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Patologías
Por Dr. José Ignacio Torres
¿Qué es la hipocondría?
Para la Real Academia Española1 el término hipocondría es la preocupación extrema por la salud, de carácter patológico.
Desde el punto de vista médico y psiquiátrico la hipocondría es un problema de salud que se incluye en los trastornos de somatización2, y se denomina trastorno de ansiedad por enfermedad en el DSM-V.
Es un trastorno3,4 caracterizado por la presencia de un elevado nivel de miedo, preocupación y ansiedad ante la creencia o el convencimiento de estar padeciendo una enfermedad médica grave, o bien por la posibilidad de estar contrayéndola.
Esta creencia proviene de la percepción de pequeñas alteraciones o sensaciones que se interpretan como signos inequívocos de trastornos graves que en ocasiones aparece después de que la propia persona o alguien de su entorno haya sufrido una enfermedad larga, dolorosa o que haya concluido con la muerte del enfermo.
Habla Adam Kay en su libro Esto te va a doler desde una perspectiva hospitalaria5 y en un contexto de urgencias de los “sanos preocupados” o hipocondríacos y los cibercondríacos.
La hipocondría digital o cibercondría6 es un término de reciente aparición (no figura en los manuales diagnósticos), que consiste en un desorden mental por el que la persona cree de manera infundada que tiene una o más enfermedades basándose en evidencias muy débiles, ambiguas o totalmente imaginarias encontradas en la red.
¿Cuál es la causa de la hipocondría y los trastornos de somatización?
Las posibles causas son múltiples7,8 (figura 1) tanto biológicas cómo psicológicas y vivenciales relacionadas con factores genéticos, biológicos (hiperactividad del loecus coerulus y cambios en el volumen de la amígdala) y experiencias infantiles (carencias afectivas, maltrato, abusos, modelado de enfermedad de los padres, experiencias de la enfermedad como afrontamiento).
Se han definido tanto factores predisponentes (que hacen que esas personas sean más vulnerables a la enfermedad), precipitantes después de acontecimientos vitales estresantes y mantenedores que actúan una vez iniciada la enfermedad aguda y favorecen su cronicidad.
Suele observarse este trastorno con más frecuencia en mujeres, personas de baja clase social y poca educación, en aquellos con una personalidad con rasgos histriónicos, o que tienen antecedentes de enfermedades psíquicas como ansiedad, depresión, trastorno de personalidad y abuso de sustancias y en los que tienen incapacidad para expresar emociones.
En mi experiencia, después de haber atendido a muchos pacientes con trastornos de somatización me he encontrado con circunstancias como la sobreprotección en la familia, las dificultades en las relaciones con los padres por falta de afecto a veces con sentimientos de abandono, la separación de los padres, el maltrato, el alcoholismo paterno, los abusos, la necesidad de adoptar un rol de adulto que no le corresponde por la edad, los problemas de identidad sexual o la historia familiar de enfermedades crónicas que llevan a estas personas a desarrollar una personalidad insegura con tendencia a que sus perspectivas sean negativas, dificultad para ser asertivos y expresar emociones de modo que la única manera de comunicarse con los demás es a través de sus síntomas con un aumento de la sensibilidad física y emocional al dolor y a otras sensaciones. De modo que, por medio de la enfermedad consiguen ser escuchados y atendidos.
Figura 1. Causas del trastorno de somatización. adaptado de García Campayo J. Dicen que no tengo nada. Las somatizaciones. Singlatana.2015
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de somatización?
Los síntomas relacionados con el trastorno de somatización7,8 son múltiples y engloban a todos los órganos y aparatos de nuestro cuerpo.
Los más frecuentes son dolor de espalda, mareos, vértigo, dolor en extremidades, gases en el estómago, dificultad para respirar, palpitaciones, artralgias, dolor torácico, náuseas, dolor abdominal, diarrea, dificultad al tragar y dismenorrea.
¿Cómo se diagnostica el trastorno de somatización?
Aunque existen datos del conocimiento de los trastornos de somatización desde la antigüedad disponemos de criterios diagnósticos establecidos8 para los trastornos somatomorfos desde 1980 en el DSM-III.
Consideramos que un paciente puede padecer un trastorno de somatización después de haber descartado la presencia de una enfermedad física cuando:
- Sufre molestias físicas con una exploración y pruebas complementarias normales.
- Cree que tiene una enfermedad física importante.
- Busca de forma reiterada ayuda en diferentes consultas médicas con diferentes especialistas.
- Sigue convencido de que tiene un problema de salud a pesar de la información del médico.
