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Homeopatía y la enfermedad de Parkinson

Hace unos días leí una noticia que me  sorprendió y gustó mucho: el pasado mes de abril se celebró en nuestro país, concretamente, en Guadalajara, el Primer Campeonato Nacional de Tenis de Mesa de enfermos de párkinson.  Parece evidente que  estos pacientes observan una mejoría importante a través de este deporte y llegan a disputarse competiciones, incluso,  con carácter mundial.

Es una noticia alentadora toda vez que sabemos que el número de personas afectadas por esta enfermedad  va en aumento de una forma alarmante.

La segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente

 En la actualidad la enfermedad de Parkinson afecta a 1 de cada 100 personas mayores de 60 años. Para 2030 se estima que haya casi 12 millones de pacientes en todo el mundo. 

Estas cifras orientan a la necesidad de atender, fundamentalmente, a su prevención pues la enfermedad de Parkinson es  el segundo trastorno neurodegenerativo  tras la enfermedad de Alzhéimer y una de las causas más frecuentes de discapacidad neurológica.

Hablamos de enfermedades neurodegenerativas en referencia a enfermedades cerebrales que manifiestan clínica y alteraciones neuropatológicas diversas. Afectan al movimiento, al razonamiento y a la memoria llegando a una progresiva pérdida de   autonomía debido a la degeneración y muerte de las neuronas, que son la unidad básica de funcionamiento del sistema nervioso. Lo que distingue a unas enfermedades de otras es el área cerebral  y los grupos de neuronas afectadas. 

En esta ocasión, vamos a tratar  sobre la enfermedad de Parkinson, cómo se desarrolla,  sus síntomas,  cómo ayudar a prevenir y  su tratamiento. Abordaremos también las posibilidades de la homeopatía como tratamiento coadyuvante para atender la sintomatología.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

 Descrita por el médico británico James Parkinson  en 1817, de quien toma su nombre, se caracteriza por presentar alteraciones motoras con temblor, rigidez muscular y enlentecimiento del movimiento. 

Además aparecen dificultades cognitivas, cambios en el estado de ánimo, y trastorno del habla.

Sabemos  que, en la mayoría de los  casos, existen tres fases en la evolución de la enfermedad:

1ª-Un tiempo preclínico en el que ya se producen alteraciones neuronales y todavía no se manifiesta ningún síntoma.

2ª-Aparición de los primeros síntomas.

3ª-Discapacidad progresiva.

¿Y  qué les ocurre a las neuronas afectadas? 

La base anatomopatológica de la enfermedad es  la pérdida selectiva de neuronas  dopaminérgicas en  la pars compacta de la sustancia nigra. Se  produce, entonces, un desequilibrio en la función de los ganglios basales, de los que depende el movimiento voluntario, la postura y el habla.  Los principales síntomas motores se relacionan con una hiperactividad del núcleo subtalámico.

A nivel intracelular  aparece una alteración  y degradación de una proteína  conocida como alfa sinucleina que se deposita  en el citoplasma de las neuronas y que las células no pueden descomponer. Son los  llamados Cuerpos de Lewy.

Estos cuerpos ocupan,  progresivamente, diferentes áreas desde el bulbo olfatorio hasta la sustancia nigra  pars compacta, afectándose en los últimos estadios  la corteza límbica, el área cortical prefrontal y las cortezas motora y sensorial primarias, con una inhibición del tálamo motor. El estrés oxidativo, la inflamación y el fallo energético  en la mitocondria provocan la muerte neuronal y la denervación dopaminérgica de las proyecciones de la sustancia nigra hacia el nucleo estriado.

Ya vemos que la afectación cerebral es tremendamente complicada y todavía se sigue estudiando  sobre la    precisión  de estos núcleos  y  de cómo  la enfermedad   afecta a la transmisión de la información  que  de ellos depende. 

¿Cómo reconocer la enfermedad?

El enfermo con párkinson va a  presentar,  de manera  lenta y progresiva,  los síntomas siguientes:

  1. Alteraciones motoras

Temblor de reposo de baja frecuencia, generalmente en una mano o dedos.

Rigidez muscular.

Lentitud o bradicinesia.

Movimiento escaso.

-Desequilibrio.

-Escaso balanceo de los brazos al caminar.

Rostro con expresión leve o nula- hiponimia.

-Habla incompresible.

-Alteración en escritura.

-Problemas en la deglución y masticación.

