,4 escrita en el siglo XII, que concluye con la siguiente frase: Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud, apóyame para que haga el bien a los hombres y reconociendo su enorme dificultad, tengo la firme convicción de su vigencia.
Busco en la estantería de mi librería Los cazadores de microbios5, el hermoso e ilustrativo libro de Paul De Kruif en el que se refleja la vida y obra de los descubridores de las enfermedades infecciosas como si de exploradores de mundos ignotos se tratase en busca de la cura de estos problemas de salud que eran entonces una causa importante de enfermedad y muerte. Aventura científica y pasión que condujo a no pocos de ellos a dar la vida por la humanidad en busca de parásitos y bacterias mortales. Y tan de actualidad en plena pandemia que por ello se está reeditando.
Releo La peste6 de Albert Camus, ese libro en el que se expresa de modo tan elocuente una situación epidémica como la que estamos viviendo y la labor difícil, callada y abnegada de los médicos, ejemplo de solidaridad y humanismo.
Me concentro en recordar la historia narrada por Luisa Forrellad en su novela Siempre en capilla7 en la que unos médicos jóvenes se dedican a ayudar como pueden y con medios precarios a los demás en otro contexto epidémico sin pensar en ellos mismos.
Ejemplos del sentido de la labor médica tan personal y sencillo, como el que se refleja en las páginas del libro de Gabi Heras8, líder del Proyecto Huci que podría ser un Hipócrates del siglo XXI.
Decisiones en un mundo complejo
Y después de la reflexión a la que me llevan estas primeras lecturas creo preciso buscar la principal fuente de inspiración de todo profesional en aquellos que de verdad enseñan con su magisterio y con su ejemplo.
Por ello, intento aprender de mis maestros primero lo que debo evitar para después concentrarme en el tipo de médico que me gustaría algún día poder llegar a ser, desde el autoconocimiento, con la ayuda de mi familia y amigos y la complicidad de los pacientes verdaderos maestros comunicacionales, emocionales y de vida.
Temas técnicos aparte, como pueden ser los interesantes documentos de No hacer editados por varias sociedades científicas y la aportación impagable de libros de autores como Prasad9 , O`Mahony10 y Sitges-Serra11 es interesante acudir a los clásicos para saber lo que es necesario evitar.
Porque desde Homero hasta nuestros días múltiples autores enseñan lo que el médico debe evitar en la relación con sus pacientes, y la literatura posee ejemplos paradigmáticos que todo estudiante de medicina debería leer como La muerte de Iván Ilich12 de Tolstoi o La sala número seis13 de Chéjov.
Bien es cierto, que vivimos en un mundo complejo, en el contexto de una sociedad cansada, con individuos mayoritariamente centrados en su imagen y en lo superficial (los móviles, el dinero, la satisfacción inmediata de necesidades irreales, las series de televisión, las modas, la cirugía plástica, los like…) como muy bien refleja el filósofo coreano Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio14 y los profesionales sanitarios formamos parte de esta sociedad con sus fortalezas y debilidades.
Sería injusto acusar a los sanitarios en general de inacción o de falta de responsabilidad e incluso de valor durante la pandemia8. Existen múltiples ejemplos de que esto no es así, desde los que han enfermado o fallecido15,16 en el ejercicio de su tarea hasta aquellos que han dado la cara de modo honesto delante de políticos, pacientes y medios de comunicación. Y de ello, y de ellos, debemos sentirnos serenamente orgullosos.
Además, es preciso reconocer la complejidad17 a veces paradójica, de las organizaciones, de la ciencia en general, la medicina en particular y de la asistencia sanitaria. Una complejidad no bien comprendida por todos y que es imprescindible compartir para comprender.
Profesionalismo: la clave de la cuestión
Conociendo las principales fuentes de error tanto desde el punto de vista técnico como ético resulta más fácil guiarse en el proceloso mundo de las organizaciones sanitarias y en la propia consulta.
En primer lugar, entiendo que es necesario tanto en el pregrado como en la residencia acceder a una formación de calidad en bioética. Una necesidad que actualmente no está cubierta y es fuente de equivocaciones, frustraciones e incomprensión de nuestra labor.
En sus magníficos libros y formaciones magistrales el profesor Diego Gracia nos conduce como arqueros al blanco18 a la diana del comportamiento profesional en un contexto ético, definiendo apropiadamente los fines de la medicina cuando comienza el siglo XXI.
El profesionalismo es un constructo multidimensional y complejo19 cuyo significado varía a través del tiempo y la cultura que se centra en valores.
En cualquier caso y circunstancias temporales el profesionalismo médico20,21 debe guiar nuestros pasos ahora y en el futuro en un claro compromiso de servicio social siendo apropiada la relectura actualizada de Hipócrates y Maimónides para reaprender los valores del médico actual, por ejemplo, con Ronald Epstein22 o en el contexto de la pandemia con Galvin Francis23.
Los maestros: el camino a seguir
Reconocer en los maestros el ejemplo y los valores que constituyen la profesión médica es algo sensorial que percibimos desde el preciso momento en que tenemos esas experiencias que cambiarán nuestra manera de estar en el mundo y en la medicina.
