Dra. Mª Jesús Galán Dueñas. Médico Integrativo.
Col. nº 4109943 (Sevilla)
La Homeopatía llegó a mis manos como tantas otras cosas, de la mano de mi madre que, aun siendo enfermera, ya la utilizó con una hermana pequeña que presentó un cuadro de artritis reumatoide infantil a la que la medicina convencional no supo dar otra solución que corticoides de por vida y pronóstico poco halagüeño cosa que ella se negó a aceptar, y la llevó a uno de los pocos médicos homeópatas que por aquel entonces, había en ejercicio en Sevilla.
El éxito conseguido con ese tratamiento me impactó pero no tanto como cuando la volví a descubrir, varios años más tarde, ya como médico. Realmente fue como un “reconocer” lo que siempre había buscado en las aulas de la facultad y que jamás encontré dentro de lo que allí se enseña; pero encontrarme con una terapéutica que abordara de forma integral a la persona enferma y sin los riesgos habituales de los efectos secundarios que tanto miedo me produjeron cuando me planteaba pautar un tratamiento con la medicina convencional, supuso algo similar a lo que debieron experimentar los arqueólogos que descubrieron la Piedra Rosseta. Y tengo que decir que su encuentro me hizo dejarlo todo y enfocarme hacia su conocimiento.
Luego vinieron años de estudio intensivo y de clínica con cientos de pacientes que en su mayoría venían tras haber probado de forma ineficaz otras terapias, y el proporcionarles mejorías ostensibles en algunos casos y curación en otros muchos, fué consolidando mi decisión de optar por este tipo de medicina y la satisfacción por la decisión tomada.
El trabajar con Homeopatía me ha proporcionado la posibilidad de ejercer la medicina tal y como yo la concibo: atender al hombre que sufre y entender su sufrimiento. Para buscar el tratamiento adecuado, hay que llegar a comprender el modo de gestarse la patología en esa persona y el modo en el que el paciente vive su enfermedad, con lo cual se establece una verdadera relación terapéutica desde la fase de la anamnesis, que ya de por sí, inicia una comunicación profunda persona a persona, muy beneficiosa de cara a la curación. Sin duda, no acaba ahí la cosa: son precisos años de estudio y un trabajo casi de taxidermista para ver cada una de las parcelas que componen la enfermedad, para después recomponer la imagen de la persona enferma y asociarla al medicamento homeopático adecuado, es decir, que más se asemeje en lo patológico, para conseguir que se produzca el efecto terapéutico deseado.
La Homeopatía me ha permitido llevar ya más de 30 años ejerciendo mi profesión y seguir teniendo ilusión por cada paciente nuevo que entra en mi consulta, con los ojos del que cada día se encuentra con retos nuevos que abordar y sin el hartazgo que observo en otros compañeros de promoción, que ya están más enfocados hacia la jubilación que hacia la ilusión. Me ha permitido que mis tres hijos no hayan sabido lo que es un Ibuprofeno, un Paracetamol o un antibiótico, hasta que han tenido amigos que se los han enseñado, y que gracias a Dios y a la Homeopatía, se hayan criado sanos y fuertes. Y también me ha proporcionado la satisfacción de que ya son en muchas ocasiones tres, las generaciones de pacientes los que acuden a mi consulta, lo cual habla de la satisfacción por los beneficios que les ha producido el tratamiento, y la confianza que les lleva a recomendárselo a sus hijos y nietos.
Siempre me sentí libre y arropada por mi Colegio de Médicos en la formación en Homeopatía y en mi ejercicio profesional con esta terapéutica, hasta que hace bien poco comenzaron a cambiar su actitud, antes respetuosa y considerada, por otra inquisidora y dogmática. No sé si estuvieron influenciados por las tendencias nefastas de los pseudoescépticos o quizá también por presiones monetarias. En cualquier caso no quisiera insistir demasiado en este tema porque tengo la certeza de que la Homeopatía ha superado muchas adversidades a lo largo de sus doscientos años de existencia, y va a seguir saliendo a flote a pesar de las tempestades a las que se pueda ver sometida: la experiencia de los profesionales que la ejercemos y la de los pacientes que han visto ceder sus padecimientos con ella, no pueden ser silenciados, y hay una tendencia imparable a nivel mundial hacia las terapias más suaves, respetuosas con el paciente y con eficacia probada, y la Homeopatía es pionera y líder en este tipo de planteamientos.
Que la luz nos acompañe.
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