Es bastante frecuente en estos pacientes que el trastorno de somatización venga asociado con otros problemas como depresión, ansiedad o trastornos de adaptación que precisan ser tratados.
En mi experiencia, los pacientes nos consultan por síntomas centrados en un aparato, especialmente cefaleas, dolores de espalda, síntomas digestivos con gases y dolor de estómago o diarrea y es después de varias consultas cuando una vez establecida una relación de confianza y echando la vista hacia atrás encontramos en primer lugar una larga historia de múltiples síntomas y consultas médicas y después de meses o años de tratamiento circunstancias predisponentes, precipitantes y mantenedoras que son preciso abordar y tratar.
Suelo decirles que empezamos viendo la punta del iceberg y que necesitamos ir descubriéndolo entero hasta llegar al fondo.
Cuando el miedo domina al individuo
La hipocondría es una de las formas de presentación de un problema de somatización (figura 2) que se caracteriza porque el paciente está convencido de que tiene una enfermedad grave e irreversible8. Los trastornos de somatización suelen manifestarse entre los 20 y 30 años siendo más frecuente en mujeres8,9. Sin embargo, el diagnóstico puede ser más tardío, después de años de evolución.
¿Cómo se trata el trastorno de somatización?
El tratamiento del problema de salud de estos pacientes suele ser complicado (figura 6) porque:
- Realizan consultas múltiples a muchos médicos diferentes. Lo habitual cuando les atendemos es que hayan consultado previamente al diagnóstico a familiares, amigos, redes sociales, diferentes especialistas médicos y a médicos de familia.
- Habitualmente no admiten el diagnóstico y relacionan la falta de atribución de sus síntomas a una enfermedad física a la incapacidad de los médicos.
- Son pacientes difíciles para la mayoría de los médicos por su complejidad diagnóstica y terapéutica.
- El tiempo escaso de las consultas dificulta establecer el vínculo y proponer una estrategia a largo plazo.
- Requieren escucha activa, paciencia y afecto para poder ser ayudados.
- Los profesionales pueden sentir rechazo hacia estos pacientes por sus continuas quejas y su frecuente insatisfacción con el Sistema de Salud que dificulta la relación terapéutica.
Figura 3. El diagnóstico y tratamiento de estos pacientes suele llevarnos de cabeza.
Para los médicos de familia las consultas de pacientes con síntomas de somatización sin una clara explicación clínica son muy frecuentes y pueden llegar a constituir el 15- 25% de las consultas en Atención Primaria9.
Antes de proponer el tratamiento, es fundamental establecer un vínculo con el paciente que facilite la confianza para trabajar juntos y con la familia para poder avanzar en los objetivos progresivos de mejoría de la enfermedad.
Lo que no hay que hacer
Antes incluso de saber cómo actuar de modo adecuado es más importante conocer lo que no hay que hacer siendo indispensables estas tres premisas:
- Establecer una relación de ayuda basada en una buena comunicación mediante escucha activa y una actitud empática y compasiva.
- Informar al paciente del diagnóstico y de los pasos a seguir siendo consciente de que lo más habitual es que niegue que su problema sea un trastorno de somatización, lo que precisa de afecto, paciencia y compromiso.
- Evitar los errores más habituales, como son los diagnósticos inadecuados, la solicitud de más pruebas cuando no son necesarias, los tratamientos inapropiados que pueden producir más daño que beneficio y las derivaciones a otros especialistas que fomentan la idea de que hay que seguir investigando hasta el infinito.
En definitiva, debemos evitar centrarnos en los síntomas físicos que nos lleven a proponer diversos tratamientos, pruebas y derivaciones que retrasen el diagnóstico y dificulten la comprensión del problema por parte del paciente.
Lo que hay que hacer
Lo ideal es que el paciente sea tratado por un único médico, siendo el más apropiado el médico de familia.
Se aconseja citar al paciente de forma regular con objetivos concretos y claros y consultas breves previamente negociadas, explorar únicamente en cada consulta la zona de queja somática (abdomen, corazón…), interpretar los síntomas desde un punto de vista comunicacional integrándolos en la biografía del paciente, diagnosticar en función de los signos (datos objetivos) y no de los síntomas (quejas del paciente) y derivar a los servicios de salud mental tras haberlo decidido con el paciente si es preciso.
Tipos de tratamiento
En el tratamiento de estos pacientes (figura 4) pueden emplearse psicoterapia, psicofármacos y otras terapias incluida la homeopatía.
Figura 4. Tratamiento de los trastornos de somatización. adaptado de García Campayo J. Dicen que no tengo nada. Las somatizaciones. Singlatana.2015
¿Qué aporta la homeopatía en el tratamiento de los pacientes con hipocondría y trastorno de somatización?