Yo debo confesar que he tenido la fortuna de poder imitar la conducta de muchos maestros. Desde mi padre y tío abuelo, ambos internistas, de los que pude entender el modo de proceder con los pacientes, pasando por el doctor Arnal en la Fundación Jiménez Díaz, mis compañeros del Centro de Salud San Agustín en Burgos hasta llegar a las aulas de la Facultad de Medicina de Valladolid con tantos discentes y docentes de los que aprendí la humildad precisa para tener los ojos, la mente y el corazón abiertos.
Sin embargo, es de justicia reconocer que tres médicos españoles han influido poderosamente en mi pasión por la medicina y el aprendizaje.
El primero de ellos, desde la adolescencia ha sido Santiago Ramón y Cajal, el científico más importante de este país en todos los tiempos y uno de los más influyentes de la historia de la humanidad, a la altura de genios como Newton o Darwin24, y que comparte con Cervantes mi consideración de la mayor altura que en una persona España tuvo y posiblemente tendrá.
Su ejemplo vivo tras casi un siglo que nos dejó permanece en nosotros a través de su gigantesca obra y de sus textos vivenciales y científicos25.
El segundo lugar en mi corazón lo ocupa el polifacético Gregorio Marañón como ejemplo de médico humanista centrado en el paciente26 y que supo mejor que nadie llevar a cabo la sentencia de que el médico que solo sabe de medicina, ni medicina sabe, que tanto se le atribuye aun no habiendo salido de su pluma.
La trilogía la completa Francesc Borrell, compañero de especialidad, maestro, amigo e inspirador27,28 de todas esas personas especiales que conforman el Grupo Programa Comunicación y Salud.
Fijarme en ellos, intentar seguir sus pensamientos y acciones a nivel personal, social y médico es un compromiso ineludible para mí aun sabiendo lo imposible del empeño.
Las dificultades de ser médico hoy: buscar el sentido
Las exigencias sociales y de las organizaciones sanitarias que transmiten la sensación de omnipotencia médica, la tecnología como centro de la atención clínica, la medicina defensiva, la falta de tiempo para la atención de los pacientes y a menudo la incertidumbre laboral son junto a otros factores fuente de inseguridad y frustración que en último término conducen al síndrome del médico quemado.
Muchos profesionales sienten que no son valorados en su trabajo, que el sistema les maltrata, que no son capaces de poder desempeñar una labor tal y cómo la habían interiorizado y aparecen con ello la frustración, la depresión y la desesperanza29, a veces hasta el punto de dejar la profesión30.
Por ello, solo desde una profunda comprensión de nuestra tarea que nos haga sentir afortunados por la labor que desarrollamos cada día como el doctor Sasall31 incluso en medio del caos y la soledad más profunda por el abandono de los que deben cuidar del que cuida y del tipo de relación clínica32 que establezcamos, centrada en las personas, será posible encontrar el verdadero sentido a nuestra profesión y vida como refleja la obra de Viktor Frankl33. Entonces, y solo entonces,seremos capaces de aguantar las embestidas de la frustración, la insatisfacción, la ira, la vergüenza y la culpa que a menudo nos acechan34.
Es posible que reflexionar y poner por escrito nuestros propios valores y compromisos35 sea un modo resiliente de actuar para no caer en la tentación de desfallecer y abandonar el barco. A mí me resultó útil en momentos de zozobra y me sigue guiando los pasos para que el riesgo de la caída sea menor.
Poner un sabio en nuestra vida
Es evidente que trabajamos en condiciones de incertidumbre y que cada vez que tomamos decisiones pueden repercutir en la salud y la vida de nuestros pacientes.
Conocernos teniendo en cuenta nuestros compromisos, conocimientos, experiencias, lecturas y maestros a la hora de tomar un camino en vez de otro puede ser de gran ayuda, pero a veces la complejidad va incluso más allá de lo que consideramos nuestras capacidades. En esas circunstancias como dice el filósofo36 puede ser útil poner un sabio como Sócrates, Platón o Spinoza por poner algunos ejemplos, en nuestra toma de decisiones.
Buscar respuestas a cada una de nuestras preguntas difíciles a través de la filosofía, la narrativa o el cine37 suele ser un ejercicio de gran ayuda en la reflexión, análisis y deliberación ética18. En esta deliberación y debate interno lo que nos ayuda a decidir es nuestra inteligencia moral38. Algo que la sociedad y los individuos nos demandan, no solo ser un buen médico sino también un médico bueno.
Reflexiones finales
Me concentro en entender el trasfondo de la sentencia39 en mis lecturas llenas de médicos ejemplares capaces de dar la vida por los demás o en el ejemplo de mis maestros y de los sabios y no puedo sino sentir tristeza por la parte de esa medicina actual de funcionarios y burócratas tan alejada del sufrimiento y el dolor de los demás.
Es posible que entre el sindicalismo médico que me genera desconfianza porque se centra en el oficio y nos desnuda de nuestra esencia que es el profesionalismo, y el heroísmo insensato exista un término medio aristotélico.
