¿Cómo defenderías tu país de una invasión? ¿Te esconderías en tu casa o te armarías hasta los dientes para luchar?
Por Dra. Ana María Gálvez Mirón
Médico.
Especialista en Homeopatía por la Universidad de Murcia.
Especialista en Gerontología Clínica por la Universidad de Murcia.
Experta en Medicina Psicosomática y en Trastornos del Comportamiento Alimentario.
Nuestro sistema inmunitario es un ejército entrenado desde que nacemos para defendernos de invasiones de toda clase de gérmenes peligrosos: bacterias, virus, hongos y parásitos.
Sorprendentemente, ante la actual pandemia no se nos explica cómo fortalecernos, si no que se nos insta a utilizar medidas de aislamiento tales como distancia social o protección externa con mascarillas (que pueden producir hipoxia en algunas personas), y desinfectantes, que pueden eliminar la primera barrera natural de nuestra piel, constituida por las bacterias saprofitas que la recubren (las que luchan contra las bacterias nocivas), y por la película de lípidos que la recubren, que tiene acción aislante.
También se nos plantean otras soluciones externas, como tratamientos farmacológicos (algunos de ellos carísimos) o una vacuna cuya evaluación y autorización de comercialización incumplirán los protocolos de seguridad debido a la situación de “emergencia”.
Pero en ningún momento se ha hablado a la población sobre cómo fortalecer el sistema inmunitario en unas semanas o días de forma natural y sin efectos secundarios.
¿Por qué no se dice a la población que comer productos industriales procesados excesivamente refinados y cargados de aditivos es lo primero que afecta nuestro sistema defensivo? ¿Cuántas personas saben que la eficacia de nuestro sistema inmunitario depende en gran medida de nuestra flora intestinal y, por lo tanto, de la calidad de lo que comemos? Las verduras y frutas frescas crudas, locales y de temporada son la mejor manera de proveernos de vitaminas y minerales necesarios para tener una buena inmunidad.
¿Por qué no explicar que el ayuno fortalece el sistema inmunitario en sólo tres días?
¿Por qué no hablar sobre los beneficios de las duchas frías que en pocos días aumentan el nivel de ciertos linfocitos T que son células especializadas responsables de la respuesta inmune celular, dirigida principalmente contra agentes que se replican dentro de las células como los virus?
¿Por qué no explicar que plantas como la equinácea, el astrágalo, la artemisa annua, el sauco o el escaramujo aumentan nuestras defensas en unas pocas semanas? ¿Por qué no hablar de la efectividad de los aceites esenciales antivirales, de la vitamina C en dosis altas, de los minerales como el zinc, selenio y magnesio, de la vitamina D y de los ácidos grasos omega 3?
¿Por qué no explicar la importancia de la actividad física y de los estudios recientes que prueban la rápida efectividad del yoga para fortalecer el sistema inmunitario?
¿Por qué no informar sobre los excelentes resultados obtenidos con medidas complementarias como la ozonoterapia, la homeopatía o el dióxido de cloro?
¿Por qué a la hora de dar las noticias no se tiene en cuenta que el miedo es inmunosupresor y que el bombardeo mediático sólo consigue generar ansiedad y debilitarnos?
¿Por qué no entrevistar a profesionales de la salud integrativa que hablen sobre prevención y tratamiento natural complementario, realizando así un buen trabajo de información?
¿Por qué se silencian noticias como que gracias a la administración de dióxido de cloro se ha conseguido detener la epidemia de Covid-19 en Guayaquil (Ecuador), que ha costado más de diez mil muertes y que del ejército allí desplegado que lo tomaba de forma preventiva sólo han enfermado tres soldados?
¿De verdad los que nos gobiernan saben y son capaces de hacer lo que este país necesita para salir con el menor daño posible de esta situación o, por el contrario, pretenden solucionar esto a base de aislamientos y cuarentenas en espera de una hipotética vacuna que puede tardar años en estar lista?
Si se toman las medidas adecuadas, podríamos seguir trabajando, relacionándonos, inmunizándonos y fortaleciéndonos. Podríamos combatir este virus o cualquier otro que pueda venir después, en vez de convertirnos en una población empobrecida, inmunodeprimida, debilitada, asustada y sumisa a la que vender fácilmente el cuento de que si haces lo contrario de lo que les interesa a los que tienen intereses en esto, te mueres.
Dra. Ana Mª Gálvez Mirón
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