En mi experiencia, el tratamiento de pacientes con trastornos de somatización es cotidiano y complejo en la consulta del Centro de Salud.
Después de establecer el vínculo, que suele ser más sencillo por el hecho de ser su médico, intento proponer mi opinión diagnóstica y proporcionar información oral y escrita para decidir, de forma conjunta en la siguiente consulta (a ser posible en un tiempo breve), los pasos a seguir desde el punto de vista diagnóstico y terapéutico.
Propongo al paciente biblioterapia8,10 con la elección del libro apropiado en función de cada caso (especialmente con dos libros8,10 que me han sido de gran ayuda ), para el inicio y mantenimiento del tratamiento y la comprensión de la enfermedad por parte del paciente, además de psicoterapia de apoyo, información oral y escrita sobre el problema de salud, psicoterapia cognitivo-conductual, técnicas motivacionales, afrontamiento adaptativo, psicofármacos, técnicas de relajación, mindfulness y homeopatía.
La homeopatía11 aporta la posibilidad de tratar los síntomas de ansiedad y bajo ánimo del paciente y sus temores, reducir o evitar en algunas ocasiones el empleo de psicofármacos y ayudar a establecer un equilibrio en la salud global del paciente.
Podemos establecer el tratamiento homeopático desde una perspectiva etiológica, considerando aquellos factores predisponentes y precipitantes (figura 5), sintomática en función de las molestias predominantes (figura 6) en cada paciente y globalizado con el empleo de un tratamiento de fondo (figura 7).
Figura 5. Algunos medicamentos homeopáticos etiológicos en el tratamiento de la hipocondría y trastorno de somatización.
Desde el punto de vista etiológico pueden ser de gran ayuda medicamentos en función de la historia clínica del paciente y sus sentimientos. Por ejemplo, de frustración y rabia contenida (Staphysagria o Colocynthis), de tristeza con sensación de abandono (Pulsatilla o Silicea), de culpa (Causticum), de pérdida con pena (Sepia o Natrum muriaticum) o de resentimiento (Nitricum acidum).
Elegiremos los medicamentos sintomáticos en función de las molestias predominantes del paciente, digestivas, neurológicas, musculares, respiratorias o cardíacas. Pueden ser útiles medicamentos como Ignatia amara, Moschus, Strychninum, Menyantes, Cenchris contortix, Asa foetida, Kalium carbonicum, Spigelia, Lycopus , Iberis, Actaea racemosa, Arnica montana o Nux vómica entre otros.
Figura 6. Algunos medicamentos homeopáticos útiles en el tratamiento sintomático de los trastornos de somatización.
En el tratamiento de fondo los medicamentos homeopáticos más útiles para el tratamiento de los pacientes con hipocondría son Arsenicum álbum, Natrum sulphuricum, y Thuya occidentalis, además de medicamentos de ayuda cuando el paciente siente nosofobia (miedo a la enfermedad) como Argentum nitricum, Calcárea carbonica, Kalium carbonicum, Mercurius, Nitricum acidum y Phosphorus o miedo a la locura Calcárea arsenicosa, Mercurius solubilis, Sepia.
¿Cómo suelen ser las consultas de estos pacientes?
Carmen es una viuda de 77 años que acude a la consulta por mareos.
Desde el primer momento transmite angustia en su relato que es largo, prolijo y que acompaña con una lista escrita en un papel de síntomas digestivos, picor y lesiones en la piel, respiratorios, locomotores y cardíacos con una locuacidad difícil de parar.
Después de un tiempo largo de escucha y una exploración física que es normal, le propongo seguir con el tratamiento inhalador para su problema de asma y decidimos realizar analítica y un electrocardiograma, que como era de esperar son normales. Y le hago la pregunta habitual sobre el posible origen emocional de sus síntomas que deja pasar con un largo silencio.
Vive sola, pero necesita estar acompañada porque así se siente mejor y pasa muy malas noches con nerviosismo y ansiedad de madrugada que le impiden descansar bien. Se toma infusiones calientes a sorbitos para sentirse mejor de los nervios.
Dice que es una mujer mayor pero que tiene miedo de tener algún problema de salud importante y que por fin ha conseguido que alguien le escuche.
Figura 7. Algunos medicamentos homeopáticos globales útiles en el tratamiento de los trastornos de somatización.
Se queja del comportamiento de las personas que le ayudan en casa y en general de la gente. Y de no poder ir a la playa, porque siempre está mejor al calorcito.
Concertamos citas programadas a primera hora de la mañana, porque ella no puede esperar y no quiere contagiarse en la sala de espera. Por eso, siempre llega antes de tiempo.