Porque no podemos olvidar lo que de verdad importa en la vida, la enfermedad y la muerte40 de las personas.
Existe en nosotros, en lo más íntimo de nuestro ser, un compromiso personal que nos vincula a Hipócrates y Maimónides y que nos recuerda que la labor del médico antes que científica, investigadora, técnica o clínica debe ser virtuosa41 aunque sea preciso esa resistencia íntima42 de la que nos habla Esquirol, porque si nuestra actuación está desnuda de ética por muy brillante que sean sus resultados no será médica, sino técnica desnuda, más propia de máquinas que de seres humanos preocupados por otros seres humanos.
Quizás la lectura serena de libros que de verdad enseñan, el disfrute y aprendizaje en y a través del arte con la pintura, poesía, música, escultura y cine pueda ser de ayuda. El camino es arduo porque existe una percepción colectiva (quizás errónea) de que los médicos ni escuchan ni leen.
Todas las herramientas que sirven como transmisión del ejemplo, la sabiduría y la virtud son para mí caminos hacia al autoconocimiento imprescindible para conocer a los demás. Un camino de presencia, meditación y humildad necesario para que surja la compasión y la posibilidad real de ayudar al que lo necesita en aras del motor principal de la medicina; el altruismo. Un sentimiento capaz de generar conocimiento, emoción, acompañamiento, consuelo y a veces incluso curación.
Para la reflexión
- https://www.hospitalsantjoan.cat/wp-content/uploads/2018/07/Juramento_HIPOCRATICO.pdf
- Marco Aurelio. Meditaciones. Temas de hoy. 1994
- https://www.bioeticadesdeasturias.com/wp-content/uploads/2012/10/Oraci%C3%B3n-de-Maim%C3%B3nides.pdf
- Le Porrier. El médico de Córdoba. Monadori.1999
- De Kruif P. Los cazadores de microbios. Capitán Swing. 2021
- Camus A. La peste. EDHASA. 2002
- Forrellad L. Siempre en capilla. Círculo de lectores. 1982
- Heras G. En primera línea. Península. 2020
- Prasad V.K. Malignat. How bad policy and bad evidence harm people with cancer. John Hopkins University Press. 2020
- O´Mahoney. ¿Can medicine be cured? The corruption of a profesión. Apollo Book. 2019
- Sitges Serra A. Si puede, no vaya al médico. Debate. 2020
- Tolstoi L. La muerte de Iván Illich. Juventud. 2005
- Chéjov A. La sala número seis. Bibliotex. 1998
- Byung-Chul Han. La sociedad del cansancio. Herder. 2017
- https://www.amnesty.org/es/latest/news/2021/03/covid19-health-worker-death-toll-rises-to-at-least-17000-as-organizations-call-for-rapid-vaccine-rollout/
- http://www.medicosypacientes.com/articulo/112-medicos-han-fallecido-durante-la-pandemia-por-covid19-uno-cada-tres-dias
- Mossman K.L. The complexity paradox. Oxford University Press. 2014
- Gracia D. Como arqueros al blanco. Triacastela. 2004
- https://secardiologia.es/comunicacion/noticias-sec/10978-el-renacer-del-profesionalismo-medico
- Gual A, Oriol-Bosch A, Pardell H. El médico del futuro. Med Clin (Barc). 2010;134:363-8.4:73-81.
- Hodges B, Paul R, Ginsburg S & the Ottawa Consensus Group Members. Assessment of professionalism: ¿From where have we come – to where are we going? An update from the Ottawa Consensus Group on the assessment of professionalism, Medical Teacher, 2019; 41:3, 249-255
- Epstein R. Estar presente. Mindfulness, medicina y calidad humana. Kairós. 2018
- Francis G, Intensive care. A GP, a Community and COVID-19. Wellcome Collection, 2021
- Millás J.J, Arsuaga J.L. La vida contada por un sapiens a un neandertal. Alfaguara. 2021
- Ramón y Cajal S. Reglas y consejos sobre investigación científica: Los tónicos de la voluntad. Austral. 2011
- Marañón G. La medicina y los médicos. Espasa Calpe.1962
- Borrell F. Manual de entrevista clínica. Doyma. 1992
- Borrell F. Práctica clínica centrada en el paciente. Triacastela. 2011
- Williams I. Un mal médico. Medicina gráfica. 2020
- Kay A. Esto te va a doler. Planeta. 2018
- Berger J. Un hombre afortunado. Alfaguara. 2008
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- Frankl V. El hombre en busca de sentido. Herder. 1979
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- http://www.homeopatiasuma.com/hablando-de-homeopatia/tipo-medico-quiero-ser-reflexiones-medico-homeopata/
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- https://www.youtube.com/watch?v=1qo3H8LQq8Q
- https://elpais.com/sociedad/2022-01-14/criticas-de-los-sanitarios-a-una-sentencia-que-rechaza-la-demanda-de-mayor-proteccion.html
- Gawande A. Ser mortal. La medicina y lo que importa al final. Galaxia Gutenberg. 2014
- MacIntyre A. Tras la virtud. Austral. 2020
- Esquirol J.M. La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la modernidad. Acantilado. 2015
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