Y estas alteraciones van a hacer que el paciente tenga dificultad para llevar a cabo actividades cotidianas, como vestirse y realizar  movimientos finos y precisos, entre otras que comentamos a continuación.

Observaremos que  camina con pasos más cortos, arrastra los pies y le falta de agilidad  para levantarse desde la posición sentada.

La rigidez ocasiona dolor y limita los movimientos, modifica la postura y altera el equilibrio.

Algunos movimientos inconscientes, como la sonrisa y el parpadeo pueden reducirse.

El volumen de su voz  llega a ser muy bajo, con una conversación monótona, sin vocalizar.

También puede resultarles  difícil  escribir y al hacerlo es con una letra más pequeña.

  1. Alteraciones cognitivas,  que suelen ocurrir  en las etapas más avanzadas de la enfermedad:

-Falta de atención  y concentración.

-Disminución  de la memoria.

-Dificultad para pensar.

  1. Cambios emocionales,  a menudo como consecuencia de la limitaciones que van apareciendo:

 -Miedo.

 –Ansiedad.

 -Pérdida de motivación. 

 -Cambios afectivos.

 –Depresión.

     4 – Otros  síntomas.

  • Trastornos del sueño, que se presentan con dificultad para dormir, despertares nocturnos y somnolencia durante el día.
  • Estreñimiento, debido a la lentitud intestinal.
  • Cansancio como consecuencia de no descansar bien por la noche y por el sobreesfuerzo con el movimiento. 
  • Alteración del olfato por afectación del bulbo olfatorio.
  • Trastornos visuales con visión borrosa y alteración de la visión de los colores.

Esta afectación  progresiva  dificulta la realización de las tareas cotidianas y, paulatinamente, el paciente pierde autonomía,  con un deterioro en sus relaciones socio-familiares. La aparición  de  apatía, tristeza y desánimo  pueden desembocar en importantes cuadros depresivos. Todo ello supone un gran cambio en la calidad de vida del enfermo y de sus familiares.

¿Qué sabemos sobre las causas de la enfermedad de Parkinson?

No se conoce  la etiología  de la enfermedad, pero parece ser que las causas  se podrían relacionar con  la combinación de elementos genéticos y ambientales.

Se han identificado alteraciones  genéticas específicas, asociadas a una herencia autosómica recesiva,  en algunos miembros de la misma familia  que padecen  la enfermedad pero, aun  queda mucho por investigar en ese campo.

Lo que sí  parece que es cada vez más evidente es la importancia de los tóxicos  y disruptores endocrinos presentes en alimentos, en el medio ambiente, plásticos,  en cosmética e incluso en juguetes. Hablamos de pesticidas, herbicidas, insecticidas, bisfenoles,  ftalatos, metales pesados  y compuestos fluorados.

Estas sustancias químicas penetran en nuestro organismo a través de la respiración, de los alimentos y  de la piel. Provocan desequilibrios hormonales con daños en el aparato reproductor,  sistema inmunitario y alteraciones en el sistema neurológico.

Se sabe que son acumulativas y que sus efectos son irreversibles.

Nuestro  compañero, el Dr. Guillermo Basauri, escribió un extenso post en este mismo blog  Disruptores endocrinos y Homeopatía: protege tu salud. (homeopatiasuma.com) y su  importancia para la salud. 

Es posible que, en algunos casos, no podamos hacer mucho por evitar la enfermedad, pero sí es responsabilidad individual el tomar conciencia  del daño que estas sustancias  producen y poner especial cuidado en lo que  consumimos  y en   nuestros hábitos, haciendo pequeños cambios día a día.

Al igual que el Dr. Basauri  yo también invito  a  saber más a través del libro Libérate de los tóxicos. Guía para evitar los disruptores endocrinos, del Dr. Nicolás Olea.

 ¿Qué tratamientos se utilizan en la enfermedad de Parkinson? 

Ningún fármaco ha demostrado un efecto curativo de la enfermedad de Parkinson. 

Se investiga para conseguir detener el avance de la enfermedad pero la realidad es que contamos únicamente con medicamentos para ayudar  a controlar los síntomas.

 Estos  fármacos  se prescriben según la  fase de la enfermedad  y  requiere  un estudio detallado del enfermo para adecuar las dosis con eficacia.

La introducción de la levodopa o L_DOPA,  aminoácido precursor  de la dopamina,  abrió grandes horizontes en el tratamiento desde principio del siglo XX, lo que hizo abandonar técnicas ablativo-quirúrgicas practicadas en la época.

