¿Es Obligatorio llevar Mascarilla? El Fin de la Mascarilla en Exteriores
Dr. Gonzalo Fernández Quiroga
Hoy vengo a reflexionar sobre lo que ya es un hecho desde el día 26 de junio: la mascarilla dejó de ser obligatoria en espacios al aire libre siempre que se pueda mantener la distancia de seguridad.
Esa misma mascarilla que, al principio de la pandemia, no servía de mucho según las autoridades sanitarias y que, después, fue obligatoria en todo momento y situación.
Y es que hemos ido un poco a bandazos. Algunos, lógicos, por lo inédito y lo complicado de la situación tan extraordinaria pero, otros, aunque seguramente bienintencionados, muy poco coherentes y contradictorios.
Hace tiempo que sabemos, con los conocimientos que se han ido teniendo, que la transmisión del coronavirus al aire libre es posible pero mínima en comparación con los lugares cerrados y mal ventilados. Sin embargo, aún así, se han mantenido cerrados los parques de niños, por ejemplo, y la obligatoriedad de su uso al aire libre.
Quizá se haya hecho para evitar un relajamiento contraproducente de la población. Pero estamos, una vez más, ante ese tipo de actitudes paternalistas tan frecuentes en esta pandemia. Quizá si se explicaran los motivos, clara y abiertamente, la gente lo entendería y todo podría funcionar mejor.
La máscara
Aparte de su utilidad en evitar la transmisión de microorganismos, no solo coronavirus, la mascarilla es también un símbolo, y no menor.
Recordemos que persona viene de máscara, como las usadas por los personajes teatrales. Aunque, quizás, la etimología tuviese que ver más con el efecto amplificador de la voz que tenían aquellas máscaras (personare, resonar). En todo caso, lo curioso es que persona se ha ido equiparando con el tiempo con ser humano y personalidad ha devenido en significar los rasgos más característicos de cómo se muestra al exterior ese ser humano.
La máscara siempre han ido unida a la historia del hombre. Recordemos las máscaras de la antigüedad, en los ritos de iniciación, de sentido religioso, las máscaras africanas a las que las vanguardias del siglo pasado fueron tan adeptas, las máscaras de nohdel teatro japonés kabuki, el yelmo o las máscaras protectoras de los guerreros medievales, las, también, máscaras medievales de los médicos, en forma de pico de pájaro, para no contagiarse de la peste, las de los carnavales, las del día de los muertos en México, las del Halloween de los Estados Unidos o las de los cómics como Spiderman, Batman o cualquier otro superhéroe.
La mascarilla
La mascarilla, la quirúrgica o la ffp2, por su parte, no es un máscara completa, no nos tapa todo el rostro, pero sí que ha ejercido un poco la función de máscara en cuanto ha cambiado nuestra comunicación, la transmisión de nuestra expresividad, de nuestra identidad y de cómo nos presentábamos al mundo.
La mascarilla, por tanto, además de la simbología de la máscara, ha adquirido durante la pandemia otros significados un tanto contradictorios entre sí.
Por un lado, ha significado el espíritu solidario y comunitario, “me pongo mascarilla para protegerme pero, también, y sobre todo, para protegerte y no contagiarte”. Sin embargo, por el otro, esa “protección” se hace desde la distancia social, desde el individualismo y alejamiento de los otros.
Solidaridad y egoísmo han ido de la mano con la mascarilla en nuestra representación pandémica.
La retirada de la mascarilla
Algunos científicos y políticos contemplan prematura esta retirada de mascarillas. Seguramente no tanto por razones científicas, como decía, sino, más bien, porque eso puede conllevar la (falsa) idea que todo está ya bajo control. El control, esa anhelada sensación que, en realidad, no es posible ni en medicina ni en la vida misma.
Porque ese era el gran poder de este sencillo objeto que se nos ha hecho tan familiar: simboliza el propio devenir de la epidemia. Sin mascarilla parece que ya todo vuelve a la normalidad, ya sea esta antigua o nueva (como les gusta decir a nuestros políticos en esos juegos de palabras que no significan nada).
Pues todo eso, esa compleja simbología, es la que cae después de más de un año de ir con mascarilla a todos lados.
Efectos de la mascarilla
En el blog Hablando de Homeopatía hemos hablado extensamente de los perjudiciales efectos del confinamiento para la salud. Incluso hemos hablado de las diversas afecciones dermatológicas agravadas, o causadas, por el hecho de llevar mascarilla.
Así que, ahora, nos vamos a liberar de esos efectos y nos vamos a sentir más “libres” en general. Sin embargo, es posible que esta retirada represente un problema para ciertos sectores de la población tales como las personas mayores, enfermos con patologías diversas, fóbicos, obsesivo- compulsivos (TOC), etc. Para muchas de estas personas les puede ser especialmente difícil desembarazarse de algo que les confería sensación de seguridad.
Recomendaciones para retirar la mascarilla
Por ello, damos una serie de pequeñas recomendaciones que puedan ser útiles para todos pero, sobre todo, para estas personas.
· Gradualidad
Los individuos que se puedan sentir desprotegidos harían bien en ir retirando la mascarilla poco a poco. No importa cuánto sea este poco. Puede empezarse, incluso, por unos pocos minutos para ir aumentando el tiempo progresivamente. Lo importante es seguir conservando la sensación de seguridad y protección.
· Ser conscientes del miedo
Es normal, para muchas personas, tener un cierto miedo al desprenderse de la mascarilla. Hay que ser comprensivos con uno mismo. Reconocer y no evitar ese miedo será una buena actitud con la que confrontarlo.
Si, pasado un tiempo, siguiese esa sensación de miedo y limitase nuestra vida cotidiana sería el momento de buscar una ayuda profesional específica.
· Disfrutar de las ventajas
Quitarse la mascarilla al aire libre tiene indudables ventajas. Vamos a sentir la libertad de respirar sin filtro, notar de nuevo el aire fresco cuando paseamos, disfrutar del sol, relacionarnos, de nuevo, con mayor soltura con los amigos… En fin, todas esas pequeñas cosas tan importantes para la vida y, subrayo, ¡para nuestro sistema inmune!.
· Aumentar la comunicación
Nuestra comunicación, el cómo nos presentamos al exterior, tal como decíamos al principio, volverá a la “normalidad”. Y esa sensación va a ser positiva. Mucho más para algunos colectivos específicos como las personas sordas, sobre todo niños, que vieron muy mermada su comunicación y su desarrollo expresivo.
Haciendo un poco de resumen, se trataría, entonces, de fomentar todas aquellas experiencias y sensaciones que nos ayudan a superar el miedo y refuerzan la seguridad en nosotros mismos.
Retirada de Mascarilla y Homeopatía
Como ya he comentado, en numerosos escritos de Hablando de Homeopatía hemos hablado de cómo la homeopatía puede ayudar con el miedo, en todas sus formas, y la ansiedad.
Y, puesto que en este caso, estamos hablando del miedo y la ansiedad que la retirada de la mascarilla puede provocar en algunas personas, recomiendo todos ellos y, en particular, los referidos a la agorafobia y al síndrome de la cabaña (miedo a salir de casa).
En ambos, se citan medicamentos homeopáticos y recomendaciones que son perfectamente aplicables a esta situación.
Quitémonos, por fin, la mascarilla, amigos, pero recordemos al tío Óscar (Wilde) cuando afirmaba que “una máscara dice mas que una cara”.
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