Lleva todo anotado en su libreta para no dejar pasar ningún detalle, lo que hace que sus consultas sean siempre largas y prolijas por su locuacidad y complejas porque salta de un tema a otro y lo hace con mucha meticulosidad de modo que es imposible interrumpirla. Cuando le informo sosegadamente de que nuestro tiempo es limitado sigue hablando sin parar.
Siempre muestra gran pulcritud en el lenguaje y en su indumentaria (en demasía para la temperatura) y suele ser crítica con los servicios públicos, la educación y el comportamiento de los demás.
Me confiesa que ha acudido a muchas consultas privadas (de médicos famosos o catedráticos que yo debería conocer) con diagnósticos variados y que suele llamar a familiares y amigos médicos siempre que tiene una consulta. Y después me dice: “Pero yo vengo a tu consulta porque me siento más tranquila hablando contigo”.
A pesar de nuestra cordial relación se muestra desconfiada y no sigue mis recomendaciones previamente pactadas. Además, le sientan mal los tratamientos propuestos que deja al primer o segundo día de comenzados, lo que aumenta la complejidad a la hora del diagnóstico y el tratamiento.
Después de varias consultas y de considerar la posibilidad de que su problema sea un trastorno de somatización me informa que no piensa leer esos libros que le he recomendado ni hacer las tareas que le he propuesto y que su primo el radiólogo le ha insistido en que ella no tiene ese problema de salud.
Carlos tiene 28 años y nos conocemos desde hace más de 5 años.
Cuando empezó a venir a la consulta siempre lo hacía con su madre y a veces con su hermana.
Se sentía muy preocupado por una diarrea de meses de evolución con pérdida de peso y molestias abdominales.
Durante meses, y después de que la exploración física fuera siempre normal y de múltiples pruebas analíticas y de imagen normales, le plantee la posibilidad de que el problema fuera emocional, lo que rechazó de plano (como lo hacen todos los pacientes) y decidimos consultar con un especialista de aparato digestivo que después de más pruebas, incluidas gastroscopia y colonoscopia le explicó que no presentaba ninguna enfermedad digestiva.
La angustia en el paciente y en su familia eran patentes y durante muchas consultas me hacía sentir impotente por no poder ayudarles.
Estando de baja y después de una escasa mejoría con los tratamientos propuestos por mí y por el especialista accedió a considerar la posibilidad de un tratamiento con psicofármacos, que ya lo había insinuado también el especialista y consultar con salud mental.
El tratamiento funcionó, con una clara mejoría a las tres semanas de su inicio, lo que le permitió volver a trabajar y viajar con su pareja.
Tuvo que pasar casi un año desde las primeras consultas para que admitiera la posibilidad de que su problema fuera psicológico.
Ahora, cuando han transcurrido los años y ante una situación estresante ha recaído y precisado de nuevo la baja y tratamiento con psicofármacos me da permiso para analizar los posibles factores predisponentes y precipitantes de su enfermedad, acepta las tareas que le propongo y me dice que después de leer el libro que le he aconsejado está un 70% seguro de que padece un trastorno de somatización.
El camino siempre es largo y difícil (figura 8) en el tratamiento de estos pacientes y requiere un abordaje desde varias perspectivas terapéuticas (siendo la homeopatía de gran ayuda) y frecuentemente multidisciplinar contando con especialistas en salud mental; pero merece la pena, sabiendo que los obstáculos y los atajos aparecerán antes de poder llegar al fondo del iceberg y poder conocer lo que no vemos.
Figura 8. El camino en el tratamiento de los pacientes con trastorno de somatización.
Bibliografía
- https://www.rae.es/dpd/hipocondr%C3%ADa
- American Psychiatric Association. Illness anxiety disorder. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing, 2013:315-318.
- https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001236.htm
- https://psicologiaymente.com/clinica/hipocondria
- Kay A. Esto te va a doler. Planeta. 2018
- White RW, Horvitz E. Experiences with Web Search on Medical Concerns and Self Diagnosis. AMIA Annu Symp Proc. 2009; 2009: 696–700.
- https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000955.htm
- García Campayo J. Dicen que no tengo nada. Las somatizaciones. Singlatana.2015
- Pascual P, Cerecedo MJ. Somatización o síntomas somáticos y trastornos relacionados. AMF. 2015;11(5):281-286
- Dyer W. Tus zonas erróneas. De bolsillo. 2010
- Diez Llambrich X. Nociones de psiquiatría homeopática. www.prescribohomeopatia.com. Facultad de Medicina. Universidad de Zaragoza. 2013
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