La levodopa   es utilizada por las células nerviosas para producir dopamina. En la actualidad se suele asociar con  carbidopa, y así poder  reducir las dosis de levodopa, minimizando  los efectos secundarios que ésta produce: nauseas, vómitos, sequedad de boca, trastornos digestivos, confusión e intranquilidad. 

Se suelen recomendar otros muchos medicamentos en función de los síntomas que van apareciendo, regulándolos  según los efectos adversos que se presentan. 

A medida que avanza la enfermedad aparece una mayor dificultad para la recaptación y liberación de la levodopa ingerida y es necesario adecuar la dosis establecida.

Las complicaciones derivadas del uso de levodopa han vuelto a introducir técnicas de intervención  sobre  el núcleo palidum, actualmente perfeccionadas  con técnicas de ultrasonido focal de alta intensidad, lo que significa una esperanza  con una estrategia no quirúrgica.

Otras terapéuticas que suman

 Es muy importante que este tratamiento farmacológico  se complemente con otras terapias:

-Fisioterapia y ejercicio físico que  combinadas entre ellas  van a facilitar la movilidad, disminuir la rigidez y a conseguir una mejora importante de la atención y de la coordinación. Es  muy recomendable la  actividad aeróbica, el  entrenamiento de fuerza, equilibrio,  agilidad y estiramientos.

En ese sentido empezaba este post hablando de la importancia del tenis de mesa como ejercicio aeróbico-anaeróbico que proporciona, según testimonio de los enfermos, mejoras en la atención visual  ojo mano, precisión en el manejo de la pala, más  rapidez de reflejos y mejora en el movimiento. Esto ha sido reconocido por las asociaciones de enfermos de párkinson y está previsto impulsar estudios en hospitales  sobre el impacto positivo de este deporte en la enfermedad.

-Psicoterapia, de gran ayuda en los cambios emocionales que vayan apareciendo para  que el paciente pueda  reconocer y adaptarse a la evolución de la enfermedad.

-Nutrición. Es imprescindible un correcto asesoramiento sobre alimentación. La dieta no es muy diferente a una dieta saludable óptima para todos. Sí que es muy importante coordinar los horarios de comida con la  toma de medicación. 

Hay que asegurar un consumo optimo de grasas de origen vegetal (aguacate, frutos secos) y pescado azul; azúcares no refinados (frutas y verduras, cereales, arroz y pastas integrales) proteínas (pescado, legumbres, lácteos,  huevos y carne magra).

Especial cuidado  se debe tener con la hidratación pues los pacientes de párkinson tienen un exceso de sudoración y a menudo se olvidan de beber.

Logopedia  muy recomendable para ayudar a los enfermos  a que se puedan comunicar y no se altere su calidad de vida.  Será muy Importante para corregir disfunciones orofaciales  y atender la voz débil, monótona o nasal. El logopeda ayudará en la dificultad que suelen tener  estos pacientes para iniciar el habla y podrá realizar un tratamiento preventivo o  terapéutico  para tonificar los músculos faciales.

Con técnicas  adecuadas podrá mejorar la deglución y alimentarse de forma segura, evitando atragantamientos, tos y babeo.

¿Y cómo podemos ayudar con Homeopatía?

Sí,  digo ayudar porque como ya se ha comentado no podemos hablar de curar.

No obstante  con el uso de medicamentos homeopáticos se abre una posibilidad optimista en el tratamiento de los síntomas porque pueden asociarse al tratamiento que tengan  prescrito  los pacientes y que deben mantener.

Pero vamos a poder recomendar fármacos  que  no presentan los efectos adversos  y, en muchos casos, se puedan adecuar las dosis de otros medicamentos  si se consigue  controlar mejor los síntomas.

La calidad de vida de los enfermos se optimiza al controlar el temblor, disminuir la rigidez y dificultad en la marcha,  los trastornos del sueño, el estreñimiento y los cambios emocionales. 

El médico homeópata hará una valoración de cada caso, de los síntomas a tratar y pautará el tratamiento  idóneo.

Porque no olvidemos que los medicamentos homeopáticos   son eficaces, compatibles con otros fármacos y pueden  prescribirse con seguridad en personas polimedicadas.

Contestaré con gusto los comentarios y opiniones  que queráis dejar.

Un abrazo

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